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El paso de la borrasca Konrad en Cádiz

Otra noche de mierda en el Guadalquivir

El nuevo incidente ocurrido en Lebrija, donde se detectaron hasta siete narcolanchas, pone de manifiesto el trasiego constante de estas embarcaciones por Cádiz y Sevilla

Guadalquivir: El río de la coca

Un helicóptero de la Guardia Civil buscando posibles tripulantes de las narcolanchas ayer en el río. / Antonio Pizarro
Pedro M. Espinosa

13 de marzo 2025 - 06:00

Antes incluso de que el sol sea engullido por Doñana y la noche se apropie del Bajo Guadalquivir, las narcolanchas comienzan a remontarlo con descaro. Hay noches en las que se han avistado hasta 15, en una danza de motores y aguas revueltas que lo convierten en un avispero. Las tormentas con nombre propio que levantan olas enormes en el Atlántico obligan a los narcos a acercar sus monstruos marinos a la costa. Buscan refugios en puertos pero también en el río. La tarde del martes estaba siendo casi tranquila. Bah, siete gomas de nada recorriendo los caños de esa autopista acuática del hachís y la cocaína que entra en Europa por su frontera sur. Minucias. Claro que todo tiene un límite. La patrullera Río Iro del Servicio Marítimo de la Guardia Civil recibió el aviso de que había fiesta de pijamas y se echó al río. Comenzó la cacería apoyada por un helicóptero. Llegó la caballería. La misión estaba clara: echar a los narcos. Cinco gomas salían del conocido como Caño de los Jerónimos, a la altura de Lebrija, intentando escapar del acoso benemérito cuando una de ellas, en una maniobra arriesgada, pasó por encima de otra narcolancha que en ese momento estaba abarloada a una tercera. Esta embarcación llevaba petacas de gasolina y realizaba un cambio de guardia. Se acabó la tranquilidad. Otra noche de mierda en el Guadalquivir.

Como resultado del incidente, dos tripulantes de las embarcaciones resultaron heridos. Uno de ellos fue trasladado hasta Sanlúcar y desde allí, a un centro hospitalario. Está grave en la UCI, con la cadera rota y un neumotórax. El segundo herido fue trasladado hasta el hospital sevillano de Valme con una fractura doble en su brazo izquierdo. Estas dos personas son de Algeciras y Marruecos. Otros ocupantes cayeron al agua y, según apuntaron fuentes, fueron recogidos por sus compañeros antes de emprender una huida desesperada. Ninguno de los dos heridos ha querido abrir la boca. La ley del silencio se impone en estas situaciones.

Es el día a día de un negocio que ofrece suculentos beneficios hasta al chico de los recados y que tiene cansados a los agentes. El resultado final de la lucha entre una patrullera y siete narcolanchas es precedible. A menos que seas como el sastrecillo valiente del cuento, capaz de acabar con siete de un golpe, ellos ganan. “Hay noches en que hemos llegado a detectar hasta 15 gomas entrando por el Guadalquivir. ¿Quién es capaz de parar eso? Ni poniendo a todo el Servicio Marítimo entre Sanlúcar y Chipiona. Una locura”, dice un veterano de la lucha antidroga en la provincia.

Un Servicio Marítimo pluvial

Ante la presión cada vez mayor que está soportando el Guadalquivir, Jucil anunció ayer que va a reclamar al Ministerio del Interior la creación del primer Servicio Marítimo de interior en España, con base en Sevilla, para frenar la creciente actividad del narcotráfico en el río, convertido en la autopista de la cocaína en nuestro país.

El último choque entre narcolanchas y otras persecuciones registradas la semana anterior en el entorno de Coria del Río reafirman este problema, después de que los últimos temporales hayan dejado al descubierto esta realidad alarmante, con numerosas gomas avistadas en plena capital sevillana y en el resto del litoral andaluz.

Jucil insiste en que la creación de este Servicio Marítimo es una medida urgente y necesaria, que permitiría blindar la desembocadura y actuar desde Sevilla, impidiendo que las narcolanchas remonten el río hasta la capital y otras localidades del interior. Esto incrementaría además su dificultad para alijar, controlando puntos estratégicos del cauce y reduciendo así la capacidad de los narcotraficantes para descargar la droga.

Actualmente, las patrullas en tierra tienen escaso margen de maniobra, lo que permite la huida, mientras que con vigilancia fluvial la respuesta sería inmediata. Asimismo, un control efectivo disuadiría a los clanes de utilizar el Guadalquivir como vía de transporte de droga.

Como medida rápida, la asociación profesional propone la creación de una comisión de servicio, que evite una mayor expansión de este tipo de delincuencia, cada vez más violenta y peligrosa, en Sevilla.

Jucil alerta de que el aumento de incautaciones y avistamientos de narcolanchas en el Guadalquivir demuestra que los narcotraficantes han encontrado en este río “una ruta segura para transportar grandes cantidades de droga desde la costa atlántica hasta el interior del país”. En 2023, en Sevilla las incautaciones de cocaína aumentaron un 97% hasta las 30 toneladas.

La falta de un Servicio Marítimo de la Guardia Civil en esta zona está permitiendo que estos grupos operen sin apenas oposición, aumentando el índice de criminalidad y generando una sensación de impunidad que está afectando a la seguridad de los ciudadanos.

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