La falta de apoyo político condena a la planta de Airbus Puerto Real
La factoría parece abocada al cierre con la promesa de que la empresa mantenga el empleo en España
Ninguna declaración del Gobierno central y la Junta de Andalucía ha defendido expresamente la continuidad de la fábrica
La planta de Airbus Puerto Real entra en una fase decisiva. Airbus celebra la próxima semana su junta anual de accionistas, donde se espera que dé luz a sus intenciones. Su postura oficial es que aún no ha tomado una decisión y se remite al posicionamiento del pasado mes de febrero, donde indicaba "la situación crítica" de la planta. "A la luz del contexto actual, consideramos difícil mantener dos centros de producción en la región de Cádiz. Estamos buscando la mejor solución posible que maximice la carga de trabajo en España y en Andalucía", señalaba entonces la compañía.
El problema estriba en la interpretación de la expresión "maximizar la carga de trabajo en España y en Andalucía". A la vista de las acciones de Gobierno central y Junta de Andalucía, cada vez está más claro que implica aceptar el cierre de la factoría para repartir su carga de trabajo entre las demás plantas del grupo en España, entre ellas el CBC de El Puerto.
La tibieza de la administración central es cuanto menos significativa, ya que el Estado es accionista de Airbus, con el 4% del capital, y tiene a un representante en su consejo de administración, Amparo Moraleda, cuyo mandato debe ser renovado precisamente en la junta de accionistas de la próxima semana.
La indiferencia con la situación de esta planta quedó aún más evidente con la visita que realizó la ministra de Industria, Reyes Maroto, a Cádiz el pasado Lunes Santo. Su agenda se limitaba inicialmente a participar en un foro sobre el turismo organizado por la Diputación Provincial de Cádiz, sin incluir visitas a las plantas de Airbus o los astilleros de Navantia en la Bahía de Cádiz.
Sin embargo, fue modificada a toda prisa después de que el sindicato UGT amenazara con manifestarse ante la Diputación al constatar que la ministra no iba a tratar la situación de la industria en Cádiz, pero sí iba a tener tiempo para visitar la Exposición Magna Cofrade de Jerez. Una decisión aún más incomprensible si se tiene en cuenta que unos pocos días antes Maroto se había desplazado a Palma de Mallorca a un encuentro con representantes del sector turístico balear y sí había encontrado hueco en su agenda para visitar los Astilleros Mallorca, donde elogió a la industria naval como "clave para la creación de empleo, riqueza y bienestar, para el avance tecnológico y la innovación, y para el desarrollo sostenible".
Finalmente, se improvisó una reunión nocturna en la víspera del foro en un hotel de la capital con los representantes de UGT y CCOO, a los que Maroto trasladó "el compromiso del Gobierno de garantizar los puestos de trabajo en la provincia de Cádiz", pero sin mención expresa a la continuidad de Puerto Real. En sus declaraciones a los medios incidió en el mismo mensaje genérico de que "Airbus se ha comprometido a mantener el empleo y su capacidad productiva", a pesar de que se le preguntó específicamente por la factoría de Puerto Real.
Apenas una semana después, el Congreso de los Diputados aprobó una Proposición No de Ley (PNL) que abundaba en ese mensaje genérico de instar al Gobierno a velar por el cumplimiento de los compromisos por parte de Airbus en materia de empleo y actividad industrial que se han pactado dentro del acuerdo entre el Ejecutivo y la compañía, por el que España lanzará un plan de inversiones de más de 300 millones de euros de fondos públicos y comprará aviones y helicópteros militares.
La PNL no pasa de ser una declaración política sin fuerza vinculante alguna. Fue impulsada por el PSOE y pactada finalmente con Ciudadanos, y contó con el apoyo del PSOE, el PP, Unidas Podemos y Ciudadanos, y la abstención de Vox y Esquerra Republicana. Ningún grupo votó en contra. Sin embargo, tampoco se incluyó mención alguna a Puerto Real, algo que según la diputada del PP, María José García-Pelayo, fue propuesto por el grupo popular y fue rechazado.
El último episodio tuvo como protagonista al presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, que el pasado miércoles ya dio por hecho el cierre de Puerto Real tras ser preguntado por su futuro en una visita al Puerto de Cádiz. "Estamos evidentemente en contra de cualquier cierre que suponga la destrucción de empleo en Andalucía. Es verdad que la empresa nos ha explicado las razones que motivan ese cierre. Nosotros lo que hemos pedido es que los cierres sean dialogados con el comité de empresa al objeto de que tengan el menor impacto posible en términos laborales", indicó escuetamente el jefe del Gobierno andaluz.
Cabe recordar que la dirección de Airbus España mantuvo un encuentro a principios de marzo con los consejeros de Transformación Económica, Rogelio Velasco, y Presidencia, Elias Bendodo. De ese encuentro sólo trascendió un comunicado en el que la administración regional informaba de que le había trasladado a la empresa "la importancia de reforzar las plantas andaluzas de la compañía", pero el texto no hacía mención expresa a Puerto Real.
La ausencia de un posicionamiento claro por parte de Junta y Gobierno central explica que el presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC), Javier Sánchez Rojas, expresara su pesar por "la falta de contundencia" política en la defensa de la factoría. "No es una planta que se quede antigua, ni le falta capacidad tecnológica ni sus trabajadores son absentistas o poco capacitados sino todo lo contrario. No merece que el sur del sur sea el norte de estas decisiones", ha lamentado el presidente de la CEC, Javier Sánchez Rojas.
Mientras tanto, los trabajadores de la factoría están inmersos en un nuevo ciclo de movilizaciones con el apoyo del comité interempresas, que ha expresado su determinación a evitar el cierre de Puerto Real. La plantilla mantiene concentraciones diarias y está dispuesta a encerrarse en las instalaciones si Airbus da el paso de echar el cierre. A su vez la industria auxiliar, la mayoría en situación de ERTE, asiste como convidado de piedra al pulso y teme que Airbus se una a la larga lista de cierres que acumula la Bahía, donde tiene más repercusión la posible sanción a un jugador de fútbol que la pérdida de una fábrica líder que atesora décadas de experiencia.
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