Sanlúcar: Concierto Sacro del Orfeón Santa Cecilia, melodía de voces a capela

Tradicional Concierto de Semana Santa en el Convento de Regina Coeli, de la Orden de franciscanas clarisas. Los asistentes, que llenaban el templo, quedaron satisfechos por el buen hacer de este Orfeón sanluqueño

Una imagen del concierto.
Una imagen del concierto.

Noche de color y de sonidos musicales propios de la cuaresma. A nadie dejo insatisfecho. Y es que el buen hacer del Orfeón Santa Cecilia -que este año celebra el 82 aniversario de su fundación-, se consolida sin solución de continuidad. Para muestra, el amplio calendario de actuaciones en lo que llevamos de año y la acogida de un publico que sigue su trayectoria.

Y nada mejor que el marco y la sonoridad de este convento de Regina Coeli. Fundado en 1519, coincidiendo con la expedición de Magallanes-Elcano. Y es en 1607 cuando la Duquesa Ana de Silva, recibe licencia del Comisario General de la Orden Franciscana para establecer en este convento el primer colegio para niñas de edades entre los 3 y los 15 años. Desde siempre la interrelación con los Duques de Medina Sidonia, tanto es así que, tanto en la fachada como en el interior prevalece su escudo de armas.

En la tradición, la música sacra se concibió para interpretarse en los contextos religiosos o litúrgicos. Desde siempre tuve cierta curiosidad por la música sacra o la gregoriana. Quizás porque de la mano de mi padre acudí a algún que otro concierto de Semana Santa en la Iglesia Prioral de El Puerto. De cuando el Maestro Dueñas acariciaba las teclas del Órgano Principal y las voces de magníficos músicos pululaban entre las bóvedas y columnas del templo. Nunca entendí bien por qué, pero aquello me parecía mágico. Distinto. Ahora me doy cuenta que me sedujo, desde que tengo uso de razón.

Durante los últimos meses, me consta, la dirección musical no ha cesado en su constante trabajo de ir preparando todo el contenido musical para su montaje y matización. Ensayos de mucho trabajo y constancia. Pasión y amor por la música.

El repertorio de mucha enjundia: VEXILLA REGIS. Franz Liszt (1811-1886); ADORAMUS TE, CHRISTE. Oreste Ravanello (1871 - 1938); JESU REX ADMIRABILIS. Giovanni P. da Palestrina (1525 -1594); 0 BONE JESU. Michelangelo Grancini (1605 - 1668); O MAGNUM PIETATIS. Claudio Monteverdi. (1567 - 1643); CANTATE DOMINO. Daniel Friderici (1584 - 1638); IN MONTE OLIVETI. Giovanni Battista Martini (1706 - 1784); O VOS OMNES. Giovanni Matteo Asola (1532 - 1609); STABAT MATER. Zoltan Kodaly (1882 - 1967); VERE LANGUORES NOSTROS. Antonio Lotti (1667 - 1740).

Y de sus compositores, es de justicia resaltar algunos apuntes: Liszt nació en 1811 en Doborjan (Hungria). Pianista, director de orquesta y profesor húngaro. Virtuoso del piano. Brillantez técnica y su habilidad para tocar de memoria, sin partituras. Amigo de

