"No podemos forzar a nadie a ser rescatado. Implicaría poner en riesgo vidas"
adolfo serrano. jefe del centro de coordinación de Salvamento marítimo de tarifa
Salvamento Marítimo asistió en 2017 a unas 11.000 personas frente a las costas del litoral gaditano
Cádiz/-¿procede darles la enhorabuena por el gran número de asistencias registradas a lo largo de 2017 en la provincia?
-Hombre le diría que no. Depende de cómo se mire. Lo principal es que hemos sabido darle una respuesta satisfactoria a un fenómeno que está ahí. La pena es que esto exista, pero una vez que existe, que hayamos sido capaces de rescatar en la provincia de Cádiz a más de 11.000 personas, creo que es un éxito.
-Y esto no tiene solución, ¿no?
-Al menos al alcance de Salvamento Marítimo, no. Creo que va mucho más allá. Es una opinión personal. De todas formas, cualquier cosa que se nos ocurra es como mínimo a medio plazo.
-¿Haber multiplicado por tres el número de asistencias quiere decir que lo estáis haciendo mejor o que antes se interceptaban menos pateras?
-Sin duda, creo que hay muchos más. Ya hace tiempo que la mayoría de las embarcaciones llevan más de un teléfono móvil a bordo. Antes podíamos ver normal que saliera una embarcación sin que nadie lo supiera y que se pudiera perder. Esto hoy es más difícil, aunque posible.
-Se han multiplicado por tres el número de asistencias. ¿Se han multiplicado por tres los recursos a vuestra disposición?
-No, realmente no. Este año, al igual que el pasado, hemos tenido de refuerzo a lo largo del verano una Guardamar (embarcación tipo patrullera, algo más grande que las salvamares). Este año llevan en la zona desde junio y aún continúan allí. Es el refuerzo más importante con el que hemos contado.
-¿La tecnología está respondiendo como se esperaba?
-Ahora casi siempre conseguimos algo tan útil como que nos den una posición lo más exacta posible vía whatsapp. Eso hace que la operación se pueda atender mucho más rápidamente.
-¿Nota que viajan ahora más niños y mujeres en las pateras que llegan a nuestras costas?
-Hemos notado que este año ha habido más magrebíes que en años anteriores, que es lo único que nosotros podemos diferenciar en el momento del rescate. Los intentamos clasificar por su aspecto visual entre magrebíes o subsaharianos. La clasificación por edades es más fácil cuando se trata de niños. Cuando hablamos de adolescentes es a veces difícil saber si realmente son menores o no en el momento del rescate.
-¿Suele haber colaboración por parte del rescatado?
-Normalmente, cuando son personas de origen subsahariano suelen colaborar sin ningún tipo de problemas y tratan de ser rescatados. En el caso de las personas magrebíes, algunas veces sí hemos visto que han tratado de llegar a la costa y no ayudan a su rescate. Si la embarcación está en buen estado y el motor les funciona, tratan de alcanzar la costa aunque estemos próximos a ellos. En esos casos lo que hacemos es tratar de que lleguen a una playa, a una zona segura, que no lleguen a un rompiente o que no se metan en rocas y ese desembarco se haga finalmente de la forma más segura posible. Recuerde que no podemos forzar a nadie a ser rescatado. Implicaría poner en riesgo la vida de las personas.
-¿El hecho de que haya oleadas refuerza la tesis de que todo esto está controlado por las mafias?
-Ahí no entramos nosotros. Nosotros tenemos conocimiento de que hay personas en la mar, personas que necesitan nuestra ayuda, y nosotros empleamos todos los esfuerzos, primero en localizarlas, después en rescatarlas, y, después, en llevarlas a un puerto seguro.
-¿Qué es lo primero que necesita una persona recién rescatada?
-Normalmente son personas que llevan tiempo en la embarcación en el agua, normalmente de noche y siempre tienen una pequeña hipotermia. Pero lo primero que necesitan es sentirse seguros, y luego, en algunos casos, mantas o agua. Afortunadamente, en la mayoría de los casos, llegan en buen estado en general y no presentan una situación grave.
-¿Y desde el punto de vista psicológico o sentimental?
-Ayuda psicológica o sentimental es imposible de dar a 50 personas que tienes en una embarcación de 20 metros con tres o cuatro tripulantes. Lo que hacemos es tratar de llegar lo antes posible al puerto más cercano donde ya, desde el centro de coordinación, se ha dado aviso a Cruz Roja para que preste esa primera atención sanitaria y haga una valoración de cada uno de ellos y, si es necesario, trasladarlos a un centro de atención o a un centro hospitalario.
-¿Cómo evita uno involucrarse sentimentalmente con el drama que tiene delante de sus narices?
-Centrándonos en nuestro trabajo y en la actuación de cada día. No en la de ayer, no en la de antes de ayer, y tratando de mantenerme lo más frío posible y evaluando la información de la que dispones para poder dirigir a las unidades de salvamento de la mejor manera posible.
-¿Tenéis desarrollado un instinto especial para prever que un día puede ser más o menos malo?
-A lo largo de los años ves que el factor climático es fundamental a la hora de una buena resolución de las actuaciones. Todo es mucho más difícil con malas condiciones meteorológicas. Aún así, hay días con muy buen tiempo en el que piensas que la cosa va a estar movidita y, al final, no aparece ninguna embarcación, o días con muy mal tiempo que acaban con un inesperado número de actuaciones.
-¿Cómo se queda alguien como usted ante la imagen del cadáver del pequeño Samuel? ¿Está usted ya curado de espanto?
-De eso no se cura nadie. Supongo que lo mismo le pasa al médico o a la enfermera o a todas las personas que trabajan con enfermos terminales. Al final es tu trabajo, pero nadie se cura de espanto. Somos personas, al fin y al cabo.
-¿De qué manera valora el nivel de colaboración entre Salvamento Marítimo y Cruz Roja?
-Excelente. Cada vez que tenemos una actuación, ya sean inmigrantes o no, y vemos que a su llegada es necesaria una ambulancia o una atención sanitaria, contactamos directamente con Cruz Roja o a través del 112. Avisamos para que monten el dispositivo y cuando llegamos está todo preparado.
-¿Hasta dónde llega la labor de Salvamento Marítimo?
-Nosotros llegamos hasta que entramos en el muelle. Allí desembarcamos a las personas, y, a partir de ahí ya es Cruz Roja la que ya hace su valoración sanitaria, y luego son los cuerpos de seguridad del Estado los que intervienen.
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