"Los técnicos extranjeros de apoyo en Astilleros les decían 'kaput' al verlos manipular el amianto"

"Mi padre siempre fue un luchador nato", recuerda Sol, una de las hijas de Félix Ruiz Guillén, que junto a sus dos hermanos y su madre se embarcó en este pleito que ha desembocado ahora en la sentencia del Tribunal Supremo.

Sol recuerda como tras ser consciente de su enfermedad "mi padre se armó de valor y recogió toda la información necesaria, todos los documentos que pudieran aportar alguna prueba de lo que deseaba reclamar. Para él lo más importante no era el dinero, sino el reconocimiento moral, social, laboral y sobre todo, humano", afirma.

La hija de Félix recuerda que su padre le contaba cómo cuando reparaban en Astilleros un motor que estaba protegido por amianto lo partían para acceder a su interior sin llevar ningún tipo de protección especial, e incluso los técnicos extranjeros que ejercían como equipo de apoyo para la empresa les decían que estaban 'kaput'.

Sol Ruiz explica que el abogado Miguel Segado ya le llevaba a su padre una larga y penosa demanda en la que Félix pedía que se le concediera la incapacidad laboral permanente. "Tras muchos años consiguió que se la dieran, justo poco antes de fallecer. Esto fue lo que nos ayudó a mis hermanos y a mí a seguir adelante, junto a mi madre, con la labor de justicia que mi padre había emprendido antes de morir. No se puede olvidar una vida, por eso no olvidamos, y no solo por mi padre sino por aquellos que podrían estar en la misma situación y no saben cómo actuar, cómo reclamar sus derechos".

En cuanto al recurso ganado ahora ante el Tribunal Supremo, Sol Ruiz Guerrero cree que su padre estaría contento "porque él habría querido que su caso llegara a lo más alto".