El reto del sistema de salud
demografía
El escenario social no sólo vivirá la tensión de quienes se retiran, sino con una población sanitaria demandante
En el sector de la sanidad pública, CSIF estima que de aquí a ocho años, la mitad de la plantilla del SAS estará jubilada. La misma delegada provincial de Salud, Isabel Paredes, reconocía que el sistema de salud iba a experimentar un grave problema ante las escasez de médicos de aquí a diez o quince años, ante la marea de jubilaciones y falta de profesionales. La responsable declaraba recientemente, no obstante, que se habían “logrado incrementar en 30.000 personas las plantillas en Andalucía, de las que 3.430 han correspondido a nuestra provincia, además de la entrada en el sistema de sanitarios extra comunitarios”.
Según fuentes de Gerencia del Servicio Andaluz del Salud (SAS), en la última convocatoria autonómica se han resuelto 57.290 plazas en diversas OPEs que estaban congeladas o no previstas. Antes de que acabe 2022 se lanzarán las nuevas convocatorias, ya que el objetivo del SAS es tener estabilizada más del 90% de la plantilla.
Un escenario muy distinto del que vio el nacimiento del Sistema Nacional de Salud, en 1986, recuerda el médico y activista Antonio Vergara. Hasta ese momento, la Sanidad era algo que implicaba a cinco ministerios, además de centros del Ejército, facultades de Medicina, Diputaciones y Casas de Socorro diversas. “Fue una demostración de que lo público podía funcionar”, indica. En las décadas de los 80 y 90 se apuesta por el sistema público con gran músculo. “De repente, empieza a tener buena fama –rememora Vergara–. Cada vez que había una convocatoria de apertura de un hospital, se hacía a plantilla completa. Cada semana, abría un Centro de Salud en Andalucía. En esa época, se contrataba a decenas de miles de profesionales, que son precisamente los que ahora se jubilan”.
El lobo empezó a asomar la patita con la ley 15/97 que hacía referencia a “nuevas formas de gestión”. El lema era que los gastos públicos no eran sostenibles, “cuando España –continúa Vergara– gastaba muy por debajo de la media en sanidad pública respecto al resto de Europa, un 40% según estimación del Eurostat. Y, a pesar de eso, el sistema sanitario español asombró de tal manera que empezó a darse lo que conocemos como turismo sanitario”. Esta ley, que facilitaba la externalización, actuó como un Caballo de Troya. “En aquellas comunidades donde el PP era mayoría absoluta –afirma–, fue a tope. En Andalucía, las empresas publicas iniciaron una vía de en medio y, poco a poco, todos los centros y hospitales andaluces que se han ido poniendo en marcha no han sido públicos: Vejer, Marbella, Ríotinto... Todos ellos, son hospitales de la Consejería de Salud que concierta con otras empresas, y esas otras empresas contratan a los profesionales, que ya no tienen, por supuesto, su condición de estatuarios. Tenemos, pues, una metodología privada en el sector público”.
Actualmente, calcula Antonio Vergara, en torno al 70% del personal sanitario es personal contratado, pero no estatuario. “La aspiración de un médico de 50 años es ser interino y el sistema se ha especializado en gestionar el caos”, con constantes como las llamadas “vacaciones sanitarias” que se repiten cada verano.
“A partir de 2007, la crisis apuntaló el detraer gastos públicos para pagar la famosa deuda bancaria –continúa–, y la necesidad de ir sustituyendo a los que se caen del sistema desaparece: ya se había descubierto el chollo de las empresas privadas, y se prefieren esos contratos porque salen más rentables y la responsabilidad es menor. Lo mismo, al médico que te está atendiendo se le acaba el contrato en una hora, o tiene que salir corriendo a otro hospital”.
“Un ejemplo sangrante de cómo estamos –prosigue Vergara– es que se han quedado 200 plazas libres de médico de familia en el MIR. se han quedado 200 plazas libres de médico de familia en el MIR.Donde había diez médicos, hay dos; no tienen medios, no están bien considerados y tienen contratos basura. Mientras, en Lisboa les dan un contrato indefinido del tirón. En Inglaterra, son miles los profesionales sanitarios españoles”.
Para Vergara, “hay que reponer las plantilla con contratos estables, porque estamos hablando de puestos estructurales. La privada no puede suplir a la sanidad pública –añade–. ¿Por qué no se opera la miopía en la pública? Porque en la privada te operan por 20.000 euros, el mismo médico que te mira en la pública. La solución no es otra que los gobiernos apoyen al sector público, porque es su obligación”.
El sociólogo Juan Manuel García matiza la preocupación por el desplome del sistema sanitario ante las mayores necesidades que presentaría una población envejecida: “Aunque vivimos más, estamos retrasando la media de edad en la que se está mal –explica–. Y creo que la gente se cuida más en general”.
Por otro lado, destaca el papel que juegan los famosos cuidados, que “en Andalucía, no se realizan tanto desde las instituciones sino que está más instaurado dentro de los doméstico, a cargo de mujeres, sobre todo, que cortan su carrera laboral o tienen dos jornadas: una de ellas, no pagada”. Para el especialista, la corresponsabilidad al respecto es “floja y la conciliación, complicada”. Cuando, además, supone “otra fuente de ahorro, al igual que el tema de las guarderías públicas, porque su puesta en marcha no conlleva tanto coste y la suma de beneficios es enorme”.
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