"La producción de combustible con microalgas no es rentable ni viable"
Un experto del centro El Toruño alerta sobre las expectativas irreales de este sector
"La obtención de biocombustibles a partir del cultivo de microalgas no es viable con la tecnología actual debido al alto coste de producción y la carencia de estirpes (clases) seleccionadas". Este contundente mensaje es el que encabeza un estudio publicado por el investigador Pedro Cañavate, adscrito al centro público de El Toruño y considerado uno de los principales expertos mundiales en la materia.
El informe trata de arrojar un poco de luz sobre un campo de investigación que, aunque tiene "más de 60 años", en esta década ha despertado el interés como alternativa "inminente" al uso de combustibles fósiles (petróleo o carbón). Para Cañavate, "esta expectativa es científicamente irreal", pero, sobre todo, "económicamente inviable porque no es rentable". Esta conclusión echa por tierra proyectos como el anunciado por Aurantia para la Bahía de Cádiz y posteriormente suspendido, que no descartado, no por su falta de viabilidad sino, según sus promotores, por la crisis mundial que sufre el mercado de los biocombustibles y por la rebaja del precio del petróleo.
Según el estudio, producir un kilo de microalgas para biomasa "cuesta, como mínimo, entre tres y cinco euros", pero si se quiere extraer un kilo de aceite, el precio se multiplica al menos por tres, ya que el aprovechamiento máximo que se puede obtener de cada unidad es de un 30%. El resultado es que conseguir un kilo de aceite cuesta entre 10 y 15 euros y un litro de diésel no supera hoy en día un euro. Frente a estas cifras, la producción a partir de girasol o palma supone 70 ó 80 céntimos, diez veces menos, de ahí que concluya que "hoy por hoy no tiene lógica" esta alternativa de producción.
A su juicio, la mayoría de proyectos planteados en este sector "son poco definidos y en empresas que carecen de experiencia previa" y acuden tras una posibilidad de negocio falsa. El motivo principal es que las previsiones de producción se están haciendo desde el plano teórico y experimental, y están dando lugar a "extrapolaciones enormes, que suenan mucho, pero que no son creíbles", entre otras causas porque "termodinámicamente es imposible". Por ejemplo, el proyecto de Aurantia plantea 29.000 toneladas anuales y la producción mundial es de 10.000.
El resultado es que, contrariamente a lo que cabría pensar, "hoy en día nadie produce biodiésel" a partir de esta materia, pero tampoco electricidad -la otra vía de Aurantia-. En esta industria se emplea la "biomasa estándar, que es la agrícola y los aceites de palma y colza". Incluso, invalida el llamado "bono ecológico" asociado a estos proyectos porque las emisiones de CO2 que capta como alimento de las microalgas "no se inmovilizan, sino que se secuestran temporalmente" y se devuelven a la atmósfera al quemar la biomasa para producir la energía. "Tecnológicamente sí es posible -a través de canalizaciones y biorreactores que conducen el gas- pero desde el punto de vista ambientalista no es viable".
Este aviso a navegantes tiene un objetivo de fondo y es evitar que este campo de investigación, que ya tiene unas aplicaciones acuícolas, médicas y nutritivas sobresalientes, "caiga en el desprestigio" y, con ello, se vea perjudicado.
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