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“La tragedia no habría ocurrido si se hubiese investigado el ‘O Bahía”

365 días después de que el pesquero barbateño volcase provocando la muerte de ocho marineros, la viuda de uno de ellos, Manuel Alba, da su versión de los hechos y pide justicia y explicaciones oficiales

J.M.Ruiz/J.J.Marqués

04 de septiembre 2008 - 08:57

“Los 28.000 euros del seguro y las subvenciones los voy a invertir en que se aclare lo que le pasó a mi marido. Para que sus hijos sepan qué le pasó a su padre. Y para que no vuelva a sucederle a nadie más. La muerte de mi marido tiene que servir para algo”. Con el dolor metido en el cuerpo para siempre, pero muy cabal y con la cabeza “muy fría”, según sus propias palabras, Loli Caravaca, de 45 años, viuda de Manuel Alba, de 50, padres de dos hijos de 13 y 15 años, dice saber qué le ocurrió a su marido aquel 5 de septiembre de 2007. Pero exige, en declaraciones a este periódico, explicaciones oficiales y justicia. Sin foto, porque no la quiso, y sin que merezcan la pena las acotaciones, habla Loli Caravaca:

“Aquella tragedia se pudo haber evitado. Y todo lo que vino detrás. Fíjense que yo me enteré de lo que había pasado en la calle. Aquel día estaba en un localcito donde me entretengo cosiendo. Llegó una amiga mía y me dijo: vamos al puerto, que ha pasado algo. Le pregunté a una vecina. Que ha volcado un barco, me dijo. ¿Qué barco? El Nuevo Pepita Aurora, me respondió. Luego, mi padre, que venía de allí, me dijo que había varios muertos. Creo que no son formas de enterarse de una tragedia como aquella. A las cuatro de la tarde, cuando aquello pasó a las dos. Con las tecnologías de comunicación que hay, que todo está reflejado en libros, los roles en la Comandancia. No entiendo cómo las autoridades no nos localizaron a las 16 mujeres para informarnos de la tragedia. No sabíamos cuántos muertos había ni quiénes eran. Y uno de ellos era mi marido. Al día de hoy todavía estoy esperando que me expliquen qué es lo que le pasó a mi marido. Y pasado mañana [por mañana] va a hacer un año”.

“De todo nos estamos enterando a través de terceros. Por ejemplo, cuando se imputó al patrón, nos enteramos por la prensa. Yo al día de hoy sé que mi marido salió de aquí a las dos y media de la tarde del 4 de septiembre de 2007 y que mi marido no ha regresado. Pero a mí nadie me ha dicho por qué mi marido no ha vuelto”.

“¿Usted cree que se puede dejar en manos de alguien a un niño, y que se le pierda, como se perdió el barco? ¿por qué se hunde el barco’? ¿por qué se lleva mi marido 14 días debajo del agua? Mi marido estaba vivo bajo el agua. Por aclarar eso voy a seguir luchando hasta que aguante. Cuatro de nosotras ya recurrimos al mismo abogado, otras a otra letrada y esperamos que las demás se suban al carro”.

“Esta tragedia no debía haber ocurrido. Si se hubiese investigado el caso del O Bahía [un barco del mismo astillero del Nuevo Pepita Aurora con los mismos problemas de estabilidad] y si se llegan a hacer las cosas como se tienen que hacer, posiblemente se hubiese evitado el hundimiento del Nuevo Pepita Aurora y posiblemente mi marido estaría vivo. O muerto, pero no habría muerto en las circunstancias en que murió. Porque tuvo una muerte muy mala, muy mala”.

“Yo no voy contra nadie, ni contra el armador, ni contra nadie. Voy a lo que ha pasado. Y los responsables creo que son muchos, porque lo que está a la vista no necesita candil. Si el armador hubiese sabido que el barco estaba en mal estado no habría salido y habría buscado responsabilidades. ¿Por qué se están haciendo ahora tantas inspecciones, después del naufragio del Nuevo Pepita Aurora y no después del O Bahía? ¿Por qué no antes? Porque el patrón del O Bahía falleció y no hubo testigos. ¿Por qué ahora se están pidiendo tantas pruebas de estabilidad? Además, si hubiesen tenido los chalecos salvavidas, estarían muertos, pero se habrían recuperado los cuerpos. Lo que quiero es que la muerte de mi marido valga para algo, porque hay muchos hombres cruzando el Estrecho a diario. Y no están preparados para un salvamento”.

“Voy a ir donde tenga que ir y a remover lo que tenga que remover. Los 28.000 euros del seguro y las subvenciones los voy a emplear en que se aclare lo que le pasó. No quiero nada para mí. Van a ser para explicarle a sus hijos lo que sucedió con su padre. Y para que no vuelva a sucederle nunca a nadie más”.

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