El paro gaditano tiene rostro de mujer

El mercado laboral discrimina a las féminas, que tienen dificultades para acceder a ámbitos masculinizados y se emplea en actividades estacionales

El paro arranca 2025 con una subida tras 2025: 1.972 desempleados más en enero

Mónica Rubio (centro), gerente de Tábula Brasa, con las trabajadoras del restaurante.
Mónica Rubio (centro), gerente de Tábula Brasa, con las trabajadoras del restaurante. / Julio González

Cádiz/El paro es una cuestión estructural en la provincia de Cádiz, con meses en los que sube por encima de la media nacional y la andaluza. El último mes contabilizado (enero) dejó en territorio gaditano 1.792 desempleados más que en el cierre de 2024. Un dato llamaba la atención en esos números excesivos: el aumento lo acaparaban las mujeres, incluso por encima de esa cifra, con 1.818 más registradas como demandantes que en diciembre. De los 123.003 parados totales, 77.228 son féminas, esto es, un 62,73%. El paro gaditano tiene rostro de mujer. ¿Qué factores influyen para esta brecha? ¿Qué razones hay? Una respuesta es contundente: "El mercado de trabajo sesga, discrimina a las mujeres".

Inmaculada Ortega, secretaria general de Comisiones Obreras (CCOO) en la provincia de Cádiz, es tajante a la hora de contestar sobre los motivos de esta distancia entre el paro femenino y el masculino: ellas son 77.228 desempleadas, como se ha dicho, según el último dato de los servicios de empleo; ellos 45.775. "Las mujeres encuentran más dificultades", insiste. Y a medida que avanza la vida estas son mayores.

"El paro en Cádiz tiene rostro femenino", comenta de manera muy expresiva Antonio Pavón, secretario general de UGT en Cádiz. "Es más del 60%, pero es que no baja de ahí", reconoce. El último mes arroja una cifra similar en cuanto a solicitantes de trabajo en la población menor de 25 años, 4.841 las mujeres, 4.783 los hombres. El número se distancia en el grupo siguiente, los que tienen entre 25 y 44 años, con casi 11.000 personas de diferencia entre los inscritos en el paro. Hay 27.843 féminas y 16.037 varones de esas edades que no tienen empleo. La cifra asusta cuando superan los 45 años, porque ellas son el 64% del total de desempleados en esa franja de edad: 44.544 mujeres frente a 24.955 hombres. Este grupo supone el 36,21% del total de parados de la provincia de Cádiz. "El mercado de trabajo discrimina", retumba la frase de Ortega.

Masculinación-feminización

Desde CCOO apuntan varias cuestiones que pueden abundar en este abismo. Para empezar, la masculinización de profesiones que todavía existe. "Pasa en el sector logístico y de transporte", pone de ejemplo su secretaria general, que menciona actividades con un importante peso en el territorio, como la industria. "En el campo cada vez hay más mujeres, pero sigue habiendo diferencia de género", añade. Esa visión se complementa con los apuntes que hace UGT. Antonio Pavón señala que las actividades en las que más trabajan las mujeres suelen buscar personas más jóvenes, además de ser actividades que requieren contratos temporales, por estar sujetas a la estacionalidad.

La EPA (Encuesta de Población Activa) suele reflejar números más alto de desempleo que los datos mensuales de los servicios de empleo, "porque muchas mujeres no se apuntan porque saben que sería muy complicado compaginarlo con el cuidado de los hijos o de los padres", matiza Ortega. Que los cuidados sigan recayendo en las mujeres influye en que las reducciones de jornada o las jornadas parciales sean más numerosas entre el género femenino (por cuidado de hijos, en este caso), pero también puede abundar en las dificultades para engancharse al mercado laboral tras un parón en la vida profesional. María (nombre falso) es un ejemplo perfecto.

Parón por la maternidad

Con una carrera comercial consolidada en Madrid, su mudanza a Cádiz le llevó a abrir un negocio. Pero se quedó embarazada, lo que supuso "un parón en mi vida laboral". Cuando regresó, y con la carga familiar que tenía –madre soltera, sin red familiar–, el panorama había cambiado y todo lo que le ofrecían eran contratos mercantiles. "No tienes sueldo fijo, todos los gastos corren a tu cargo", resume sobre las condiciones de estas contrataciones. "Era terrible, porque para que atendieran a mi hijo todo era a base de talonario al ser un trabajo de mañana y tarde. El Ayuntamiento creó hace 8 años una ludoteca, pero estaba vacía. Creí que disponía de este recurso y no fue así. Fue frustrante", cuenta.

