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“¿Qué sentido tiene hablar mal del lugar en el que vives?”

El Puerto y Arcos

P. Ingelmo

09 de julio 2017 - 06:55

EN 2010, la mayor fábrica de ladrillos de Arcos despidió a 43 de sus 51 trabajadores. Poco después su actividad cesó. Dos años después, en 2012, Arcos tocó fondo. Alcanzó un índice de paro del 49%. En 2006 el hotel Caballo Blanco de El Puerto, después de cuatro décadas de historia, cerró sus puertas.

Al año siguiente la principal empresa turística de El Puerto, Jale, entraba en concurso de acreedores, lo que arrastraba en 2011 al cierre al complejo Las Beatillas. Eran hechos, los de Arcos y El Puerto, que afectaban a la marca que estas localidades se habían labrado.

Lo pagaron los anteriores alcaldes en las municipales. Tras ellas dos hombres jóvenes, ambos del PSOE, Isidoro Gambín y David de la Encina accedían al Gobierno de dos ayuntamientos con gigantescos boquetes económicos. El Puerto superaba los 125 millones de euros de deuda contando con un presupuesto que no llega a los cien. En Arcos, con un tercio de la población, la deuda se aproximaba a los 30 millones. Ese era el panorama para De la Encina y Gambín.

Diario de Cádiz (DC): Ustedes tienen sus respectivas profesiones. Trabajos seguros. ¿Cómo se les ocurrió meterse en este fregado?

Isidoro Gambín (IG): Yo venía del deporte, que era de lo que me encargaba cuando fui concejal con Pepa Caro en 2003. Después de aquello no había candidatos y como me gustan los retos y quiero al partido socialista, quizá en exceso, me lancé a la aventura.

David de la Encina (DE): Yo me enfrenté a un PP en un municipio lastrado por los dieciséis años de gobierno de los independientes. En ese sentido, un pacto de izquierdas era positivo, pero quizá se ha puesto un listón muy alto y algunos pueden ver nuestra acción como insuficiente. Tenemos que construir un edificio y, de momento, hemos desbrozado el terreno.

IG: Figúrate yo. Llegas al Ayuntamiento y lo primero que te ponen delante es que debes seis millones y medio de euros, que las nóminas te salen por el doble de lo que ingresas y encima te bloquean la PIE. Y entonces haces muchos amigos porque tienes que aplicar sentido común no aumentando la deuda y eso sólo lo puedes hacer rebajando hasta un 30% las nóminas.

DE: Te entiendo. Cuando estás en la oposición ves las cosas muy claritas, pero te pones a gobernar y ves que te enfrentas a la parálisis administrativa porque aparte de que no hay dinero, hay un bloqueo. Todo lo que ha pasado ha puesto a los funcionarios en guardia, lo que ralentiza la acción de gobierno. Funcionas con la mitad de recursos y muy despacio.

IG: Tenemos la gestión judicializada. Sin haber hecho nada, sin haber participado en la gestión, tengo en mi mesa cuarenta requerimientos judiciales que, en última instancia, pueden ir contra mi patrimonio personal por impagos a proveedores que ni eran míos.

DE: Sí, porque una cosa es verlo en los periódicos y otra es que las notificaciones te lleguen a casa por, yo qué sé, por tener paralizado un parking en el que tú no creías. Y entonces notas en las caras de tu familia una mirada de dónde nos has metido con tu cosa de la política.

IG: Es que estamos pagando justos por pecadores. Dime tú qué puedo ganar yo, o la mayoría de los alcaldes, siendo alcalde, aparte de problemas.

DE: Se produce como una angustia vital. Y, de repente, una noche te despiertas y te pones a darle vuelta al problema de tal o de cual o cómo solucionar tal problema en un colegio....

IG: En realidad, en el día a día del alcalde no tienes tiempo ni para comer y los problemas los tienes que solucionar con la ayuda de la gente, aunque entiendo que tampoco es cosa de seguir hablando de lo que nos hemos encontrado. Nuestro objetivo es ampliar la actividad económica, las tendencias están cambiando y nos vamos llevando pequeñas alegrías. Desde el Ayuntamiento hacemos lo que podemos hacer, crear ofertas públicas de empleo ya con absoluta legalidad, sin enchufismos, dar facilidades con ordenanzas fiscales para atraer inversión privada...

D.: Es que ha habido un exceso de tutela de lo público y hay que apostar por el sector privado para la revitalización de las ciudades. Pequeñas y grandes empresas han aguantado diez años de crisis, son héroes, y ahora hay otras nuevas. Un ayuntamiento tiene que facilitarles su tarea.

IG: Sin la iniciativa privada es difícil alcanzar los objetivos. Tenemos el proyecto del cicuito de velocidad, donde habrá unos 20 millones de inversión y generará entre 200 y 300 empleos... Bodegas, centro comercial, hoteles rurales, microalgas... Todas son iniciativas interesantes. Regresa la esperanza.

