Pilar Sánchez y su salto desde la estratosfera
Historias de Cádiz-Herzegovina | Capítulo 19
La primera alcaldesa socialista de Jerez perdió en 2011 diez de los 15 concejales que logró sólo cuatro años antes, protagonizando así una de las mayores debacles electorales que se recuerda
Los líos personales, una pésima gestión y la bronca interna acabaron con el ‘pilarismo’
Pilar Sánchez deja la política
La clave estaba en no perder jamás el control. Si en un momento dado tu cuerpo empezaba a girar, había que actuar rápido, moviendo los brazos de manera acompasada para recuperar la verticalidad. Porque se trataba de sobrevivir, ni más ni menos. Y eso, aunque dentro de la locura en la que ambos se habían metido, no era algo baladí.
Hablamos de dos hombres, de dos aventureros, de dos perseguidores de récords o de dos locos, como cada uno lo quiera ver. Uno es austriaco y responde al nombre de Felix Baumgartner y el otro es estadounidense, Alan Eustace. Y los dos tuvieron la ocurrencia de lanzarse al vacío desde la estratosfera para convertirse en los primeros humanos en romper la barrera del sonido sin apoyo mecánico.
El primero, ex militar de profesión, logró su hazaña el 14 de octubre de 2012, cuando tenía 43 años. Saltó desde una altura de 38.969,3 metros y en su caída llegó a alcanzar una velocidad de 1.357,64 kilómetros por hora. La aventura de Baumgartner tuvo una gran repercusión mediática, con medio planeta reunido alrededor de la televisión para presenciar primero su lenta subida hasta la estratosfera, que se prolongó durante más de dos horas con la ayuda de un globo de helio, y luego su rapidísimo descenso hasta lograr poner pie a tierra sano y salvo.
Mucho menos ruido hubo en torno a la gesta de Alan Eustace, un alto directivo de Google que copió la experiencia dos años después, el 24 de octubre de 2014. Con discreción y casi de incógnito, Eustace logró a sus 57 años lanzarse al vacío desde una altura superior a la de Baumgartner, 41.425 metros, pero su velocidad máxima en el descenso no superó, aunque por poco, a la del austriaco, al quedarse en los 1.322 kilómetros por hora. Eso sí, ambos consiguieron romper la barrera del sonido desafiando las leyes de la física.
Estos dos saltos al vacío se produjeron muy pocos meses después de que en la provincia de Cádiz una alcaldesa viviera una experiencia similar. No lo buscaba, evidentemente, pero Pilar Sánchez, la primera regidora socialista de Jerez, pasó a la historia a mediados de 2011 al perder en unas elecciones municipales diez de los 15 concejales que había logrado apenas cuatro años antes. Jamás se había contemplado ni se ha contemplado luego en esta provincia un salto al vacío igual, y es posible que tampoco haya sucedido una debacle electoral de esa relevancia en toda la comunidad andaluza, sobre todo por la importancia de un municipio como Jerez, el más habitado de la provincia y el quinto en población de Andalucía.
Y es que perder dos tercios de tus concejales en un ayuntamiento o, lo que es lo mismo, dejarse por el camino más de 32.300 votos en sólo cuatro años, supone otra hazaña digna de formar parte del libro Guiness de los récords o incluso del temario del grado en Ciencias Políticas en cualquier universidad.
El salto exitoso de Felix Baumgartner no se produjo a la primera. Su amplio equipo de colaboradores, compuesto por científicos, médicos, ingenieros, físicos y hasta astronautas, le recomendaron que abortara la intentona inicial, debido a unas condiciones meteorológicas que no eran del todo idóneas en esa primera fecha elegida. A Pilar Sánchez le pasó en Jerez algo parecido, porque no pudo saborear las mieles de la Alcaldía a la primera, y eso que en las elecciones municipales de 2003 logró un triunfo histórico al ser la primera persona que lograba derrotar en unas elecciones municipales en Jerez a Pedro Pacheco. Pero el sorprendente pacto a ultimísima hora del PP y del PSA aupaba a la Alcaldía a María José García-Pelayo, a pesar de haber sido la tercera candidata en número de votos.
Pese a su triunfo histórico Pilar Sánchez se veía obligada a acomodarse en la oposición. Ese era el estreno en política municipal de esta mujer nacida en Jerez en 1958, diplomada en Magisterio (especialidad en Inglés) y licenciada en Psicopedagía, afiliada al PSOE desde 1985 y que había hecho su debut en política en dos escalafones diferentes de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, primero como directora de las oficinas de esta consejería en Jerez y en la Sierra y luego como delegada provincial de Educación en la provincia de Cádiz, una responsabilidad que asumió en abril de 1999 y a la que renunció en febrero de 2003 precisamente para centrarse en su nuevo cometido como líder del PSOE en Jerez y como candidata a esa Alcaldía.
La frustración que le originó a Pilar Sánchez no asir el bastón de regidora pese a su triunfo tan sonado fue grande y ni siquiera su designación como diputada provincial encargada del área de Cultura le sirvió de estímulo. Pero todo cambió apenas un año y medio después. A finales de 2004 el pacto entre el PP y el PSA saltaba por los aires al negarse García-Pelayo a devolverle la Alcaldía a Pacheco, vulnerando el acuerdo firmado entre ambas siglas. Y El Inmatable se vengó acercándose a los socialistas y firmando un pacto de gobierno que en enero de 2005 mandaba a García-Pelayo a la oposición y aupaba a Pilar Sánchez a la Alcaldía.
