Galería del crimen | Capítulo 22
Por el honor de nuestra vecina
Corría el 14 de febrero de 1980 cuando el diputado socialista por la provincia, Ramón Vargas-Machuca, reconocía en una pregunta al Congreso de los Diputados, presidido entonces por Landelino Lavilla, que "las reservas iniciales sobre la rentabilidad de dicha iniciativa (unir Jerez con Madrid vía aérea de una forma regular) se disiparon muy pronto".
Venía dicha pregunta del socialista a colación de las especulaciones que se realizaban acerca de "la posibilidad de que el aeropuerto de Jerez-La Parra fue cerrado al tráfico aéreo civil". Cabe recordar que por entonces, junto al aeropuerto, aún estaba en activo la base aérea militar, encargada de la vigilancia antisubmarina del Estrecho.
Hacía apenas cinco años que, con grandes esfuerzos, Jerez comenzó a disfrutar de esos vuelos hacia/desde la capital del Estado. Fue el 8 de septiembre de 1975, en el seno de una España que apena dos meses después comenzaría a caminar hacia la democracia tras la muerte del general Franco.
Las cifras de pasajeros en el aeropuerto no hicieron más que crecer en sus primeros años de vida. Así, si el año de apertura al tráfico civil pasaron por la pequeña terminal (hoy utilizada como almacén) tan sólo 26.000 pasajeros, en el ejercicio 1976-77 estos crecen hasta los 36.000. Al siguiente, 1977-78, los usuarios ya son 65.000, mientras que desde el 8 de septiembre de 1978 a idéntica fecha de 1979 los pasajeros pasan a 71.000. En apenas cuatro años la instalación casi triplicó sus pasajeros. El éxito era palpable pero la amenaza de cierre se cernía sobre Jerez-La Parra.
Disponer de una conexión aérea con Madrid era una vieja aspiración de la ciudad. En los años 70 hubo hasta dos intentos fallidos de que así fuera. Al final, el 8 de septiembre de 1975 se logró gracias al empeño instituciones, entidades y personas tales como la Diputación Provincial, las extintas Cajas de Ahorro de Jerez y de Cádiz, la Fundación Domecq y Ramón Guerrero, jerezano y primer delegado de Aviaco en la provincia además de consejero de la compañía aérea.
El sueño de Jerez y de toda la provincia comenzó a tomar forma a las cinco de la tarde en el aeropuerto de Barajas (Madrid), cuando el comandante Agüera despegó el DC-9 con nombre 'Hernando de Soto' hacia un aeropuerto hasta nunca pisado por la gran aviación comercial. El avión, con 110 plazas, había sido entregado a la aerolínea meses antes por la Douglas. El 'Hernando de Soto' tuvo larga vida pues fue en 2001 cuando fue desguazado en el aeropuerto desde el que voló a Jerez por primera vez.
Fue sobre las seis de la tarde cuando el DC-9 apareció sobre el cielo de Jerez, una ciudad acostumbrada hasta entonces al vuelo de las avionetas de fumigación y de las aeronaves militares, especialmente los P3-Orión.
No vino solo, según fuentes de la época en su interior viajaron hasta La Parra personalidades tales como el presidente de Aviaco, Fernando de Liñán, el vicepresidente, Carlos Ferrándiz, y personal directivo de compañías tales como Campsa, Iberia y Atesa. El vuelo fue recibido a pie de pista por el gobernador civil (antigua denominación del subdelegado del Gobierno), el presidente de la Diputación, el gobernador militar y el alcalde por entonces de la ciudad, Manuel Cantos Ropero.
La tarde fue aprovechada al máximo, ya que en primer lugar se dio la bienvenida a los recién llegados y acto seguido el avión volvió a despegar para dar una vuelta por la Sierra de Cádiz y la Bahía. En primer lugar embarcaron la prensa y otras representaciones públicas, así como una pareja de mayores que horas antes había contraído matrimonio en el asilo de la ciudad. Aviaco les regaló dos billetes de ida y vuelta a Madrid para que de esta forma celebraran esta segunda luna de miel.
Un jerez de honor terminó de conformar una jornada en la que no pocos jerezanos se hacinaron en las terrazas de La Parra para ver las evoluciones del DC-9. La ceremonia terminó con el retorno del 'Hernando de Soto' a Madrid a las ocho y cuarto de la tarde, aterrizando por primera vez en Barajas cerca de las nueve y media de la noche. Y así comenzó todo.
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