Una profesora de la Escuela La Algaida es finalista en los Premios Educa Abanca

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Ana Bericua ha sido una de los diez seleccionados a nivel nacional en el categoría de Educación Infantil

Los galardones se entragarán el próximo febrero en A Coruña

Ana Bericua.
Ana Bericua. / D.C.

Por ahora, Ana Bericua es una de las diez finalistas a nivel nacional de los Premios Educa Abanca: unos galardones que se caracterizan por conformarse desde los cimientos. Es decir, son las propias familias y alumnos quienes deciden quiénes son los mejores profesionales de su ramo, en este caso, Educación Infantil. Una vez se proponen los candidatos, la plataforma hace filtro de finalistas a través de encuestas y méritos. Bericua forma parte de los seleccionados que llegarán el próximo mes de febrero a A Coruña, donde se dará a conocer al ganador.

“Lo sorprendente –afirma– es que me han nominado los padres del aula del año pasado, que eran bebés: es decir, ocho familias. No es lo mismo cuando te nominan de tres a seis años, que tienes a muchísima gente”.

Ana Bericua trabaja con el Primer Ciclo de Infantil en la Escuela La Algaida, en el campus universitario de la UCA en Puerto Real: Ana Bericua trabaja con el Primer Ciclo de Infantil en la Escuela La Algaida, en el campus universitario de la UCA en Puerto Real:un centro que funciona en convenio dentro de la fundación de la universidad, pero que está abierta todo el mundo.

La rutina con niños tan pequeños, cuenta su profesora, es distinta dependiendo del aula. Siempre hay, claro, momentos de jardín, aseo o comedor. El año pasado, por ejemplo, cuando los niños aún eran bebés muy pequeños, “se podía hacer una asamblea, pero no desde el principio –explica Bericua–. Cuando ya se establece la rutina, al principio hay juego libre, luego asamblea y después, la propuesta de juego que va variando según el día: arte, música, sensoriales, biblioteca y psicomotricidad. Semanalmente, intentamos tocar todas las áreas y la programación la elaboramos nosotras”.

El objetivo principal, además de las competencias establecidas es que los niños “vengan y se marchen felices del aula, y que quieran volver al día siguiente. Conseguir eso cómo hacerlo, cómo ganármelo, cómo conectar con ellos... es lo fundamental. Quitando literatura, lo esencial es conseguir que sean felices en el aula”.

“Entiendo que el aprendizaje se da cuando del estímulo a la cognición, se traza un camino por medio del respeto y el afecto –asegura–. Hay que conectar con nuestro alumnado, conocerlo, para saber llegar a él y poder facilitarles experiencias con una fundamentación pedagógica”.

Reconocimiento a Primer Ciclo de Infantil

Bericua, que se dedica también a la formación de profesorado, ve a mucha gente desencantada en la profesión: “Pero también sé –añade– que en el Primer Ciclo se trabaja mucho y muy bien, y eso hay que compartirlo”. Es un campo en el que la formación, piensa, ha de ser continua “porque la sociedad es una de las cosas que más cambia, así que hay que estar al día y acompañar a las familias, hay que tener herramientas para responder a todo lo que te plantean”.

“A los niños les tengo que entregar mi mejor versión porque no merecen menos –prosigue–. Muchas veces, depende de la empresa o del sitio en el que estés, pero al final hay que anteponerse a las situaciones y entender que con quien trabajas son los pies y las mentes más pequeñitas y, de puertas para adentro, hay que dar lo mejor. Así que, sí es verdad que hay mucho desencanto porque no todo el mundo trabaja igual pero, al menos, creo que la educación infantil empieza a tener un reconocimiento que antes no tenía: yo llevo trabajando aquí desde 2010 y considero que ahora se está hablando mucho más del peso educativo de ese Primer Ciclo y es que, realmente, la neurociencia nos avala”.

Así, este reconocimiento es doble –asegura– “porque llevo todo al Primer Ciclo conmigo. Creo que es un buen comienzo para seguir abanderando el camino de llevar el Primer Ciclo de Infantil al lugar que merece”.

Frente a la concepción arraigada de que para ser profesora de Infantil vale sólo “que te gusten los niños”, Bericua asegura que la especialidad tiene un trasfondo educativo muy fuerte. Ella misma es Diplomada en Educación Infantil, licenciada en Psicopedagogía y Máster en Inteligencia emocional. Apasionada de la literatura infantil, ha ilustrado y firmado dos cuentos infantiles y ejerce también de cuentacuentos: “Todo se puede enseñar a través de los cuentos”, afirma.

“Una parte esencial para entender lo que hacemos –reflexiona– es que no trabajamos con folios y documentos, trabajas con personas. Y, en este caso, al tener alumnos tan pequeños, trabajas muchísimo con los padres. Muchos padres nos dicen: ‘Eres más mi psicóloga que la profesora de los niños’, pero es que es inevitable. Yo tengo dos niños y una niña, y eso te hace entender en primera línea muchas cosas: las maestras somos las personas que acompañamos a las familias y a los niños en sus primeros pasos en el sistema educativo. Por eso, nuestro trabajo es tan significativo y tan humano”.

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