El tiroteo contra guardias civiles de Sanlúcar se realizó con armas enviadas a la guerra de Ucrania

Provincia de Cádiz

Fuentes de la Benemérita confirman que parte del armamento que se envía hacia el conflicto bélico del Este se 'pierde' por el camino y acaba en manos de los narcos

Los narcos ya no usan los clásicos Kalashnikov de fabricación rusa sino fusiles americanos y europeos que llegan al mercado negro desde el frente de batalla

Varios guardias civiles son ametrallados al impedir un alijo en el Guadalquivir

Armas requisadas en la Guerra de Ucrania.
Armas requisadas en la Guerra de Ucrania. / EFE

Cuando se dice que los narcos están utilizando armas de guerra para defender sus alijos no es una exageración. Parte del armamento que los países de la OTAN están enviando hacia el Este para ayudar a Ucrania en su guerra contra Rusia se está perdiendo por el camino y está acabando en poder de diferentes grupos criminales de toda Europa, incluidos clanes del narcotráfico asentados en la provincia de Cádiz.

Fuentes de la Guardia Civil han confirmado a este medio una noticia que pone todavía más el foco en la peligrosidad a la que se enfrentan los agentes y que se hizo evidente el pasado 22 de mayo, cuando varios guardias fueron recibidos con ráfagas de armas largas al intentar evitar un alijo en la desembocadura del río Guadalquivir. La llegada de refuerzos hizo posible no sólo incautar 2,5 toneladas de hachís, repartidos en 77 fardos, sino detener a nueve personas, de las que cinco ya han entrado en prisión.

Fue entonces cuando se comprobó que, en contra de lo habitual hasta los últimos años, los disparos no se habían realizados con los clásicos Kalashnikov de fabricación rusa, tan populares en la Guerra Fría, sino que eran fusiles que EEUU y países europeos, entre ellos España, están enviando a Ucrania y que no acaban en manos de reclutas sino en las de narcos gaditanos.

"La tendencia ha cambiado", aseguran varios veteranos de la lucha antidroga en el Sur de Europa. "Desde hace un par de años estamos notando que los narcos llevan fusiles más modernos, muchos de ellos americanos, otros de fabricación europea, y que los viejos AK-77 han desaparecido. Cuando hay redadas lo primero que nos fijamos es en un aspecto que nos preocupa mucho, porque ya no hablamos de viejos fusiles de los años 70, sino de modernas armas largas que confirma que la batalla contra el narco ha entrado en otra fase".

Armas requisadas en una operación antidroga.
Armas requisadas en una operación antidroga.

El intercambio de manos se produciría en la propia Ucrania. Según ha podido saber este medio, el armamento llega hasta el país sin problemas y cumpliendo una serie de controles muy exhaustivos que imponen la OTAN y la Unión Europea. "El problema -dicen fuentes consultadas por este medio- aparece cuando ya se han firmado los recibos". Es entonces, en uno de esos transportes hacia el frente bélico, cuando pueden perderse decenas de cajas con fusiles que acaban en el mercado negro armamentístico, un negocio que cada año llega a mover más dinero que el propio narcotráfico en todo el mundo.

En pocas semanas esos fusiles que deberían disparar contra invasores rusos apuntan contra guardias civiles y policías en la provincia de Cádiz. "Las reglas del juego han cambiado definitivamente. Por eso pedimos más medios, que las normas de enfrentamiento se adapten a la violencia de los narcotraficantes y que, y esto es muy importante, las penas por tráfico de drogas sean más elevadas. No puede ser que te pillen con un alijo de hachís y te echen cuatro años de cárcel, que pactes con la Fiscalía y que sólo te comas dos y medio. Se sienten impunes", comenta un agente de la Benemérita.

Dos años de guerra en Ucrania

Desde que el 24 de febrero de 2022 Rusia iniciara la invasión de Ucrania han sido muchas las armas que se han enviado desde Europa para apoyar su lucha. Desde entonces occidente ha gastado miles de millones para apoyar a los ucranianos en su lucha contra Rusia. El problema ahora es que muchas de esas armas están haciendo un camino de ida y vuelta. "Nuestro trabajo es cada vez más peligroso", dice otro agente. "Esto no puede compensarle a nadie. Es una cuestión vocacional, porque cuando unos compañeros llegan a evitar un alijo y son recibidos a tiros, con fusiles de guerra, de última generación, están jugándose la vida".

Antes, recuerdan los agentes dedicados a la lucha antidroga, "los narcos no solían dispararnos. Si lo hacían era porque creían que se trataba de un vuelco de una banda rival. Pero ahora es que van a por nosotros. Ya se vio lo que ocurrió a los compañeros que fueron arrollados por una narcolancha. Son cada vez más violentos".

Al preguntarle si se muestra partidario de poder disparar a los motores de las gomas, como se ha solicitado a la Secretaría de Estado de Seguridad, se mostró dubitativo. "Es verdad que en otros países se permite, pero no sé cómo funcionaría en el Estrecho. Sería convertirla en una zona de guerra. ¿Quién te dice que ellos no van a repeler la agresión disparando desde la narcolancha a los compañeros que van en el helicóptero persiguiéndolos? No sé, creo que es algo que hay que pensar muy bien".

De momento, quienes cada vez tienen menos problemas para abrir fuego son los narcos, que usan armas largas de la Guerra de Ucrania contra pistolas.

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