La espera de Enrique para operarse del corazón en Cádiz: "Son nueve meses de condena en el corredor de la muerte"

Enrique González padece de estenosis aórtica severa y válvula bicúspide, pero su cita en quirófano excede tres veces el plazo estipulado

El tiempo máximo establecido para este tipo de intervención cardiológica es de noventa días mientras que Enrique lleva nueve meses acumulados de espera

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Ciertos procedimientos quirúrgicos son los únicos que marcan un plazo máximo de tres meses.
Ciertos procedimientos quirúrgicos son los únicos que marcan un plazo máximo de tres meses. / D.C.

Si tiene que poner una fecha, Enrique la pone en el año pasado, cuando notó que se “asfixiaba mucho al subir las escaleras”. No le dio más importancia: “Debe ser que no me muevo lo suficiente”. Y decidió aparcar más lejos para andar todos los días un poco más hasta el trabajo. No había ninguna otra molestia, y en el reconocimiento médico laboral tampoco saltó nada fuera de lo corriente. 

Pero este año, cuando no tenía ningún síntoma, la revisión cantó, detectándole un soplo cardíaco “bastante grande”. “Allí me recomendaron que fuera a mi doctora de cabecera, que me mandó directo a Cardiología”, explica Enrique González. Allí, en el servicio del Punta de Europa en Algeciras, le detectaron una estenosis aórtica severa –una dilatación de raíz aórtica y aorta ascendente–, además de una válvula bicúspide: un problema genético que en su familia desconocían. “Había que cambiarla, operar, y cuanto antes”, le dijeron. 

“De hecho, mientras estaban haciéndome el ecocardiograma, me aseguraron que, con lo que estaban viendo, de aquí a un año el infarto era seguro”, cuenta, mientras empezaban a encajar detalles como una palpitación más fuerte de lo normal o un dolor leve en el brazo izquierdo. 

A Enrique González le descubrieron esta patología el pasado 9 de julio, y entre consulta generalista y especialista no transcurrió mucho tiempo: aproximadamente un mes. “Después de varias pruebas –continúa–, el diagnóstico seguía siendo el mismo: todos los cardiólogos coincidían en que había que operar lo antes posible. Me citaron en la Unidad de Cirugía Cardiovascular del Hospital San Carlos de San Fernando, dependiente del Hospital Universitario Puerta del Mar, donde se reiteraron en el diagnóstico y me explicaron las opciones en la operación”.  

Una operación que se llevaría a cabo en el hospital de la capital gaditana y en la que habría que sacar el corazón, con Enrique conectado a una máquina mientras se cambia la válvula: “Se podría poner una válvula mecánica, con el problema de que tendría que estar tomando Sintrom, que conlleva una serie de efectos secundarios –explica el afectado–. Luego está la opción de la válvula biológica, que dura unos quince años, pero para ese tiempo se podría cambiar por un nuevo prototipo a través del hombro o de la ingle”. 

Enrique González, que destaca en todo momento la atención estupenda de los profesionales, añade que la sorpresa vino al comunicarle los plazos con los que contaba: nueve meses de espera para una operación de sus características en el Hospital Puerta del Mar. El plazo máximo establecido en este tipo de intervenciones cardiológicas es noventa días: “Lo que me dicen es que, en cuanto pasen esos tres meses, empiece a reclamar –asegura–. Y son los mismos profesionales los que te dicen que están todo el día reclamando y, en vez de darles cosas, se las quitan, y que lo mejor que puedes hacer es quejarte”.  

Enrique afirma que no mira en “doctor Google": "No lo entiendo y puedo ver algo que me vaya a hacer pensar cosas que no son”. Pero es más que consciente de que la válvula puede fallar, de que su aorta dilatada puede abrirse, de que esas cosas no conocen de los plazos estipulados en un papel. Por eso mismo, asegura, prefiere seguir trabajando en la Residencia Militar de Tarifa, “donde se han portado genial y me han dicho que me lo tome tranquilamente, porque es que como me pille la baja no voy a dejar de darle vueltas a la cabeza: así al menos, me despejo, veo a la gente, tengo la mente ocupada”. 

Enrique González tiene 56 años y ya ha pasado varias veces por quirófano, “tres por tema de espalda y una por digestivo. Nunca me he quejado, ni he llegado a pensar si he tenido o no mala suerte con mi salud, es la que me tocó y no tengo nada más que decir sobre ello”, asegura. 

“Pero el miedo lo tengo ahora, que no he tenido nunca miedo de nada –prosigue–. Una operación de corazón no es ni siquiera como una operación de columna, por muy grave que sea, y sé de lo que hablo. No se puede entender que, por problemas burocráticos, políticos o no sé de qué índole, haya un retraso de 9 meses en este tipo de operaciones en la provincia”.

Y, con ese perfil, un seguro privado es la ruina: “Yo tengo una incapacidad, cobro una pensión que no llega a los 600 euros y que complemento. Mi mujer trabaja en una autoescuela y gana 1000 euros, mi hija está estudiando en San Fernando: no me puedo meter en algo así aunque la Junta diga que lo asumirá en algún momento, porque quién sabe cuándo será ese momento”. 

De modo que “esos nueve meses de condena son como nueve meses de condena en el corredor de la muerte, esperando la llamada que te dé el indulto –indica Enrique–, con todo el sufrimiento gratuito que infligen, además, en las familias de los enfermos. ¿Cuántas personas podrán fallecer porque no se les ha operado en el momento en que lo necesitaban?¿Quiénes son lo que van a entonar el mea culpa?”.

Mientras tanto, afirma, “yo estudiaré qué movimientos hacer para intentar adelantar esa fecha, que no creo que sean suficientes porque, desde luego, no quiero saltarme la lista: esperaré hasta que me toque el turno. Pero no por eso voy a dejar de pelear. Y pelearé hasta que el corazón me aguante, operado o sin operar”

Cádiz, la provincia andaluza con más pacientes fuera de plazo

La provincia gaditana es, según los últimos datos facilitados por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y procedentes de la Consejería de Salud y Consumo, la que registra más pacientes a la espera de una intervención quirúrgica fuera del plazo legal establecido: un total de 9.450 personas. El número de pacientes con más de un año de espera para llegar a quirófano pasó de 9.937 a 12.538 de junio a diciembre de 2023: un 21% más. El plazo máximo estipulado de espera según intervención queda recogido en el decreto de garantías de tiempos de respuesta para intervenciones quirúrgicas, que reconoce el derecho a la atención en un tiempo máximo de 180 días para un total de 700 técnicas quirúrgicas. Un periodo de tiempo que se ha reducido a 120 días para los once procesos asistenciales más comunes, que incluyen 71 técnicas; y a 90 días para determinados procedimientos quirúrgicos relacionados con la cirugía cardíaca. 

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