El pasillo verde de Los Alcornocales

La ampliación del parque de Los Alcornocales da luz verde al proyecto de corredor natural que une el monte con la costa Las fincas que lo unen se caracterizan por su riqueza vegetal

El pasillo verde de Los Alcornocales
El pasillo verde de Los Alcornocales
Y. G. T. Algeciras

25 de febrero 2014 - 05:01

La publicación en el Boletín Oficial de la Junta de Andalucía (BOJA) el pasado 22 de enero del Uso y Gestión del parque natural de Los Alcornocales supone no sólo la protección de la totalidad de La Almoraima sino la designación del corredor verde Guadalquitón-Los Alcornocales, el último reducto del litoral Mediterráneo Occidental que aún se encuentra virgen. Se trata de un pasillo verde que comunica el estuario del río Guadiaro-playa de Guadalquitón con Los Alcornocales y que engloba a las fincas que se incluyen ya como parque natural: Guadalquitón, Borondo, Alcaidesa, Pinar del Rey, El Chapatal y La Almoraima.

El corredor verde es una reivindicación naturalista de hace ya tiempo en la que se ha insistido en diferentes instituciones y foros como la junta rectora del parque de Los Alcornocales. Ahora cobra vida con varios objetivos: la conexión del parque con una parte de costa virgen; la conservación del monte mediterráneo y la conexión de un desarrollo sostenible entre una zona industrializada, un área virgen y una zona urbanizada (Sotogrande).

Entre la riqueza vegetal de esta zona destacan cuatro formaciones de gran valor ecológico: alcornocal, acebuche, lentisco, el bosque de laurel con adelfas y rododendros según el suelo y la zona litoral, así como una tierra rica y la existencia de endemismos únicos en la península que hacen de esta zona constituya un patrimonio natural con unos valores que la sitúan a la cabeza de las regiones de Europa.

Arropada por esta valiosa vegetación, se conserva una numerosa y diversa fauna con centenares de especies de aves divisadas y estudiadas sobre el terreno.

El monte mediterráneo también está fuertemente ligado a la historia y a la cultura andaluza, prueba de ello son los numerosos vestigios encontrados en algunas de estas fincas consistentes en restos arqueológicos procedentes de los siglos II al IV. En áreas concretas de este corredor ecológico se han localizado ciudades romanas, factorías de salazones de gran extensión, necrópolis destacando igualmente la ciudad de Barbésula en Guadiaro y numerosas pinturas rupestres en la Sierra del Arca.

Guadalquitón es una de las prioridades de este corredor e incluida en los planes de Ordenación y Rector del parque. La finca tiene aproximadamente 500 hectáreas y es uno de los reductos de monte mediterráneo que prácticamente alcanza el nivel del mar. Podemos encontrar alcornoques, algarrobos, acebuches, coscoja, acompañándolos existe un importante sotobosque con una amplia variedad. Esta finca forestal, ha sido durante los últimos 25 años víctima de numerosas extracciones ilegales de áridos, lo que ha puesto en peligro no sólo la flora y la fauna asociadas a las dunas, sino los restos arqueológicos de gran importancia procedentes de la Edad del Bronce.

Borondo está situada junto a Guadalquitón, con una superficie de 323 hectáreas es uno de los escasos lugares de la provincia donde aún se conservan bosques costeros de carácter residual, destacando acebuches, pinos piñoneros y alcornoques. La finca de San Roque posee un alto valor ecológico y arqueológico. Tiene protección de la Consejería de Cultura al albergar en sus suelos restos arqueológicos de los siglos II al IV. Sus zonas dunares con alcornoques y monte bajo mediterráneo se adentran casi en el mar y han sido esquilmados durante años.

Por su parte, la finca La Alcaidesa, ubicada al norte del término de San Roque, conecta con la finca Mojones Blancos a la Sierra Almenara y delimita al norte con Castellar y el arroyo Guadalquitón, al este con Dientes Alto y Bajo y al sur con la Sierra del Arca, Carbonera y Pinar del Rey. Tiene una extensión de unas 1.300 hectáreas. La finca es propiedad de la Junta y posee una riqueza sin parangón.

Los acebuches, alcornoques y pinos piñoneros conforman las formaciones vegetales más valiosas y mejor conservadas. El arroyo más importante es el arroyo Los Palanceros seguido por el arroyo Alhaja que desemboca en el arroyo de La Madrevieja, un afluente del río Guadarranque.

El Pilar del Rey y Dehesilla es un monte municipal de 335 hectáreas. Está dotado de las características propias que lo convierten en un verdadero paraíso forestal. Fue plantado en 1800 por cuenta de la Marina Española, al objeto de proveer de madera a las construcciones navales de la época.

Hoy en día sus suelos dan asiento a las especies forestales típicas del bosque mediterráneo. Junto a arroyos y fuentes se encuentran acebuches, alisos, quejigos y chopos.

A este corredor se une también la Dehesa del Chapatal, situada en Castellar. Tiene una superficie de 700 hectáreas, incluye una excelente masa forestal de alcornocal y quejigal en un excelente estado de y con una abundante regeneración natural.

La finca alberga además uno de los humedales de mayor interés del sur de la provincia, el denominado Soto Gordo de casi 30 hectáreas de superficie.

En la ampliación del parque de Los Alcornocales, la Junta incluye también a la finca Marajambú de Castellar, así como el Cerro del Moro. La primera es colindante por el sur con el monte público La Alcaidesa y por el norte con La Almoraima. La superficie aproximada es de 233 hectáreas.

En cuanto al Cerro del Moro, su extensión es pequeña. Tiene valores ecológicos relevantes, similares a otros montes cercanos, es un alcornocal de gran valor natural.

stats