Los temblores de Cádiz

Cádiz tiembla a menudo, pero con pocas ganas, sin intensidad. Los pequeños temblores, apenas percibidos por la población, con epicentro en Ubrique, Zahara de la Sierra o Medina durante los últimos meses no están fuera de lo común. La provincia sufre terremotos sin peligrosidad casi todos los días y este constante 'ajetreo' que ahora se ha conocido no es síntoma de ningún movimiento más fuerte, al contrario. "Cuando hay tantos terremotos pequeños seguidos la corteza del suelo se relaja", explica Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional.

Los expertos consultados coinciden. "Todo el sur de la Península Ibérica es una zona constante de desplazamientos de tierra, con más intensidad en la zona oriental, y es fácil que ocurran micro terremotos. No es ninguna actividad fuera de lo normal y no es un síntoma de ningún cambio", apunta Jesús Ibáñez, director del Instituto Andaluz de Geofísica.

Salvo el ocurrido a final de septiembre en Ubrique, las vibraciones durante este año no han hecho tambalear a ningún gaditano, a pesar, que como se puede observar en el gráfico, la magnitud ha sobrepasado los 2,5 en las escala de Ritcher en cinco de ellos. "Tienen muy poca energía, no es suficiente para que lo noten las personas", dice Ibáñez.

Sin embargo, estas mínimas sacudidas han transcendido a través de Instituto Geográfico Nacional, que siguiendo el protocolo establecido, lo comunica a distintos organismos, como es el caso del 112 en Andalucía, para estar alerta. Para el director del Instituto Andaluz de Geofísica esto forma parte de "una política de transparencia informativa pero no es para que parezca que viene el lobo".

El verdadero peligro para Cádiz no estaría a lo mejor en tierra sino en el mar, con un tsunami. De hecho, la principal catástrofe sufrida por un terremoto fue 1756 cuando las olas inundaron la capital gaditana. El Director de la Red Sísmica Nacional considera que las mayores consecuencias en la provincia las traería una vibración de gran intensidad con epicentro en el mar. Eso sí, de gran magnitud, ya que en el Golfo de Cádiz hay micro maremotos a diario. Incluso el más fuerte de este año, con un 4,6 en la escala de Ritcher, ha pasado sin que nadie se diera cuenta, porque normalmente se producen a mucha profundidad y cerca del Cabo San Vicente, el pico del Algarve portugués, centro de otro sismo conocido como el de Lisboa, pero que se produjo en esa zona.

Precisamente el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha instalado en el Golfo de Cádiz, a 60 millas del Cabo de San Vicente, el primer laboratorio para la alerta temprana tsunamis en Europa. La zona es un excelente lugar de estudio por su proximidad al área de contacto entre las placas tectónicas de Euroasia y África con mucha actividad sísmica y de tsunamis.

La información captada en esta investigación, en caso de estar relacionada con tsunamis, sería enviada casi en tiempo real. Y si pasara se tendría 50 minutos para reaccionar. Lo primero entonces: alejarse los más posible del mar, de la playa y de las zonas más bajas. Es el consejo de un experto.