Fueron 4 años de búsqueda, de encadenar trabajos precarios. En la actividad comercial, un empleo estable viene acompañado de objetivos altos, y por tanto de dedicarle muchas horas. "No llegas a esas condiciones porque no puedes trabajar todo el día, así que te degradan o te vas a la calle", advierte. No lo dice por decir: en su trabajo actual no llegó a los objetivos marcados, por lo que sigue en la empresa, "porque soy una gran captadora de clientes", pero sin ser comercial, "y por tanto sin los incentivos por objetivos correspondientes".

Su experiencia lleva a María a considerar que la maternidad interrumpe la vida profesional de las mujeres "y empiezas de cero a la vuelta". En su caso, como madre soltera, se encuentra, sin los recursos públicos que pudieran apoyar su situación, que no puede dedicar las mismas horas al trabajo que una persona sin cargas familiares. "Con 51 años te das cuenta de que la carrera profesional que tenías no ha servido para nada", sentencia.

Pensamiento tradicional

Con 51 años María hubiera formado parte, si no llega a aceptar las nuevas condiciones en su trabajo, del grupo poblacional que más sufre la lacra del paro, el de las mujeres mayores de 45 años. "Hay mucha diferencia entre el paro femenino y el masculino, pero es que aumenta de manera considerable a media que sube la edad, lo que muestra las dificultades que las mujeres tienen a la hora de encontrar empleo", admite el secretario general de UGT en Cádiz. “La alta tasa de paro femenino es fruto de una cultura, que viene de años y siglos, en los que la mujer siempre ha estado fuera o poco presente en el mundo laboral remunerado. Ligada tradicionalmente a las labores domésticas y de cuidados, aún hoy, aunque ha mejorado la situación, es un pensamiento que persiste en nuestra sociedad, por lo que queda mucho por hacer. Que la mayor tasa se registre en mayores de 45 años corrobora esta mentalidad”, advierte la secretaria de Igualdad de CSIF en Cádiz, Irene Lucio.

En el último año (de enero de 2024 a enero de 2025), solo en los meses estivales, de mayor influencia de la reactivación del turismo en la provincia, este grupo de más de 45 años se ha reducido por debajo de las 44.000 mujeres –43.580 en julio y 43.404 en agosto–. En junio superó esa cifra que se ha mantenido con vaivenes menores el resto de meses. En enero de 2024 llegaron a ser 46.726, cifra desde la que ha ido descendiendo, sin recuperaciones que volvieran a poner el paro femenino de esta edad a esos niveles.

En el cómputo global, en 2024 el desempleo femenino descendió considerablemente, al pasar de 84.241 paradas a cerrar el año con 75.410, esto es, 8.831 menos. La cifra, sin embargo, repuntó algo tras el primer mes de 2025, para quedarse en 77.228 mujeres sin trabajo, lo que supone una diferencia respecto a enero de 2024 de 7.013 desempleadas menos. Al observar la evolución anual se puede ver una bajada continua desde principios de año hasta agosto –84.241, 83.660, 82.382, 80.770, 78.977, 77.071, 74.081 y 73.936–. Los números más bajos se dan en los meses más turísticos, julio y agosto, lo que deja constancia de la influencia de esta actividad en la contratación.

Llegado septiembre la cifra se eleva a 76.334 paradas y vuelve a subir un mes después, hasta las 77.488 féminas demandantes de empleo. La ligera bajada de noviembre (77.355) se intensifica en diciembre (75.410). En esos dos meses se incorporan a un trabajo 2.211 mujeres gracias al empuje del comercio, con la campaña de black friday y sobre todo de Navidad, que también afecta a la hostelería. En definitiva, las mujeres están demasiado sujetas a la estacionalidad en el mercado laboral.

