"La oreja de Madrid del año pasado fue por tragar de verdad y ésta, por torear"
Su nuevo triunfo del pasado 15 de agosto en la cátedra de Las Ventas ha puesto al espada de Linares en el punto de mira de los buenos aficionados
Lleva cinco años entrenando en Sanlúcar
"Mi toreo se basa en la pureza y la verdad, en hacerlo despacio, reduciendo la embestida al final del muletazo”
Adrián de Torres, una oreja en el cierre del año madrileño
Adrián de Torres, matador de toros de Linares, está en el punto de mira de los buenos aficionados por su reciente triunfo en Madrid, el pasado 15 de agosto, tarde en la que dibujó las tandas con un toro de Fraile. El torero, que lleva cinco años viviendo en Sanlúcar y entrenando en la plaza de El Pino, no es un recién llegado a Las Ventas, donde ya sorprendió en su primera actuación ganándose tres tardes más.
Es un torero de evolucionar, de asolerarse. Aunque su abuelo fue un gran aficionado en su natal Linares, Adrián hasta le obligaba a quitar las corridas de toros en la tele para ver los dibujos animados. “Me llega la afición por otra vía. Era aficionado a los caballos y un día, con los caballos de picar y del alguacillo, fui a una corrida en Linares que toreaba José Tomás”. Fue aquella en la que el de Galapagar resultó cogido en los testículos: “Me llamó la atención la agresividad del toro pero lo que marcó un antes y un después en mi vida, lo que me impactó y me cambió la vida fue ver como José Tomás se levantó del suelo, cogió su muleta con todas sus partes llenas de sangre y se puso a torear como si nada”.
Esa fue su línea de salida. Se forjó con un antiguo banderillero del maestro José Fuentes: el linarense Pepe Luis Díez. El propio Fuentes fue su apoderado sin y con caballos. ¿Qué tendrá Linares para que salgan tantos toreros? Es como Sanlúcar. Bromea Adrián: “Yo creo que es por la mina o por el agua” y se pone serio: “Linares ha sido muy importante durante muchos años. La sangre que derramó Manolete cayó en la tierra de Linares e hizo que salieran muchos toreros”.
Estamos hablando en un día clave para Linares, día de San Agustín, 77º aniversario de la muerte de Manolete, es la hora de la corrida y Adrián no está en el cartel: “Creo que después de torear el año pasado, en mano a mano con Curro Díaz, saliendo a hombros los dos, con una entrada buena, y el antecedente de mi actuación del año 21, es injusto. Pero cada empresario monta su corrida y sabe cómo lo tiene que hacer. Así que hay que preguntárselo al señor Reverte”. Ni siquiera se da un respiro y se va unos días a casa a relajarse en su feria: “Yo no puedo dejar el entrenamiento como no sea para torear”.
Aunque Adrián, por cómo le han venido las cosas, ha toreado corridas duras, sobre todo el año pasado, su toreo está en otra onda: “Son corridas que me han servido, aunque mi concepto y mi torero va encajado en otro tipo de corrida de toros. Yo me pongo igual con un toro de una corrida dura como de otro tipo. Mi forma de toreo se basa en la pureza y la verdad, buscando torear despacio, reducir la embestida al final del muletazo, toreando con la cintura, con el pecho, soltando el muletazo. Ese es mi toreo y hacia ese toreo evoluciono.”
Después de diez años intentando confirmar Madrid, le pusieron porque estuvo bien en Cenicientos: “Llamó la atención aquello porque estuve bien y me dieron la confirmación en otoño con la de Adolfo Martín. Al final de faena le pegué a un toro dos tandas muy buenas y aquello tuvo mucha consistencia, pero lo pinché. Se me hubieran abierto los caminos si hubiera matado a ese toro. En la última tanda que pegué, cuando di el pase de pecho y miré al público, me impactó muchísimo ver el tendido de Madrid en pie al mismo tiempo que remataba la tanda. Después de tanto tiempo esperando para torear en Madrid y ver a la gente de esa manera... fue muy especial para mi”.
El año pasado le pusieron el Domingo de Ramos, y cortó una oreja. Le dieron una sustitución en San Isidro, con la corrida de Fuente Ymbro y dio una vuelta al ruedo: “ Pidieron la oreja, pero el presidente no la quiso dar. Este año el 15 de agosto toreé la corrida de José Enrique Valdefresno, corté una oreja y ha sido uno de los días más importantes de mi vida porque Madrid me ha visto torear. La oreja de Madrid del Domingo de Ramos del año pasado fue por ponerme de verdad y tragando, y la del 15 de agosto la corté toreando”.
Hay que abrir paso a estos toreros. Adrián está sin apoderado y añora aquellos independientes que hoy no hay: “Si no es una persona que luche, que se parta la cara por ti y que piense como tú, mejor estar solo. Yo sigo entrenando, y mi apoderado tiene que seguir llamando, aunque le digan que no. Más duro es para mí, que es mi carrera. Tiene que estar apoyándome y no restándome. En los cuatro años que he estado sin torear he estado entrenándome y preparándome como si fuera a torear mañana”.
Está muy agradecido a Sanlúcar y a sus fieles torero Ángel Gómez 'El Pollo' y David González Lora: “Han estado conmigo y así, aunque he estado parado, he seguido evolucionando”.
¿Expectativas?: Este tiempo de parón me ha servido para vivir el presente. Al final todo llegará. Siempre lo dejo en manos de Dios, en manos de mi entrenamiento, de evolucionar y cuando llegue el momento va a llegar. El mejor apoderado que tengo es Dios, que sabe cuándo me va a ayudar. Uno tiene que tener equilibrio mental, confianza en sí mismo y en Dios, y por fin las cosas saldrán.
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