Un plan "megalomaníaco" que se desvió a Marruecos y Huesca
Caso 'Bahía competitiva'
La Udyco concluye que parte de las subvenciones para la reindustrialización de la Bahía de Cádiz se usaron para un proyecto en suelo marroquí y una iniciativa eólica en la provincia aragonesa.
La investigación policial desarrollada en torno al caso Bahía Competitiva ha dado con el destino de parte del dinero que, teóricamente, tenía que acabar en proyectos que se asentaran en la provincia de Cádiz y que generaran empleo. Sin embargo, esas iniciativas empresariales nunca vieron la luz. Por contra, parte de los fondos que el empresario gallego Alejandro Dávila Ouviña consiguió a través de subvenciones del Ministerio de Industria llegaron hasta Marruecos y Huesca.
Este periódico ya publicó ayer los entresijos del entramado empresarial creado en torno a esos fondos obtenidos por Ouviña y, posteriormente, reconvertidos por el inversor Joaquín Arespacochaga y su entorno en sociedades opacas ubicadas en paraísos fiscales como Panamá, las islas Seychelles, las Islas Vírgenes o Luxemburgo. Todo ello, con el despacho de abogados Mossack-Fonseca de por medio. Así figura en el atestado elaborado en su día por la Udyco de la Policía Nacional, al que ha tenido acceso este periódico.
Ese documento no detalla tan sólo la creación de ese entramado empresarial opaco. También explica que todo parte de un proyecto que califica de "megalomaníaco" para la instalación de no menos de 10 sociedades en Alcalá de los Gazules, lo que requiere la construcción de un polígono industrial. Detrás de ese plan se encontraban, añade el atestado, Dávila Ouviña y el responsable de Bahía Competitiva y nacido en Alcalá, Antonio Perales. El informe relata cómo de una de las sociedades anunciadas por Ouviña se llega a financiar un proyecto en Marruecos. Se dice, literalmente, que "se ha acreditado la existencia de un proyecto en Marruecos liderado por Joaquín Arespacochaga, financiado con cargo a los fondos de las sociedades españolas, recibidos previamente del Ministerio de Industria", los fondos Reindus de Dávila Ouviña.
Para entender esto hay que seguir el hilo temporal que se detalla en el atestado. Todo comienza cuando Ouviña entra en contacto con representantes de una sociedad llamada Ecofloat en torno al año 2008. En ese momento, según la Policía, descubre el "fenómeno" de la financiación a través de las subvenciones para la Reindustrialización. A través de otras de sus propias empresas, el empresario gallego comienza a facturar servicios a Ecofloat para el desarrollo de un proyecto para el que esta sociedad había solicitado y obtenido una subvención de 1,8 millones de euros aunque, añade el atestado, "estos servicios, o se ejecutan mal o no se realizan".
Con esos primeros fondos obtenidos a cuenta de Ecofloat, Dávila Ouviña solicita otra subvención para la misma sociedad en el año 2009, y la obtiene, por importe de 5.060.584 euros. Al mismo tiempo, relata el atestado, en torno al año 2009 y ya en la provincia de Cádiz, conoce el proyecto del que surge todo: Cádiz Solar Center, que había recibido otra subvención de 7,5 millones de euros y que era la iniciativa con la que originalmente la Oficina Bahía Competitiva, liderada por Antonio Perales, pretendía solventar el cierre de Delphi. Ouviña compra Cádiz Solar Center a sus entonces dueños, de nacionalidad estadounidense, operación que realiza con cargo a la subvención previamente lograda. Es en este momento cuando aparecen, según la Udyco, los intermediarios de la familia Arespacochaga.
Para estas complejas maniobras, Ouviña emplea una tercera sociedad, Gestsolar, que, según el atestado, "ha sido crucial en las maniobras de descapitalización de las sociedades subvencionadas". Sigue narrando que, al comprobar el empresario gallego la facilidad con la que logró las subvenciones de Industria, "en cuyo procedimiento no se realizaba comprobación alguna de ningún tipo ni era necesaria la acreditación de fondos reales para la ejecución de los proyectos", Ouviña solicita y obtiene subvenciones para otros cinco proyectos, entre ellos, de nuevo Cádiz Solar Center, Aquandalucía y Soluciones Tecnológicas Ambientales, por un importe total de 13,6 millones de euros. La Policía asegura que los fondos de todas estas sociedades "se pierden en diversas maniobras de financiación recíproca o circular de los proyectos, con claras desviaciones de fondos respecto a los fines originales". Además, afirma que "se detectan elevados pagos a sociedades de los Arespacochaga".
Y es aquí donde aparece la vinculación con Marruecos. El atestado asegura que "se emplea parte de los fondos concedidos por el Ministerio de Industria para la Reindustrialización de la Bahía de Cádiz en la financiación de un proyecto ubicado en Marruecos y liderado por los Arespacochaga", y en el que ya Dávila Ouviña "parece participar residualmente".
La relación con Marruecos no solo aparece en este atestado de la Udyco. En otro informe, en el que se da cuenta de los movimientos económicos entre las entidades financieras que participan, se expone que "Soluciones Tecnológicas Marinas -otra de las empresas a nombre de Ouviña en Galicia- "ha desarrollado un trabajo valorado en 450.000 euros para el Gobierno de Marruecos para la obtención mediante concesión, a cambio de tecnología y asesoramiento, de 70 hectáreas en agua de policultivo; 200 hectáreas en playa para bivalvos; y tres hectáreas en playa virgen con explotación de navaja, berberecho y almeja". Y añade: "Esta concesión se encuentra actualmente en proceso de negociación. Según indican, para desarrollar este proyecto se ha creado la empresa Policultivo Investment Group, participada en un 50% por Soluciones Tecnológicas -la anteriormente citada- y el otro 50% por el grupo Tazzi que, según nuestros datos, es el principal grupo industrial marroquí". Este periódico ha intentado conseguir alguna referencia de esa empresa marroquí tal como se la describe. Sólo aparece Tazi (con una sola 'zeta') que, efectivamente, aparece como uno de los primeros grupos industriales marroquíes, aunque es de ámbito privado.
Precisamente, Policultivo fue una de las empresas anunciadas por Ouviña para instalarse en Alcalá de los Gazules y para las que solicitó subvenciones del Ministerio de Industria.
Y, para sorpresa de los investigadores, dentro de todo este entramado, se llega a otro descubrimiento: "Destaca sobremanera el pago efectuado a una sociedad de Zaragoza para la elaboración de un proyecto eólico en Huesca. Los fondos proceden de subvenciones para la Reindustrialización de la Bahía de Cádiz".
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