El Palacio de Villa Real de Purullena en El Puerto: Esplendor del Rococó
De andar por casa
La casa, cuya historia se remonta al siglo XVIII, fue un excepcional ejemplo del Rococó en España por su decoración a la 'rocaille'
Las imágenes del palacio de Villa Real de Purullena, en El Puerto
Una casa en Cádiz con vistas a La Caleta
Cádiz/Hoy recorremos unas de las casas mas importante del Rococó español, el palacio del marqués de Villa Real de Purullena, ubicada en El Puerto de Santa María.
La historia de la casa se inicia a mediados del siglo XVIII cuando Agustín Ortuño y Ramírez, primer marqués de Purullena, construye la casa. En aquella época siguió el modelo de casa de Cargadores de Indias donde no faltó su torre vigía.
A través de Moña de Torres Topete, una de las hijas del último marqués de Purullena que habitó la casa, a sus 91 años y con una memoria privilegiada, recorremos las diferentes estancias de la casa, su decoración y su forma de vida sobre los años 30 del siglo pasado.
Preside en su fachada un escudo familiar tallado en mármol con las armas de su casa de gran tamaño que da paso a un gran patio de columnas de mármol. Moña de Torres, que nació en el palacio, recuerda que había un señor que era el portero de la casa y se encontraba siempre en la portería que se situaba debajo de la impresionante escalera imperial de mármol que protagonizaba gran parte de la arquitectura de su interior. En la parte situada en la calle Federico Rubio se encontraba el escritorio de la casa y también las cuadras, que comunicaban con el jardín y la huerta que en esa época se extendía hasta la actual carretera de circunvalación, hoy ocupada por viviendas. También en la parte baja se encontraba una importante biblioteca llena de volúmenes de una gran variedad temática custodiado por un mobiliario de la época realizado en maderas nobles y unas estancias que se utilizaban en verano. En la entreplanta, en la zona de la derecha, se encontraban unas habitaciones dedicadas para las clases de estudio de los mas jóvenes de la familia y cuartos de juegos recibiendo la luz natural a través de unas ventanas pequeñas que comunicaban con el exterior. Y en el ala de la izquierda se localizaban unos cuartos a los que los niños tenían prohibida la entrada y en los que se guardaban pelucas, miriñaques y diferentes objetos de la época ya en desuso.
En la planta noble se encontraba la vivienda familiar, el oratorio y la zona de recibo, entre ellos, el salón de baile, el comedor y salón de los retratos. Al fondo de la planta, una cocina que mediante una escalera interior comunicaba con la tercera planta. Todos los salones de la planta noble estaban decorados con rocallas, pintura al óleo y al fresco, espejos, lámparas e importante mobiliario.
El oratorio era una de las estancias que tenía este tipo de casa, el cual dedicaban a la devoción privada de la familia y donde se celebraba a diario misa y rosario. Su estilo era rococó realizado en madera tallada y sobredorada. En la capilla central se encontraba un Calvario que lo formaba un importante grupo escultórico. La antecapilla estaba decorada por un mobiliario estilo Fernando VI dorado y retratos femeninos. El salón principal tenía sus paredes pintadas a lo ‘trompe l’oeil’ acompañando su decoración un mobiliario de Fernando VI y candelabros con delfines y lámparas venecianas de (Murano) del siglo XVIII. Todas la puertas de la galería del principal se encontraban talladas en relieve con escenas de rapto rodeadas de talla de rocalla. Y en la planta superior se ubicaba la zona de servicio.
Como dato histórico, en 1862 el palacio recibió la visita de la reina Isabel II durante su estancia en El Puerto de Santa María. También, la casa llegó a tener entre sus pinturas una colección de retratos del pintor Giovanni Domenico Tiepolo , actualmente en una colección privada que estuvo expuesta en una exposición en la Fundación Juan March.
La casa, hoy día, pertenece a la Fundación Luis Goytisolo y se ubica el área de Fomento del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María.
Agradecimiento por la fotografía e información del texto a Moña de Torres Topete y Pablo Velasco de Torres.
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