El suelo urbano en la provincia se hunde

Apenas quedan promotoras con actividad y, como Urbis, acuden al concurso de acreedores incapaces de colocar el suelo de la burbuja

Pedro Ingelmo

25 de febrero 2013 - 05:01

"Tuve una revelación empujado por problemas personales. Me di cuenta de que el dinero no lo era todo y malvendí todo el suelo que tenía en 2009, liquidé mis préstamos con los bancos. Me quedé limpio. Fue un golpe de suerte. Mis compradores creían que adquirían una ganga y ahora ese suelo planificado no vale nada, no vale ni a precio de suelo de sembrado". El que habla, que prefiere guardar su anonimato por ser ahora un personaje demasiado conocido debido a haber caído en redes de programas espectáculo de la televisión del cotilleo, era uno de los grandes operadores de suelo en la provincia durante la burbuja. De él se decía que llegó a tener cerca de un millón de metros cuadrados en piezas rojas (planificadas para ser urbanizables) en los planes generales de los principales municipios de la zona. Es sólo una parte de las inmensas bolsas de suelo en manos de promotoras que, como piezas de dominó, se han ido declarando en suspensión de pagos (concurso de acreedores) al quedarse atrapadas por el derrumbe del sector.

La última es Reyal Urbis, el mayor concurso de acreedores del ladrillo desde que inaugurara el listado el gigante Martinsa-Fadesa en 2008. A Reyal Urbis le han precedido entre las promotoras con negocios en la provincia Noriega, cuyo concurso arrastró a una veintena de constructoras de Jerez, El Puerto y Rota; Tremón, que tenía suelo alrededor del campo de golf de Jerez o Edificarte, con promociones en Tarifa, por mencionar sólo algunas de las grandes. Entre las pequeñas el listado es innumerable.

En Jerez, la ciudad que los futuros estudiantes de Economía tendrán que analizar para comprender qué fue el estallido de la burbuja inmobiliaria, se encuentran las principales bolsas de suelo con las que contaba Reyal Urbis en la provincia, aunque también contaba con otra bolsa importante en El Puerto, donde se encontraba el antiguo camping. Urbis, que hace diez años arrojaba la facturación de 170 millones de euros en la zona y que contaba con 225.000 metros cuadrados y ahora ha ido al concurso de acreedores con una deuda de 3.600 millones de euros y más de un millón de metros cuadrados de suelo en la zona, trabajaba con una previsión apabullante con un valor que se ha desplomado y que, aún hoy, sigue cifrado en 242 millones que nadie está dispuesto a comprar. Como ejemplo de su política, a principios de siglo adquirió la viña El Telégrafo, alejada varios kilómetros de la última línea residencial de Jerez. No pareció equivocarse porque el ladrillo se acercó a esos viñedos y, en mitad de esa expansión, estalló todo.

Pedro Pacheco, delegado de Urbanismo en Jerez en los años de apogeo del ladrillo, recuerda que "Urbis se caracterizaba por una planificación a años vista. Adquirió enormes cantidades de suelo en la ciudad, más allá de que fuera o no urbanizable". El baile accionarial de la promotora, integrándose posteriormente en Reyal y con Banesto como miembro del consejo de administración al mismo tiempo que acreedor, le ha hecho entrar en un callejón sin salida. Los bancos, que tratan de dar salida a las viviendas tóxicas, le impidieron continuar promociones para no saturar más los stocks del sector.

El precio del suelo se desplomaba en un mercado inexistente. De este modo, el camino estaba indicado, no podía ser otro cuando en el primer trimestre de 2008 se marcó el techo del precio del metro cuadrado de suelo urbanizable en 411 euros. 2012, según Fomento, cerró con un precio del metro cuadrado en la provincia en 156 euros. Ese mismo trimestre de 2008 en la provincia de Cádiz se produjo el mayor volumen de operaciones de compraventa de suelo de toda Andalucía con un valor de 237 millones. En el último trimestre de 2012 se vendió suelo por valor de 27 millones. Esa es la imagen del mercado del suelo.

A pequeña escala le sucedía lo mismo a otro histórico del sector como Basilio Iglesias, con un ámbito de actuación reducido a Jerez, Arcos y Lebrija, más una aventura de laboratorio en Marrakech. Iglesias se movió con dignidad, evitó la suspensión de pagos entregando su suelo a precios parecidos a los indicados más arriba a un fondo de inversión y cesando la actividad. "Mejor vender a 4 lo que valió 20 que perderlo todo", reflexiona el ex operador de suelo.

Otras no pudieron hacerlo, como Promociones Arrecife, que tendría que haber entregado hace años la promoción de Los Chinchorros en Cádiz. El camino de la asociación de afectados es similar a las de decenas de la provincia. En un comunicado esta asociación se lamentaba de la lentitud de la Justicia en dar soluciones. Los juzgados de lo mercantil están saturados. En lo que llevamos de año 18 empresas han entrado en concurso de acreedores. 263 lo hicieron durante 2012. El 80% depende de la construcción.

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