Schumann, Berlioz y Chopin. Oreste Ravanello nace en Venecia en 1871: Compositor y organista del coro oficial de la Basilica de San Marcos. Profesor en el conservatorio de Venecia. Destacó en la organística y dejo su impronta en sinfónicas y de cámara. Estudioso del canto gregoriano. Giovanni Pierluigi de Palestrina, compositor italiano renacentista de música sacra: Influyó en el desarrollo del contrapunto y su obra se considera el culmen de la polifonía renacentista. Tras su muerte en 1594, sus funerales se celebraron en la Basílica de San Pedro de Roma. Michel'Angelo Grancinil, nació en Milán en 1605. Organista y compositor de música sacra. Unas 200 obras se conservan en la Catedral de Milán. Su música instrumental muestra las características de la sonata del siglo XVI. Claudio Monteverdi, nacido en 1567, fue compositor, cantante, director de coro y sacerdote italiano. Marcó, sin duda, la transición entre la tradición polífónica y madrigalista del XVI. Figura destacada entre la transición musical del renacimiento y el barroco. Maestro del coro y director de la Catedral de San Marcos de Venecia. Combinó las escrituras homofónica y contrapuntista, donde utilizó armonías y disonancias con absoluta libertad. Daniel Friderici, nace en 1584. Cantor, director de orquesta y compositor alemán. Fue niño de coro y en su juventud cantor de Oldenburg. Y posteriormente nombrado director los coros de todas las iglesias de Rostock. Escribió obras polifónicas vocales, tanto profanas como sacras. Estudioso de las técnicas del canto, escribió Música Figuralis. Giovanni Battista Martini, nace en Bolonia en 1706. Compositor, técnico e historiador de la música. Es el erudito musical más destacado y el maestro de composición más célebre del XVIII. Entre sus alumnos Bach y Mozart. Escribió 12 notables sonatas para órgano y clave, 6 sonatas para clave, música religiosa y oratorios. Se inspiraba tanto en la polifonía vocal del XVI como en la música contrapuntística del XVII y XVIII. Giovanni Matteo Asolanace en Verona en 1532, compositor de numerosos obras sacras de finales del renacimiento. Fue nombrado maestro de capilla de las Catedrales de Treviso y Vicenza. En sus obras utilizó el bajo continuo. Entre sus composiciones: misa de réquiem, salmos, lamentaciones, vísperas y antífonas. Zoltán Kodály, nacido en 1882 en Hungría. Cantaba en el coro de la catedral de Nagyszombat y tocaba cello en la orquesta. Profesor de la Real Academia de Música de Budapest. Su influencia musical tuvo que ver con el folclore húngaro. Coleccionó canciones populares incluyendo grabaciones de campo. Este trabajo de recolección, análisis y edición, contribuyo a la preservación dela cultura de su país. Pionero en la educación musical. En 1907, fue nombrado profesor de la Real Academia de Música de Budapest. Antonio Lotti nació en 1667. Comenzó como cantante hasta llegar a maestro de capilla en la Basílica de San Marcos. Compuso música en varios géneros: misas, cantatas, madrigales, alrededor de treinta óperas, así como música instrumental. Sus obras corales sacras son a menudo a cappella. Su obra se considera un puente entre el Barroco y el emergente Clasicismo.

Durante más de una hora este grupo de voces -mujeres y hombres-, bajo la atenta mirada y la batuta del joven director José Manuel Núñez Caro pusieron negro sobre blanco, expresaron con claridad y se comprometieron con sus voces. Notas en constantes claroscuros -como las piezas que interpretaron-, discurrieron con el alma que les caracteriza y llega nítida a los que tuvimos la idea de acompañarlos y a las monjas que atentas escuchaban desde su clausura.

Acabado el concierto y en esa ruta nocturna que decidí llevar a cabo, entre el barrio bajo y el alto de Sanlúcar de Barrameda, me instale -como hizo el maestro húngaro Zoltán Kodály- en ese zaguán imaginario en donde la música nos pertenece a todos. No es de nadie. Es en las escuelas donde debería desarrollarse la formación musical. Traería, sin duda, paz y sosiego a pares. Abogo como Kodály por trasmitir el amor con mayúsculas por la música, a través de su conocimiento. Por cerrar los ojos y escuchar la ternura de las voces corales. Por acercarnos a aquellos que nos necesitan, sin tantos golpes de pecho. Por dar la mano al que tengamos a nuestro lado. Por maginar un mundo mejor y trasmitirlo. Por soñar juntos entre notas.

El concierto concluyó con unas acertadas palabras del director de la Coral, José Manuel Núñez Caro, en las que resaltó el texto de In Monte Oliveti, donde el sufrimiento y el perdón de los errores se dan de la mano. De esta manera debemos vivir cada día compartiendo con familia, amigos y vecinos.

Tras los textos y las voces de los miembros de Orfeón Santa Cecilia, reflexiono sobre lo que escuche la otra noche en Sanlúcar. Y lo hago de la mano de Richard Wagner, cuando mascullaba: “El más antiguo, el más verdadero y el más bello órgano de la música, el origen del cual nuestra música debe provenir, es la voz humana”. Y me quedo en silencio.

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