La Manuela
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Los militares de misión contra piratas en tiempos de coronavirus

Operación Atalanta

"Esta situación ha hecho el despliegue un poco más duro", cuentan desde la fragata 'Numancia', que regresa en un mes a Cádiz su participación más difícil en la operación Atalanta

La 'Santa María', que sale de Rota este viernes, le dará el relevo

Parte del equipo de la 'Numancia' en la operación Atalanta. / EMAD

Cuando salieron de Rota, en octubre, ni imaginaban que durante su despliegue el mundo y España tendría que enfrentarse a una pandemia. La dotación de la Numancia partía de su casa para frenar a los piratas en el Índico y proteger a los buques de la zona. Ya tenían experiencia, era su tercera vez en la operación Atalanta, y el coronavirus no les ha impedido cumplir una vez más con una misión exterior de la que además están ahora al mando, a un mes de su regreso a la Base.

Eso sí, no dudan en decir que "esta situación ha hecho el despliegue un poco más duro". "En comparación con otros despliegues que hemos vivido, ha sido la más difícil, porque no nuestras familias han tenido que superar una situación excepcional y la sensación de no poder ayudar a la familia no es fácil de llevar", comenta Pedro Márquez Calleja, comandante del buque, donde hay muchos gaditanos a bordo. "Creo que esos días de marzo y abril lo vivimos como todo los españoles, con tristeza por las terribles consecuencias, con sorpresa por la dimensión de la pandemia y preocupación por la familia", a los que sumó "la incertidumbre por los efectos que podría conllevar a nuestra misión", sumado a la "inestabilidad y pobreza" en la región ya de por sí es complicada.

En poco tiempo, si todo va bien, y tras la salida de la Santa María este próximo viernes para realizar el relevo, está previsto que "desde la fragata podamos ver el Castillo de San Sebastián y la playa de la Caleta en los primeros días de julio", cuenta su comandante. "Nosotros no tenemos ningún caso de contagio a bordo ahora mismo. Debido al aislamiento y medidas que mantenemos, somos como una especie de isla frente a la expansión de la pandemia con lo que hace innecesarias medidas dirigidas a evitar que la dotación puede provocar contagios a nuestra llegada", explica.

Miliates de la Numancia. / EMAD

Y es que para la Numancia, mantenerse libre de coronavirus "ha sido una prioridad". La dotación no ha tenido autorizado salida del buque, en los puertos se han reducido al mínimo la cercanía a las personas con las que se tiene contacto con temas logísticos, a lo que se sume el uso de guantes y mascarilla. "Una persona con el COVID-19 a bordo podría afectar a nuestra capacidad de continuar con la misión, debido a la facilidad de contagio con que nos encontraríamos y a la dificultad para establecer barreras entre las personas , intrínseca en un buque de guerra", añade Márquez. En marzo, un miembro del Estado mayor que se iba a incorporar a la misión dio positivo en coronavirus mientras se encontraba en una base de Djibuti, pero antes de incorporarse a la fragata, por lo que hasta 22 militares fueron repatriados antes de subir a bordo.

Los cambios principales en esta misión por el virus han sido la eliminación de las visitas a pesqueros de la zona para conocer la situación, que eran habituales en este despliegue. "Se han transformado en entrevistas que realizan desde nuestra embarcación y siguen siendo igual de efectivas para proporcionarnos una información útil", afirman, y tener un conocimiento mayor para evitar posibles actividades de piratería.

La situación complicada en la zona

De momento, parece que "el esfuerzo que se está realizando para prevenir la actividad de piratería en la región está dando sus frutos y actualmente está muy reducida en comparación con los picos de ataques y secuestros que ocurrían hace algunos años". Esto no ha variado con la pandemia y todo parece mantenerse en la misma línea, manifiestan.

"No obstante, la pobreza y la inestabilidad en Somalia, unido a la expansión del covid19 que en estos días parece que está creciendo, y a otros desastres que afectan al país como la plaga de langostas o las inundaciones, generan un escenario perfecto para que los somalíes busquen cualquier manera de escapar de esa situación, incluyendo por supuesto las actividades piratas. Y en ese sentido, la labor que hacemos con nuestra presencia y continua vigilancia podría estar resultando esencial para evitar nuevos repuntes de piratería", cuenta el comandante de la Numancia. Considera que "pese a las enormes dificultades que afronta el país y su población", esta misión, "de la que España sigue siendo uno de sus principales actores", "contribuye a la seguridad en la región y a mejorar las condiciones de vida de los somalíes y a la estabilidad a Somalia"

Desde el barco de la Armada, "en algún momento se pudo llegar a pensar que volveríamos antes, es verdad", responde. "No solo por la situación en España, sino también por las repercusiones que podría tener la evolución del covid19 en esta región, quizás dificultando el apoyo logístico o sanitario que pudiéramos requerir. Con el paso de los días se fue viendo que podíamos mantenernos cumpliendo la misión y que nuestras necesidades se continuarían cubriendo y suministrando", aseveran desde el buque.

Dotación de la Numancia. / EMAD

El trabajo en la misión

Así, durante estos meses en la operación, la Numancia ha protegido el tránsito de los buques del Programa Mundial de alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) a lo largo de toda la costa de Somalia, "siendo este nuestro mandato principal: proteger a estos buques en su misión de hacer llegar los alimentos a los países más desfavorecidos de toda la zona".

"Además, en el desarrollo de nuestras patrullas, interactuamos con las poblaciones locales y pescadores somalíes y de otros países, tratando de tener clara la situación de seguridad en la zona y de disuadir cualquier actividad de piratería".

"Ese control de la situación de seguridad lo hemos hecho también mediante el empleo de nuestros medios aéreos. El helicóptero AB-212 y el dron scan-eagle scan-eagleque llevamos a bordo nos han permitido mantener una vigilancia continua sobre los tradicionales campamentos piratas, monitorizando cualquier movimiento sospechoso que pudiera observarse", añaden.

Más militares gaditanos de la misión. / EMAD

Pero la Operación Atalanta es algo más que barcos, inciden. "Y así hemos colaborado con los dos aviones de patrulla marítima de la operación, uno alemán y otro español. Desde su base en Yibuti sobrevuelan todo el litoral somalí contribuyendo a esa vigilancia de la que hablaba anteriormente. Y también colaboramos con buques de otras marinas y mandos operativos cuya misión principal es escoltar a buques que navegan por el Golfo de Adén pero con los que nos une el objetivo común de disuadir actos delictivos en la región".

A principios de mes, más de 200 hombres y mujeres que se han desplegado en esta misión (entre dotación, personal de la Flotilla de Aeronaves y de Infantería de Marina) regresarán a Rota. Otros gaditanos, en la fragata Santa María toman el relevo.

Pero si "hay mérito en esta historia", termina el comandante, "habría que buscarlo en cada uno de los héroes individuales que desde sus casas, día a día, han tratado de superar la situación de la mejor manera posible. Probablemente sus historias personales estén cargadas de instantes duros y nuestras familias, como todo el mundo, también los han sufrido".

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