Redes sociales: "Lo tóxico queda por encima y, sin ningún control, tenemos la tormenta perfecta"
una nueva era en internet
Aunque los algoritmos favorecen el contenido extremo y la polarización, tanto el negocio como la tendencia política están de su parte
Meta prescindirá de los verificadores de datos para sustituirlos por notas de comunidad
Mi alma os ha cortado a su medida;/por hábito del alma mismo os quiero. Lo que nadie podrá expresar como Garcilaso, lo ejecutan a la maravilla las arañas digitales. Los algoritmos nos tienen bien pillada la medida en un juego en el que ellos son las arañas; internet es, como se decía antes, la telaraña, la red (la web) y nosotros, por supuesto, somos los otros bichos. La cena.
“Con el tiempo, los algoritmos se han ido haciendo más sabios, te van a captar mejor –explica el profesor de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC, Ferran Lalueza–. En TikTok, esto lo tienen muy bien desarrollado: saben perfectamente qué te atrae, y eso es lo que te ofrecen. El enganche es total. Si a eso le sumamos el renunciar explícitamente a la administración de contenidos, el cóctel es explosivo. Tenemos la tormenta perfecta”.
Lalueza se refiere al público propósito de enmienda realizado por Mark Zuckerberg. En un estado que sólo podemos definir como de epifanía, Zuckerberg renunciaba a la política de control de contenidos que había seguido en Meta. Había descubierto que era una forma de censura y que hacía falta más “energía masculina”. Sus plataformas de contenido (Facebook, Instagram) desarrollarán un sistema parecido al de las notas de la comunidad que usa la red de Musk–el nuevo favorito de la Corte– ante publicaciones capciosas, falsas o dañinas. Para el especialista, esto supone un “correctivo muy light, que está en manos además de los propios usuarios, no hay un profesional de la información que dé credibilidad, o no se puede contrastar lo que dicen de forma fehaciente. Y también se pueden instrumentalizar, por supuesto”.
“Si recuerdas, al principio nos intentaban hacer creer que las redes podían casi autorregularse que, de hecho, no eran un medio de comunicación, sino una plataforma tecnológica –continúa Lalueza–. Después, claro, tuvieron que reaccionar al respecto, y ahora estamos en un nuevo momento en el que se han quitado la careta y muestran su cara real. En Meta se están subiendo al carro de X, en una dirección contraria a la que iban”.
EL ODIO COMO DIVISA: ES EL MERCADO, AMIGO
Es el mercado, amigo. Siempre lo ha sido. Los vídeos de gatitos están muy bien, y las recetas de cocina. Muy alto en la lista: pero nada provoca tanto furor, ni tanta interacción, ni tanto tiempo frente a la pantalla, como la indignación y el odio. Mi alma os ha cortado a su medida.
“Los algoritmos, de forma intencionada o no, favorecen los contenidos extremos, polémicos o que llaman a la polarización frente al contenido contrastado –añade Ferran Lalueza–. Los contenidos tóxicos acaban flotando por encima, y es muy difícil poder luchar contra eso. Hemos creado un monstruo”.
Lameza apunta que los mecanismos de control "se puede automatizar con un margen de error y no comporta mucha inversión", aunque "para verificar de verdad, hacen falta recursos de inteligencia humana que puedan contrastar, argumentar y fundamentar cualquier rechazo a un contenido. Aun así, no es tanto que estas plataformas no se lo puedan permitir, como que se busca el máximo beneficio".
Entonces, ¿todo está perdido? No, todo no: una voz se alzó en Davos para luchar contra el pozo sin fondo en el que se han convertido las redes sociales. Esa voz era la de Pedro Sánchez, por supuesto, empecinado en su cruzada. Entre sus propuestas, la de eliminar el anonimato de las redes :“Realmente, un entorno como el de Davos es el adecuado para proponer este tipo de medidas –comenta, sin embargo, Lalueza–. Una de las principales dificultades de las plataformas globales es que cualquier intento de normativizar carece de sentido si no se realiza a nivel global. Más allá de los aciertos o riesgos de la idea, hay una intención clara de que cada uno se haga responsable de sus actos en el entorno digital. Pero, sin anonimato, quien quiera denunciar una injusticia sin miedo a represalias, no tendrá mucho espacio –añade–. Cualquier tipo de disidencia quedaría coartada, muy expuesta”.
“Pero, por supuesto –concluye–, lo principal es que las plataformas digitales no tiene absolutamente ninguna motivación para hacer algo así”.
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