DC: ¿Cómo se ven desde sus localidades al otro?

IG: No tengo mucho tiempo para ir a El Puerto, pero en David veo intensidad y ganas de transformar El Puerto para que vuelva a ser una referencia. Creo en su capacidad de gestión, aunque también sé las dificultades que tiene gobernar en minoría.

DE: Yo tampoco voy tanto como quisiera a Arcos, que es un pueblo que me encanta. Veo en Isidoro todas las ganas de convertir a Arcos en lo que siempre había sido, una ciudad capital para la Sierra, su puerta de acceso.

IG: Arcos tiene en ese sentido un problema de centralidad. Está cerca de Jerez y distante de la Sierra. Esa centralidad, en realidad, la tiene Villamartín, donde está Hacienda y Seguridad Social, mientras Arcos mira mucho a Jerez. No tenemos los servicios administrativos que se le deben suponer a una localidad de 32.000 habitantes.

DE: Nosotros tenemos que combatir ese mochuelo que alguna vez nos colgaron de El Muerto de la Bahía que tan poca gracia nos hace. Y es que hay un problema que no sé si a ti te sucede, que la propia gente de tu pueblo habla mal del pueblo. No entiendo eso de hablar en negativo del lugar en el que vives. Hay que recuperar El Puerto como locomotora económica, porque tiene potencial para volver a serlo. De momento, no creo que nadie diga que estamos resignados. Pero solos no podemos. Cada portuense tiene que tener la conciencia de ser un embajador de El Puerto. Hay cosas que mejorar, sí, pero también hay cosas que funcionan y esas son las cosas que hay que vender.

IG: Lo de destacar la negatividad no es un deporte nacional y en Arcos también pasa. Trabajamos con un proyecto de difusión, precisamente, pero para eso hay que tener algo que difundir. Aparte del pueblo, nuestro gran potencial es la naturaleza. El lago es magnífico para la práctica de deportes náuticos y con su recuperación va a tener una gran proyección.

DE: En nuestro caso las playas se venden solas, pero hay que buscar fórmulas para atraer a la gente joven. Además, gente como Ángel León y Gonzalo Córdoba ya nos han situado en el mapa gastronómico, lo que es un buen punto de partida para potenciarlo. Y no queremos dejar a un lado la disposición de suelo industrial para la logística y la construcción.

IG: Nosotros hemos tenido la experiencia de la construcción como una actividad principal en la localidad. Durante un tiempo dio mucho dinero, pero su hundimiento nos llevó a unas cifras insoportables de paro, por eso hay que pensar en la diversificación. En verano está el turismo, pero luego tenemos bodegas de categoría reconocida.

DC. Como alcalde de El Puerto le propongo que haga de cicerone con el alcalde de Arcos. Isidoro se presenta por la mañana en su casa. ¿Qué hacen?

DE: Perfecto. Me gusta hacer de cicerone. Lo primero que vamos a hacer es ir a desayunar al mercado. Los churros de Charo son magníficos, pero además ella te cuenta qué es lo que ha sido y lo que ha supuesto el mercado para El Puerto. Dirá mucho de nuestras raíces. Después iremos al río, a la avenida fluvial, visitaremos el Real Club Náutico, que tiene su abolengo, tantas veces visitado por el Rey. Posteriormente cogeríamos el catamarán para hacer algo de bahía, sólo ir y volver para después tapear en El Toro Tapas, por ser el símbolo de una compañía de El Puerto que ha hecho de su logo un símbolo de España. El cafelito y el gin tonic es en la calle Misericordia. Y luego tarde de concierto o tarde de toros, que ya se sabe que quien no ha visto toros en El Puerto... Y la puesta de sol en la playa de La Muralla.

DC: Ahora el cicerone es el alcalde de Arcos.

IG: Somos más pequeñitos. Desayunar en el casco histórico, que te da tranquilidad, y pasear desde la plaza del Cabildo hasta el Balcón. Para comer se come bien en cualquier sitio, mejor de tapas para conocer unos cuantos sitios. Y por la tarde al centro municipal de náutica para descubrir en piragua el paraje natural del embalse con su fauna. Luego cogeríamos la mochila y la bicicleta de montaña y recorreríamos los senderos....

DE: ¡Acabaré reventado!

DC: Ahora que se han relajado. Confiesen cuántas veces al día se arrepienten de ser alcaldes.

IG: ¡No da tiempo! El cargo de alcalde es una responsabilidad muy grande. Estamos aquí para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y te sometes a esta gestión 24 horas al día. No estoy aquí para ganar las próximas elecciones.

D.: Me has leído el pensamiento. Estamos aquí por vocación, como quien pertenece a una ONG o a una peña. Nuestro compromiso social es a través de la política. Otros hacen deporte o pasean a su perro. Lo que no acepto es que por pertenecer a un partido se me prejuzgue como sinvergüenza. Soy alcalde y me siento orgulloso de ser la persona que representa a mi pueblo.

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