Apenas quedaban dos años y medio para unas nuevas elecciones, pero no lo tuvo que hacer muy mal la alcaldesa socialista en ese tiempo cuando las urnas hicieron que su partido, el PSOE, pasara en 2007 de los nueve concejales obtenidos cuatro años antes a una mayoría absoluta incontestable de hasta 15 concejales, con una cosecha cercana a los 46.700 votos, que aún hoy sigue siendo un récord histórico en Jerez. En ese éxito pudo influir su gestión, que el electorado castigara el pacto PP-PSA de 2003 o quizás también que Pilar Sánchez fuera premiada por romper con Pedro Pacheco en 2006, pasando a gobernar en solitario. En cualquier caso, su triunfo de 2007 fue rotundo... aunque paradójicamente ese fue el principio del fin de su trayectoria política.
¿Qué le pasó a Pilar Sánchez en estos cuatro años? Compañeros de partido y periodistas que compartieron o que siguieron de cerca su gestión coinciden en que hubo muchos factores que influyeron. Uno puede ser, por ejemplo, la coincidencia de ese mandato con la crisis económica que empezó a ser palpable a partir de 2008 y que en 2011 se llevó por delante en las urnas primero a muchos gobiernos municipales socialistas y luego al propio Zapatero.
Pero eso concidió con un gran despilfarro económico en las arcas de un Ayuntamiento jerezano que hacía tiempo que estaba en números rojos. Valga un simple dato: a 31 de diciembre de 2009 esta Corporación presentaba un remanente negativo de tesorería, sin contar a las empresas municipales, que superaba los 386 millones de euros. Es decir, que se acumulaba un desfase extraordinario entre lo ingresado y lo gastado año tras año por ese Consistorio.
Pero también influyeron unas disputas internas con sus compañeros de grupo que algunos apuntan a que vinieron motivados por sus líos amorosos. Sí, porque en ese mandato Pilar Sánchez se enamoró del policía que ejercía como su escolta personal y no se le ocurrió otra cosa que colocarlo en el Ayuntamiento como cargo de confianza e incluso convertirlo en su jefe de gabinete, con más capacidad de decisión que destacados ediles socialistas. Esta decisión, que hay quien indica que la alcaldesa la adoptó “porque no se fiaba ni de su sombra”, originó un incendio de consideración en su gobierno.
Todos estos ingredientes se fueron echando en la olla de Pilar Sánchez, que fue cocinando su fracaso electoral de 2011 a fuego lento. Y cuando se abrieron las urnas y vio que ni siquiera llegaba a los 14.360 votos, que sus 15 actas de concejales pasaban a manos del PP de García-Pelayo y que ella se quedaba con apenas cinco ediles, se dio cuenta de que su carrera política estaba casi finiquitada.
Aguantó unos meses como concejala y como diputada provincial, en ambos casos en la oposición, hasta que en 2013 Griñán y Susana Díaz la rescataron y le reservaron un papel muy secundario en la Consejería de Educación de la Junta como directora de un Instituto Andaluz de Cualifiacciones Profesionales desconocido para todos, posiblemente hasta para ella.
Ese sería el segundo y último salvavidas que Griñán y Susana Díaz le echarían a Pilar Sánchez. Antes, cuando faltaban pocas semanas para las elecciones municipales de mayo de 2011, la salvaron in extremis como candidata del PSOE a la Alcaldía de Jerez, frenando una operación que se estaba promoviendo desde el propio partido para moverle la silla.
Sabedor de que las encuestas vaticinaban un desastre sin parangón de Pilar Sánchez en Jerez, y temeroso de que ello pudiera poner en peligro la continuidad del PSOE en la Presidencia de la Diputación de Cádiz –como así terminaría ocurriendo– el entonces secretario provincial del partido, Francisco González Cabaña, con la ayuda inestimable de sendos pesos pesados del socialismo andaluz como Luis Pizarro y Manuel Chaves, buscó una alternativa en la persona del prestigioso urbanista Manuel González Fustegueras, a quien le propuso ser el candidato independiente del PSOE a la Alcaldía de Jerez. Fustegueras sólo puso como condición que su designación no generara broncas internas en el partido, pero no dio tiempo a ello porque el griñanismo se rebeló contra esa operación imponiendo la continuidad de Pilar Sánchez al frente de la candidatura, con los resultados ya conocidos.
Entre los saltos de Baumgartner y de Eustace hubo una diferencia llamativa. Mientras el primero tocaba tierra de pie, frenando sus pasos conforme iba cayendo el paracaídas, el aventurero estadounidense sufrió un pequeño revolcón en el suelo, aunque sin daños de consideración en su estado físico. La caída de Piar Sánchez sí fue mucho más estrepitosa, tanto que tuvo consecuencias nefastas para sus intereses, ya que el calvario de procesos judiciales que tenía abierto incluso la terminó llevando a la cárcel, ingresando en la prisión de mujeres de Alcalá de Guadaíra el último día de enero de 2016.
La Audiencia Provincial primero y el Tribunal Supremo después la condenaron a cuatro años y medio de prisión por los delitos de falsedad documental, prevaricación y malversación de caudales públicos. Era por el llamado caso PTA, en el que la Justicia consideró probado que siendo alcaldesa dio una subvención de dinero público a una empresa foránea y ajena al sector para que se instalara en el Parque Tecnológico Agroalimentario de Jerez.
Pilar Sánchez logró el tercer grado en septiembre de 2017 y posteriorente daría por cumplida su condena. Antes tuvo que pagar su parte correspondiente de la multa de 122.000 euros que le fue impuesta a ella y a otra concejala socialista de Jerez que también fue condenada por el mismo caso.
Hoy lo único que se sabe de Pilar Sánchez es que gestiona una empresa junto a su marido en una localidad de Sevilla y que ha venido a Jerez en contadísimas ocasiones. Lógico, porque a nadie le gusta volver al sitio en el que te estampaste contra el suelo procedente de la estratosfera.
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