El preso del 'show' de Micheletti

Antonio Porta lo ha podido decir a las cámaras: "Yo sólo daba un paseíto"; su abogado recurrirá hoy un auto "ilegal e injusto" que mantiene al chipionero en una cárcel en condiciones insalubres, durmiendo en un cartón

La madre y los hermanos de Antonio, escuchando una llamada desde Honduras dando noticias, ayer tarde.
Rosa Romero / Cádiz

01 de octubre 2009 - 05:01

"Lo golpearon el día de la detención. Aquí la Policía, siempre que captura, tortura, pero por fortuna, no ha pasado más. Antonio está ahora bien físicamente". Marco Tulio Amaya, el abogado que está asistiendo a Antonio Porta Álvarez, el chipionero que cruzó el charco para pedirle matrimonio a la chica a la que había conocido por Internet, no se muerde la lengua al otro lado del teléfono.

Desde su despacho en Honduras, el letrado atiende la llamada de este periódico mientras prepara el recurso de apelación que hoy mismo va a interponer ante la Corte Primera de Apelación contra el auto de prisión que ha considerado a Antonio culpable de los delitos de sedición y daños agravados. Hasta 16 años de prisión en total.

Y lo va a hacer convencidísimo de que se trata de un auto "injusto e ilegal", de que el chipionero es víctima del 'show' de un Gobierno "ilegítimo", el de Micheletti, "que intenta demostrar a la comunidad internacional que los extranjeros están viniendo para acá para agitar a los hondureños e intentar reinstaurar a Zelaya". Convencidísimo de que el chipionero se ha convertido por una mala jugarreta del destino en la víctima de un escarmiento internacional simplemente por estar en el momento y el sitio equivocado.

El propio Antonio ha podido decirlo a las cámaras de televisión. "Yo no he hecho nada. Sólo daba un paseíto". Un paseíto con María Antolina García, la novia a la que le llevaba un anillo de compromiso. La única con la que quería ir en serio, dice desde Chipiona una de sus hermanas, Inmaculada, que cuenta que ésta era la primera vez que veía a su hermano, disminuido psíquico, enamorado. "Había salido con algunas chicas de aquí, pero nada serio. Con su amiga de Honduras sí estaba muy ilusionado".

El abogado no oculta que está preocupado. Que ve la situación complicada. No en vano asegura que , a pesar de que "no hay pruebas", a Antonio lo han condenado con "testimonios inconsistentes y contradictorios" de varios policías. "Las dos patrullas dicen que Antonio arrojó piedras pero fueron golpeados en otro sector y hasta un día antes, no en el que estaba Antonio, que lo detuvieron en el momento en que iba a coger el coche para ir con su novia a la residencia de la familia de ella".

El letrado ha pedido la reconstrucción de los hechos, pero han desestimado su petición. "Lo que se trata es de meter a gente en la cárcel. Y lastimosamente muchos jueces se prestan a este show".

Otra incongruencia más: aunque cogieron a Antonio junto a su novia y a varios familiares suyos, sólo contra él y contra un hermano de su novia, Reinaldo García, han dictado auto de prisión incondicional, el que hoy recurrirá el abogado. María Antolina y los demás han quedado libres.

"Nuestro sistema judicial está en precario", lamenta Marco Amaya, quien, por lo menos, sí asegura que puede ver con frecuencia a su defendido. Por eso asegura que no le han vuelto a poner la mano encima. Y que está animado porque "han dejado también a Reinaldo, con lo que los dos se pueden fortalecer". El letrado está en permanente contacto con la cónsul de España en Honduras, María Luisa Benítez, a quien ayer mismo le reclamó que enviara a Antonio mantas para que puedan estar más cómodo en la prisión. Porque, desvela, está recluido en la Penitenciaría Nacional Marco Aurelio Soto, a 25 kilómetros de Tegucigalpa, "que es una cárcel insalubre como la mayoría de las de aquí, con hacinamientos altos". Hasta ayer, dormía sobre un cartón.

De la comida, mejor no hablar. Porque el letrado reconoce que "en Honduras, para poder comer en la cárcel, hay que comprar la comida y la que dan, es arroz y frijolitos, y tortillitas , no más".

Tanto su familia como el alcalde de Chipiona, Manuel García, están en permanente contacto con personal del Ministerio de Exteriores y con la cónsul española en Honduras. También la diputada Mamen Sánchez está mediando. Hay un hándicap, y es que el embajador no está al dejar el país en protesta por el golpe que desbancó a Zelaya. Por eso el alcalde de Chipiona no deja de llamar aquí y acullá. Porque, advierte, "el trabajo de mediación es fundamental".

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