Pérdida del poder adquisitivo en Cádiz: ¿Por qué gano más pero estoy más tieso?

En seis años, y según los últimos datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, el salario medio en la provincia de Cádiz ha aumentado unos 4.200 euros. Así, de 14.751 euros de media en 2017, en 2023 los gaditanos cobraban 18.959 euros. Por muchos años que pasen lo que, desde luego, no parece variar es la brecha de género. De hecho, ha aumentado: si en 2017 la diferencia entre el salario medio entre hombres y mujeres se situaba en 3.807 euros a favor de ellos, en el año 2023 ese salto se colocaba en 5.099 euros (el sueldo medio de las gaditanas en este último registro era de 16.206 euros).

Una tónica consistente de ascenso salarial que, indican las tablas del INE, empezó a saltar de forma significativa a partir del año 2017, sin siquiera dejarse arrastrar por el paréntesis de la pandemia. Estos datos parecen respaldar, a nivel doméstico, las cifras macro con las que cerramos el ejercicio de 2024, con un PIB que había crecido un 3,2% respecto a 2023. Mientras Alemania gripa, aquí nos podemos permitir hablar de ser la locomotora de Europa. Todos estos números, fuertes sobre el papel, tiemblan sin embargo en la toma a tierra. Nadie tiene sensación de vivir con más holgura que hace 10 años, algo que no debería ocurrir con ese diferencial de 4.000 euros anuales.

El gran desigualador no es otro, desde luego, que la vivienda. En diciembre de 2024, la tasa de variación anual del Índice de Precios de la Vivienda se situaba–arroja el INE– en el 8,1%. En lo que se refiere a vivienda nueva, este porcentaje fue del 9,8%, mientras que en viviendas de segunda mano se colocó en el 7,9%.

Siguiendo la recomendación de un tope máximo del 35% de ingresos dedicados a cuotas hipotecarias, la media en España se situaría (con una paga neta mensual de 1.800 euros a partir del bruto) en 630. En el caso gaditano, con un sueldo neto de 1.339 euros a partir de la estimación del IECA, la cuota se colocaría en torno a los 468 euros. Unos números que no cuadran con la realidad que reflejaba el último informe Tinsa acerca de los mercados inmobiliarios: la provincia gaditana se sitúa, con una cuota hipotecaria media de 588 euros, entre las diez provincias españolas que superan ese deseable 35% de esfuerzo. En el último año, según los tasadores, el precio del metro cuadrado ha subido un 6% en la provincia y la hipoteca media de los gaditanos se sitúa en 115.344 euros, en la parte alta de la escala a nivel nacional. El precio del m2 en Cádiz capital (2.500 euros)la coloca por delante de Vitoria, sólo superada a nivel nacional por San Sebastián, Madrid, Barcelona, Palma, Bilbao y Málaga.

Un par de datos a cruzar: la hostelería es el sector que cuenta con menos ingresos medios, unos 16.000 euros al año; mientras que el último mes, el desempleo en la provincia rozaba el 21%. Con estos mimbres, no extraña que el esfuerzo hipotecario medio en Cádiz capital sea (según los tasadores) del 58,8%, mientras que a nivel provincial copamos el tercer puesto al respecto, con un 42,8% de los ingresos gaditanos destinados a pagar la hipoteca, sólo por detrás de Málaga (que cabalga hasta el 57,7%) y de Baleares (un 67,3%).

Y es que, si en Cádiz capital el precio del metro cuadrado ha aumentado un 5% durante el último año, otras localidades de la provincia han empezado a sentir la onda expansiva: así, en Chiclana (2.166 euros/m2) el alza ha sido de un 12,3% interanual; en Sanlúcar (1.639 euros/m2), de un 10,8%; y en Jerez (1.425 euros/m2) de un 8,7%.

Si comparamos los precios de venta registrados por Tinsa, el último trimestre de 2017 el precio del metro cuadrado en la provincia era de 1.310 euros, frente a los 1.710 actuales (una diferencia de 400 euros); si nos limitamos a la capital, el salto va de 1.908 a 2.500 euros: 592 euros de diferencia.

Igualando escalas, sólo teniendo en cuenta este diferencial, los salarios tendrían que haber aumentado un 30,5% y un 31%, respectivamente, en los últimos años. Y ni con el salto salarial que se ha pegado alcanzan esta cifra quedándose, a nivel provincial y tomando las ganancias en bruto, en un alza del 28,5%. La diferencia es aún mayor, además, si se hace el cálculo en neto, colocándose la subida en un 26,4%.

LA PUNTILLA DE LA ELECTRICIDAD Y LA CESTA DE LA COMPRA

Siendo la vivienda nuestro principal agujero negro –y también, según el CIS, la recurrente principal preocupación de los españoles–, tampoco nos ha dejado respirar en los últimos años la famosa “cesta de la compra”. Si de 2009 a 2017, el IPC subía un 10,9 por ciento a nivel nacional; desde el año 2017 al pasado mes de enero, lo hacía más del doble, un 23,4 por ciento. Este inicio de año, además, la compra experimentaba una vuelta de tuerca más, ya que el IVA de los alimentos básicos pasaba del 2 al 4 por ciento –pan, harinas, leche, quesos, huevos, frutas, verduras, legumbres y cereales–. A esto se suma el fin del colchón energético en el que vivíamos los últimos años: también desde este mes de enero, el IVA de la electricidad ha abandonado la franja del 10 por ciento para colocarse en nuevo en un 21 por ciento, el mismo porcentaje que tenía que antes de que comenzara la guerra de Ucrania. De hecho, el último trimestre del año pasado la OCDE recordada que, entre octubre de 2019 y junio de 2024, la cesta de la compra en nuestro país había subido casi un 14 por ciento más que los salarios. Un alza en los precios de los alimentos que, admitía la organización, afecta la “confianza del consumidor”, a pesar de los incrementos salariales.