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Broncano
La Sierra de Cádiz clama por su autovía
Cádiz/El PP tiene ante sí la oportunidad de darle una bofetada histórica al PSOE y a Izquierda Unida (IU) en la Sierra de Cádiz. Pero para ello, claro, los populares tienen que remangarse y poner en marcha la maquinaria para que la Sierra de Cádiz cuente al fin con esa autovía que tanto tiempo vienen demandando sus habitantes.
Una cosa es gobernar y otra muy diferente es hacer oposición. Eso es una verdad como una casa. Pero también es verdad que no siempre hay que dejar en el cajón todas las promesas que se hacen, especialmente en campaña electoral.
En el caso de la comarca serrana, por ejemplo, los populares llevan muchos, muchos años prometiendo hasta la saciedad que ellos sí construirían la autovía Arcos-Antequera (A-384) que el PSOE anunció en miles de ocasiones cuando gobernaba la Junta de Andalucía pero que jamás se convirtió en realidad, ni siquiera cuando los socialistas gobernaron en coalición con IU (2012-2015).
Y es ahora, cuando los populares han asumido la dirección de la Consejería de Fomento, cuando deben demostrar que del dicho al hecho no siempre tiene que haber un trecho. De momento la Junta no ha dicho ni sí, ni no a este proyecto de infraestructura. Lo tiene en cartera, efectivamente, pero ha pulsado el botón de pausa a la espera de que un estudio de viabilidad diga cuál es la fórmula idónea para garantizar la seguridad vial en una de las carreteras más peligrosas de la provincia y, sin duda, la más conflictiva de las que forman la red viaria autonómica en el conjunto de la geografía gaditana.
En cierto modo, la Sierra de Cádiz ha depositado en el nuevo Gobierno andaluz conformado por PP y Ciudadanos sus últimas esperanzas para disfrutar al fin de una autovía que no sólo comunique de manera más rápida esta comarca con Antequera y la provincia de Málaga sino sobre todo, y quizás lo más importante, eliminando tantos puntos negros como se localizan a lo largo de los 133 kilómetros de longitud que suma esta vía desde su nacimiento a la salida de Arcos en dirección hacia Bornos.
Hay datos que hablan por sí solos. Entre los años 2010 y 2015, por ejemplo, en el tramo gaditano de la A-384 se registraron tantos accidentes de tráfico que dejaron un saldo terrible de 10 muertos y hasta 72 heridos graves. Y este año esta carretera serrana ya suma dos víctimas mortales, en los términos municipales de Villamartín y de Arcos. Sólo el tramo de la N-340 entre Vejer y Algeciras y la autovía A-7 que parte desde Algeciras para comunicar con la provincia de Málaga por la costa alcanza índices de esta gravedad.
Dicen los socialistas que la culpa de que no se construyera esa autovía la tiene la crisis económica que estalló hace poco más de una década. Por aquel entonces el Gobierno andaluz presidido por Manuel Chaves había cogido carrerilla y había empezado a paliar el tremendo déficit de insfraestructuras que tenía en la provincia gaditana. Autovías tan necesarias como la Jerez-Los Barrios (A-381), la Jerez-Sanlúcar-Chipiona (A-380) o la Jerez-Arcos (A-382) le cambiaron la cara a una provincia donde las colas kilométricas de vehículos estaban a la orden del día.
Fue precisamente en el acto de inauguración del último tramo de la Jerez-Arcos, allá por el año 2007, cuando el entonces presidente de la Junta y su consejera de Obras Públicas, Concepción Gutiérrez, se comprometieron públicamente a ampliar esta autovía hasta la mismísima Antequera. Pero al final, nada de nada. Si acaso, lo único que hizo la Junta fue modificar algunos accesos muy peligrosos localizados sobre todo en las inmediaciones de Bornos.
Y eso que el Gobierno andaluz dio algunos pasos previos, encargando incluso unos estudios informativos que le costaron un pico a las arcas andaluzas.
Por tener, la futura autovía Arcos- Antequera tuvo hasta un presupuesto inicial: 326,5 millones de euros dijo en marzo de 2012 la Junta de Andalucía que costaría desdoblar la actual carretera nada menos que en sus primeros 48 kilómetros, es decir, los que separan Arcos de Algodonales. La idea inicial era empezar con urgencia el primer tramo (los ocho kilómetros que separan la localidad arcense y Bornos, de no mucha dificultad debido a la existencia de larguísimas rectas) para acometer con posterioridad la fase más complicada.
Y es que la actual A-384 se ha convertido en una vía de extrema peligrosidad tanto por su orografía (muchas cuestas) como por su trazado (demasiadas curvas), sin olvidar en ningún momento la estrechez de una calzada en la que los arcenes son minúsculos. El tramo que va desde Villamartín a Algodonales y posteriormente entre la localidad algodonaleña y Olvera están considerados los más conflictivos de una vía que acumula una intensidad media de circulación nada desdeñable ya que discurre por una zona en la que las provincias de Cádiz, Sevilla y Málaga geográficamente se dan la mano.
En cualquier caso todos los papeles que encargó la Consejería de Obras Públicas ahora denominada de Fomento parece que no sirven para nada. Así al menos lo dijo el pasado mes de septiembre en sede parlamentaria la actual consejera del ramo, Marifrán Carazo. La dirigente del PP no desestimó de ningún modo esta obra de infraestructura pero aplazó cualquier actuación en esta carretera porque, dijo, en su Consejería había “una ausencia total de proyectos” en torno a esta obra.
El nuevo Gobierno PP-Cs para nada rechaza arreglar una carretera que, según la propia consejera Carazo, “es clave para la vertebración de dos territorios como as provincias de Cádiz y Málaga”. Pero el futuro de esta obra queda ahora a expensas de lo que dictamine el proyecto de viabilidad que la Consejería de Fomento prevé licitar a finales de año o a principios de 2020. Será ese informe exhaustivo el que fijará qué es lo que se debe hacer para mejorar la seguridad vial de esta carretera, sin que ni siquiera se confirme aún que esos pasos deben ir encaminados a la construcción de una autovía.
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