La noche más cultural del verano
Música, danza, cine, teatro, humor o pilates llenan el centro de la ciudad en su Noche Blanca
Poco a poco los isleños se fueron animando a salir a la calle, después de un día caluroso, para disfrutar de las múltiples opciones de ocio que se habían preparado en la Noche Blanca de La Isla. Una velada, que comienza con las últimas horas de sol, en la que niños y mayores, familias y amigos pueden pasar de escuchar los ensayos de copla del concierto que más tarde van a escuchar a observar el primer mascarón de proa del buque escuela Juan Sebastián de Elcano en el Museo Naval. Música, baile, teatro y cine se mezclan en distintos puntos del centro para que por unas horas San Fernando rezume cultura por todos los rincones.
La jornada comenzaba a las ocho de la tarde con la apertura de puertas de dos centros culturales como la Casa Natal de Camarón en la calle Carmen y el Museo Naval. El museo recibió una gran cantidad de visitantes que recorrieron sus pasillos en un horario diferente. Los que querían acceder al Palacio de Capitanía pudieron hacerlo con visitas guiadas en pequeños grupos. No era el único espacio expositivo que por una noche podía ser visitado por los ciudadanos: el nuevo Museo Municipal, ya en el Castillo de San Romualdo, estaba disponible para los más curiosos en rutas guiadas a partir de las 21.00 horas. Coincidía esa hora con la obra de teatro de Estratería Las protagonistas. Allí más tarde sería la propuesta de danza del programa, a cargo de la compañía Chantal Goudal. Los asistentes pudieron sorprenderse de la mezcla de danza contemporánea y flamenco que ofrecían los bailarines, además de la música que era en directo, desde la percusión al guitarra, también con un cantaor.
Antes eso sí ya habían comenzado muchas otras actividades. En torno a las 20.30 horas estaba previsto que se iniciara la ruta de Las Cortes: unas 40 personas pudieron participar en la primera visita y otras 30 en la segunda que se celebró a las 22.00 horas con explicaciones en la Iglesia Mayor, el Teatro, el Ayuntamiento, la Compañía de María y en la Iglesia del Carmen.
En su recorrido se encontraría con otras iniciativas del día, como la exhibición de pilates que hubo en la calle Real o el concierto de Siempre Joven. Aquellos que quisieran estaban invitados a participar de una clase de nivel básico de pilates. Desde el escenario el instructor, acompañado de varios alumnos iban mostrando los movimientos a realizar mientras que a pie de calle quince personas dispusieron sus esterillas. Ni han faltado valientes que hayan completado la clase de 45 minutos, ni ha faltado una importante cantidad de público que les rodeaba y se convertían en las paredes de esta clase improvisada.
Si bien el pilates es una disciplina pausada, todo lo contrario ocurría en la Alameda. Allí se encontraba el grupo Siempre Joven uniformados todos de riguroso blanco que amenizó el comienzo de la noche con versiones de los éxitos de los 60s. Eva María o María Isabel fueron algunos de los temas con los que la agrupación pretendía "rememorar cuando teníamos 18 años en los patios de vecinos", explicaban al empezar.
La música estaría muy presente en esta cita con la cultura tan especial. Pues en las calles más comerciales de la ciudad Acosafe (la asociación de comerciantes) había preparado una serie de actuaciones. Una gran cantidad de personas decidieron acercarse para ver a los diferentes grupos. David Manito o los Monkey Python fueron algunos de los encargados de adornar la velada con su música, mientras el respetable paseaba por las calles comerciales, cuyos establecimientos permanecieron más tarde de lo habitual abiertos.
También en el Teatro de Las Cortes se vivió un momento musical a la altura de las expectativas. Enrique Busto y su banda Agripino Lozano se encargaron de hacer que el público disfrutara con piezas en memoria de Camarón. Los ciudadanos, que respondieron con entusiasmo, habían acudido a la llamada de esta propuesta original, igual que disfrutaron de Los Hermanos Infoncundibles en la plaza del Rey. Las primeras filas de este improvisado circo las ocupaban los más pequeños de la casa, seguidos de los carritos de bebé y los adultos que trataban de no quitarle ojo a sus vástagos mientras ellos disfrutaban de los números de equilibrio y malabares.
A escasos metros la gente se había congregado en la calle Real ante la tienda Como un señor para asistir al pase de modelos para el que se había extendido sobre la estructura en altura de la parada del tranvía una alfombra roja. Camisas de cuadros, que no pasan de moda, decía el presentador, se pudieron contemplar en los modelos, que fueron saliendo ante la atenta mirada del público. También prestaban atención en la calle Real, entre la Plaza del Rey y Plaza de la Iglesia, un nutrido número de personas que seguían con interés cómo David Barber Shop pelaba y recortaba barbas a sus clientes en plena calle.
También acudieron en masa a ver el estreno de Almendras Verdes de Lolo Pavón en el centro de congresos o el espectáculo de copla en la Alameda. Pero el plato fuerte del día llegaría con Alex o'Dogherty en el escenario que se había instalado en la Plaza de la Iglesia. Con La Bizarrería, el artista isleño hizo las delicias de un público entregado.
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