"Como en lo peores tiempos de Barbate"
La vigilancia de la Guardia Civil no disuade a los jóvenes de intentar lograr su parte del pastel
Esta era la expresión que usaba ayer un experimentado miembro de la Guardia Civil tras ver cómo se detenía a tanta gente en busca de hachís procedente de las embarcaciones que naufragaron la madrugada del pasado viernes en la costa chiclanera.
Y es que el espectáculo que se vive desde hace varios días en enclaves de las playas de la ciudad no cesa pese a la estrecha vigilancia de la Benemérita en la zona y al chorreo de arrestos diarios, sin que sirva para que otros jóvenes sigan intentando hacerse con parte del botín. Ayer a las diez de la mañana se producían las primeras detenciones de personas que se escondían entre los pinares y rocas de las playas con el fin de capturar algún fardo de droga que escupe el mar. Los detenidos, jóvenes entre 20 y 30 años, han preferido arriesgarse porque ven una excelente oportunidad para hacerse con dinero fácil. Sin embargo, a lo largo de la jornada de ayer iban siendo apresados la gran mayoría de ellos. Otras muchas personas también fueron registradas con objeto de descartar que llevaban hachís encima. Las detenciones se realizaban por grupos de tres o cuatro personas, como a salto de mata, en una operación con largas horas de guardia. Todos ellos fueron conducidos desde la playa hasta el Cuartel de la Guardia Civil de Chiclana donde ya se encontraban familiares, amigos y allegados a la espera de acontecimientos. Una señora se quejaba que dos amigas suyas fueron detenidas mientras paseaban por la costa al tiempo que ya subían los primeros arrestados al furgón de la Benemérita para llevarlos hasta el Palacio de Justicia de Chiclana, donde el juez determinará si irán o no a prisión. Así, los movimientos de vehículos policiales tanto en la costa como en las proximidades de los juzgados fueron constantes ante la mirada de numerosos curiosos que eran testigos del traslado de unos jóvenes que portaban una indumentaria inconfundible, ya que casi todos vestían con el típico pantalón de chándal y una sudadera con capucha. Desgraciadamente, la operación continúa abierta y los agentes se mantienen a pie de playa, pero parece ser que esto no basta porque algunos jóvenes de Chiclana y de otras poblaciones siguen convencidos de poder conseguir parte del pastel.
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