El preso de apoyo del parricida identifica a los funcionarios como autores de la paliza
Tribunales Cádiz
Otra testigo, la subdirectora médica de Puerto II, declara en el juicio que el interno de Arcos presentaba lesiones “recientes” la mañana siguiente a la supuesta agresión
Cádiz/El juicio a los dos funcionarios de prisiones acusados de dar una paliza al parricida de Arcos mientras se encontraba interno de forma preventiva en Puerto II quedó ayer visto para sentencia.
La vista oral, que se ha desarrollado durante dos sesiones en la Audiencia de Cádiz, concluyó este miércoles con los informes y conclusiones de la Fiscalía y las defensas. La acusación pública mantuvo su petición de tres años de cárcel y doce de inhabilitación para los encausados mientras que los abogados de los funcionarios insistieron en la absolución de sus representados. Los procesados, por su parte, ejercieron su derecho a la última palabra y se declararon “totalmente inocentes” ante el tribunal de la Sección Cuarta, encargado de juzgar este asunto.
En la primera sesión, cobró especial interés la versión de un testigo considerado clave para la Fiscalía. Tal era la relevancia de su testimonio que este juicio llegó a suspenderse a finales de 2019 cuando esta persona no pudo ser localizada. Se trata de un hombre que estaba interno en Puerto II a la fecha de los hechos y que, además, fue designado como preso de apoyo del parricida de Arcos en aplicación a un protocolo antisuicidios previsto para estos casos por Instituciones Penitenciarias.
La noche del 8 de junio de 2017, cuando supuestamente los funcionarios de Puerto II torturaron a Isidro S. en su celda, el interno de apoyo estaba dentro de ella. En su declaración, el testigo identificó a los acusados como los empleados penitenciarios que apalearon a Isidro. Dijo que los dos procesados le propinaron golpes y patadas al mismo tiempo que lo insultaban por haber asesinado a su bebé de nueve meses y haber pegado a la madre del niño.
Este ex presidiario subrayó que ya era una persona rehabilitada, que ahora era empresario y que no tenía ningún motivo para mentir sobre lo sucedido esa noche en el centro penitenciario portuense.
A la segunda sesión del juicio, acudió en calidad de perito la subdirectora médica adscrita a Puerto II. La especialista afirmó que el día 8 de junio de 2017, un día antes de la supuesta agresión, vio al interno Isidro S. y apuntó que no presentaba lesiones, si bien matizó que no lo sometió a un reconocimiento médico.
A primera hora de la mañana siguiente, dijo, Isidro tenía heridas en la cara, en la zona pectoral, en la cadera, en las piernas y en los brazos, por lo que dio aviso al director de la prisión para hacer un parte. A preguntas del fiscal, la médico precisó que, por el color que tenían, esas heridas eran “recientes”.
La subdirectora médica señaló igualmente que esa misma mañana, el preso de apoyo que tenía asignado el parricida “estaba muy nervioso” porque le tenía que contar “una cosa que había sucedido durante la noche”.
La perito aseveró que entonces se entrevistó con el parricida, quien se mostró “muy evitativo” en su encuentro. Al principio, refirió, Isidro negó los hechos; después le dijo que le había pegado el preso de apoyo; y por último, y ya en presencia de la psicóloga del centro penitenciario, reveló que dos funcionarios le habían dado una paliza.
A raíz de este episodio, según explicó la doctora, el vecino de Arcos fue trasladado a la cárcel de Morón, en Sevilla, donde actualmente permanece bajo tratamiento psiquiátrico.
120 segundos de tortura
En cuanto a los testigos propuestos por las defensas, un ex interno de Puerto II declaró ante el tribunal que otros presos de Puerto II pegaron a Isidro durante el tiempo que estuvo privado de libertad en este centro penitenciario. No obstante, el ex presidiario advirtió que no eran “agresiones serias”, sino “collejas”.
De otra parte, un ATS de Puerto II que estaba de guardia el 8 de junio de 2017 aseveró que esa noche no escuchó gritos, ni de peleas ni de auxilio. Eso sí, especificó que la celda de Isidro S. estaba a unos 30-40 metros del lugar donde él se encontraba.
Por último, un funcionario de prisiones de la cárcel de Puerto II admitió que el parricida tenía heridas y “deambulaba de forma rara” la mañana después de la supuesta paliza.
En los últimos minutos de la vista oral a los dos acusados de tortura, tanto el fiscal como las defensas realizaron una intervención final en la que explicaron su parecer sobre lo ocurrido la noche del 8 de junio de 2017 dentro de la celda número 11 de Puerto II, la del parricida. En esta parte del juicio, fue especialmente gráfica una conclusión de la Fiscalía: “Dos minutos de golpes, 120 segundos de patadas y puñetazos, es mucho tiempo. Sin duda alguna, es una paliza”.
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