Los padres de "brazos vacíos"

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Matrioskas trata otro de los duelos que “no existen”:las muertes neonatales, gestacionales o perinatales

El memorial inaugurado este mes en el Mancomunado de Chiclana.
El memorial inaugurado este mes en el Mancomunado de Chiclana. / D.C.

Si la muerte de un hijo tiende a cubrirse de invisibilidad de puertas para fuera, el efecto es aún mayor cuando se habla de duelos por muerte neonatal, gestacional o perinatal.Circunstancias en las que, afirma la plataforma Matrioskas, el trauma tiende a ser “invisibilizado, minimizado y desautorizado, y por tanto, más difícil de gestionar a nivel emocional y psicológico”.

La asociación, nacida en 2019 en el hospital de Jerez, surgió como una forma de canalizar esos duelos y dar entidad a un proceso que, también a nivel sanitario, quedaba frecuentemente en el limbo.

“Todos los duelos por muerte de un hijo son el mismo tipo de duelo –comenta Aroa Vaello, presidenta de Matrioskas–. Pero como no lo hemos conocido físicamente o hemos vivido menos tiempo, se piensa que el duelo es menor. No es verdad. De hecho una de las características es ni siquiera computar la categoría de madre. Ante una pérdida de este tipo, intentamos minimizar”. El tan temido “ya tendrás otro”, por ejemplo. “Algo que hace que no nos centremos en el presente, por un lado, y que desvaloricemos lo que ha pasado”.

En caso de muerte en el vientre materno, dice, “parece que ni han existido, como si lo hubieras soñado. No hay fotos, no hay historia que contar. Nosotras introducimos el duelo desde cualquier semana de gestación: muchas veces, no se tienen en cuenta las circunstancias, la presión que puede haber detrás, si se ha recurrido a tratamiento de fertilidad, etc”.

El pasado 15 de octubre fue el Día Internacional del Duelo Gestacional, Perinatal y Neonatal y, desde esa fecha, el cementerio de Chiclana cuenta con un espacio específico para el recuerdo. Dar presencia, nombrar, vincular, son hechos, afirman en la asociación, de vital importancia para llevar a cabo un duelo apropiado.

Maribel es portavoz de Matrioskas en Cádiz y trabaja como enfermera de UCI en la capital. Cuando habla, lo hace con conocimiento de causa porque ha tenido tres pérdidas en el primer trimestre que, asegura, con el tiempo se dio cuenta de que llevó de la peor forma posible: “Me costó mi matrimonio, mucha tristeza y muchos cambios en la vida–asegura–. Tuve que luchar contra mis propios valores y manera de ser. Por eso, ahora intento que nadie cometa los mismos errores que yo. O, al menos, si dejan de cometer uno solo, ya me daré por satisfecha”. Uno de esos errores, explica, fue no ponerles nombre.

“Detrás de un embarazo hay muchísimas cosas –prosigue Maribel–. Es un proceso largo y duro, en el que caminas sola muchas veces. No sólo se pierde un hijo, sino ilusiones, proyectos de vida, motivación, eso es lo que no se tiene en cuenta”.

En el manifiesto desarrollado por Matrioskas, se subraya la importancia de la creación de recuerdos

En el manifiesto elaborado desde Matrioskas, se subraya la importancia de la creación de recuerdos –recoger un mechón de pelo, pulsera identificativa, cordón umbilical... – y la posibilidad de realizar rituales de conexión y despedida, o poder hacer fotografías en caso de muerte perinatal, “al igual que pasar tiempo con él y despedirse dignamente”. Si no, como apunta Aroa Vaello, parece que “no ha sucedido nada”. Por eso, en Matrioskas llaman a estos casos “maternidades y paternidades de brazos vacíos”.

Desde la asociación, también se especifican derechos como el que tiene la familia “a disponer del cuerpo de la criatura, independientemente de las semanas de gestación”, o el de contar con los espacios adecuados para despedirse –ese episodio tan fuera de lugar de haber perdido un bebé y estar en la misma habitación que otra parturienta–, o incluso las distintas opciones ante una posible subida de leche.

Una serie de excepciones que se saltan el protocolo, pero que no computan para el mismo, y que también dejaban fuera de lugar al personal sanitario.

“Humanizar es una tendencia que tienen las ciencias sanitarias. En etapas futuras, el haber hecho esa recopilación es profundamente sanador y terapéutico. El darle entidad es de vital importancia para la elaboración del duelo. No todas las personas necesitan hacerlo pero, en un alto porcentaje, sí necesitan ese apoyo y acompañamiento”, indica Maribel.

Aroa Vaello comenta casos como el de las madres que han dado a luz a un hijo muerto, “y te dicen que darían la vida por volver a vivir ese momento y haberle puesto cara, al menos. Desde luego que es complicado, en un momento casi mágico como es el nacimiento, te encuentras con una de las experiencias más dolorosas, antinatura. Intentamos crear un recuerdo, la huella del talón, o de la mano, la pinza del cordón, la mantita del arrullo, es lo que ellos se van a llevar a casa”.

Entre los farolillos rojos, está que “no hay derecho a la baja médica en las primeras semanas de pérdida”. O la pesadilla de las interrupciones por feto no viable más allá de las 22 semanas de embarazo. En ese caso, hay que practicar una fetolisis, que sólo puede realizarse en clínicas concertadas de Sevilla y, después, la madre ha de volver a su hospital de origen a parir: esté en Cádiz o en esté en Jaén. Durante años, nadie se ha parado a pensar en la deshumanización que suponía semejante protocolo. “Al menos, es una de las cosas que cambia con la nueva Ley del Aborto, que especifica que tienen que hacerse en centros públicos”, apunta Vaello.

“El que se crea entre una madre y un hijo es el vínculo más poderoso: el bebé que se pierde no se va a olvidar en la vida ´–comenta Maribel–. Nosotras aquí no enjuiciamos la pérdida, hay veces que tienes que tomar decisiones muy duras. El duelo no es más que el proceso de transicionar determinadas emociones y recordar a ese ser querido”.

Una pérdida de este tipo conlleva emociones “incómodas, como el dolor, la rabia, la culpa, la pena... pero todas ellas son emociones adaptativas. De ahí salen muchas cosas. Si se te enquista, entonces se vuelve disfuncional –continúa–. Puedes no saber por qué suceden las cosas, pero hay un motivo, un para qué. Y de eso ha de ir el duelo. Has de recordar a tus hijos desde el amor absoluto e incondicional, y así no los recuerdas con dolor”.

En Matrioskas tienen psicólogas especializadas en este tipo de duelos, y distintos grupos, según cada caso: reproducción asistida, miedos a nuevos tratamientos, primer trimestre... “Cada uno tiene sus propias connotaciones, incluso tenemos grupos de crianza para los casos en los que ha resultado otro embarazo”, apunta Maribel. También hay iniciativas, como el Proyecto Rubén (dar la leche a otros niños) o las cunas de abrazos de El legado de Oliver.

Tras un caso de “brazos vacíos”, todo el mundo está deseando tener otro niño: es la gran esperanza. Pasar de un bebé estrella, como dicen en la asociación, a un bebé arcoiris. “Pero nadie lo puede asegurar, nadie tiene una bola de cristal: te mandan las analíticas para ver si está todo bien y no sabes qué decir. El proceso no es fácil”, comenta Aroa Vaello.

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