Según el estudio sobre La Mujer en el Mercado de Trabajo Andaluz de 2023 del Observatorio Argos, que analiza las estadísticas de la EPA que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de temporalidad femenina es del 23,56% frente al 20,61% de la masculina. No es vano, el sector servicios emplea al 90% de las mujeres trabajadoras. El 52,04% de los empleados de este sector son féminas. Por el contrario, solo el 8,13% del total de trabajadores de la construcción en Andalucía, el 22,55% en la industria o el 27,34% en la agricultura son mujeres. El comercio es una actividad económica en la que más mujeres andaluzas trabaja (un 17,33%), seguido de las actividad sanitarias y los servicios sociales, con un 16,74%. La educación se apunta un 10,66% y la hostelería, un 10,46%.

Las actividades económicas más feminizadas (en las que hay más mujeres que hombres) son las actividades de organizaciones y organismos extraterritoriales; las actividades de los hogares como empleadores de personal doméstico; las actividades de los hogares como productores de bienes y servicios para uso propio; las actividades sanitarias y de servicios sociales, las de otros servicios y las de Educación.

Paro más prolongado

El informe señala que la población femenina andaluza en paro tarda más en encontrar un empleo que la masculina: 1 de cada 3 mujeres estaba en 2023 más de 6 meses en el paro, el 44,06% llevaba más de un año (frente al 38,42% de hombres). Dos años lleva Jessica, una gaditana de 37 años que acumulaba experiencia en el comercio. Hasta 4 años estuvo en una panadería, unos 7 años trabajó en un supermercado. "Estudié un grado superior de Educación Infantil", pero nunca ejerció esa profesión, "me puse a trabajar y, una vez me metí, ya no lo intenté". Cuando se quedó parada tenía derecho a un año y medio de prestación por desempleo, que paralizó por la maternidad. "Me quedé embarazada estando parada y eso dificultaba encontrar un trabajo. Y después con una niña pequeña también era complicado", explica sobre las circunstancias personales que también han influido en su situación laboral.

Este tiempo, eso sí, lo ha aprovechado para estudiar otro grado superior, de Administración y Finanzas (que termina en mayo), para ampliar sus opciones. "Me gustaría encontrar trabajo de lo que estoy estudiando, en una empresa para llevar temas administrativos. Ahora voy a empezar las prácticas", comenta. Tiene claro, en cualquier caso, que trabajará donde salga.

El personal de Tábula Brasa, formado por mujeres, en la cocina del abrasador.
El personal de Tábula Brasa, formado por mujeres, en la cocina del abrasador. / Julio González

Con tu edad, sí trabajas

"Con tu edad ya no vas a trabajar", tuvo que escuchar Mónica Rubio, cuando, “con 49 años, casi 50”, se quedó en paro: siempre había faenado de camarera y la cafetería donde estaba iba muy bien, pero tras la pandemia el negocio se vino abajo. “Tenía paro, pero yo no puedo quedarme quieta. Y todo lo que me ofrecían era irrisorio y con muy malas condiciones. No puede ser que te aseguren 10 o 20 horas, te exijan 50 y te paguen 600 euros”, explica.

Por eso, cuando dos años después surgió la oportunidad de abrir su propio negocio, no lo dudó. También como una forma de darle oportunidad a mujeres en su misma situación, porque en Tábula Brasa Mónica Rubio contrata a mujeres mayores de 40-45 años. “Mis amigas, todas mayores. Una era ama de casa y está en la cocina. Otra había sido camarera y está en sala. Confío en ellas plenamente y sé que luchan por esto también. Pero es que yo respondo: tienen un contrato bien remunerado y están aseguradas toda la jornada”, explica. Son mujeres de 50, 56 o 57 años, algo que no pasa desapercibido por la clientela.

La experiencia, sostiene, es un grado y la capacidad de asumir responsabilidades también. "He dado oportunidades a personas más jóvenes y no ha salido bien", admite. "Yo me partía la cara por la cafetería para que fuera bien. Eso solo lo hacen las personas maduras porque necesitan el trabajo para vivir", sostiene. Pero hay que pagarlo, puntualiza. Así, se benefician todos: los trabajadores hacen sus tareas a gusto, atienden al cliente de manera exquisita y eso se nota en las reseñas que dejan por internet, lo que ayuda a captar nueva clientela y, por tanto, a hacer crecer el negocio. Después de un año abierto, el abrasador continúa su actividad: "No he ganado nada todavía, pero sé que en el futuro sí lo haré".

stats