"La unidad interna en el Partido Popular de Cádiz no está tan lejos"

Bruno García León | Próximo presidente del PP en la provincia de Cádiz

A 40 días de tomar las riendas del PP en la provincia, Bruno García deja clara que su prioridad es que su partido se convierta en "la mejor alternativa" para hacer frente a la crisis económica "brutal" que está por venir

Bruno García, fotografiado este martes en la sede provincial del PP de Cádiz.
Bruno García, fotografiado este martes en la sede provincial del PP de Cádiz. / Lourdes De Vicente

Dice Bruno García (Jerez, 1979) que tiene una cualidad y es que es una persona muy conciliadora. Y considera que esa virtud "también debe funcionar en política". Con este principio por bandera este licenciado en Derecho y máster en Mercados Financieros se prepara para asumir dentro de 40 días la Presidencia del PP en la provincia de Cádiz. Tiene dos retos fundamentales: el primero es consolidar una unidad interna que, asegura, "no está tan lejos", y el segundo es que desde fuera se perciba al PP como "la mejor alternativa" que tiene la sociedad para hacer frente a la crisis que se avecina y que anticipa que va a ser "brutal".

–¿Cómo termina un jerezano debutando en política como concejal en Cádiz en 2007?

–Yo pasé mi infancia y mi adolescencia en Jerez, estudié la carrera de Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, donde me afilié al PP con apenas 18 años porque siempre me apasionó la política, y luego estuve tres años trabajando como operador de bolsa primero en Barcelona y luego en Madrid. En uno de mis cumpleaños mi hermano Fernando me hizo un regalo curioso: una entrevista con Teófila Martínez que había pactado previamente. Creo que le caí bien a Teófila en aquel encuentro en El Puerto y a partir de ahí entré a colaborar en un grupo de jóvenes que tenía el partido en Cádiz y donde planteábamos propuestas de futuro para la ciudad. En 2007 me ofrecieron entrar en la candidatura para las municipales y entré de concejal de carambola al final del recuento, porque iba el número 18 en la lista. Ahí ya estaba viviendo yo en Cádiz.

–Doce años de concejal...

–Efectivamente. Teófila Martínez es mi hermana política. Fui una apuesta suya desde el primer momento. Confió en mí primero para asumir el área de Turismo y a partir de ahí fui creciendo y me fue dando más responsabilidades en el gobierno.

-¿Y no le atrae de cara al futuro ejercer la política en su Jerez natal?

–Pues la verdad es que no. Es que yo concibo Cádiz y Jerez como dos compartimentos estancos. Mi vena política está en Cádiz, hubo un momento en el que esta ciudad llegué a conocerla casi a la perfección y ser concejal aquí siempre me encantó. En Jerez pasé mi infancia y mi adolescencia, allí tengo a mi familia, pero Jerez no lo tengo asociado a la política.

–Y de concejal de Cádiz al Parlamento andaluz en 2019, donde entró también de carambola, tras las renuncias primero de Pepe Ortiz y luego de Ana Mestre. ¿Qué ha aprendido en estos dos años en la Cámara andaluza?

–Estoy disfrutando muchísimo de esta experiencia en el Parlamento andaluz. Es que llegué allí sin conocer a nadie, porque yo siempre me había centrado al cien por cien en la ciudad de Cádiz y no había hecho casi nada de política orgánica. Aparte de encontrar a gente muy trabajadora y muy valiosa, allí he aprendido a tener una visión muy diferente y muy variada de Andalucía, y he corroborado algo que ya sabía y es que la Junta es un instrumento muy útil para cambiar las cosas.

–¿Cómo se entera de que era el elegido por el partido para ser el nuevo presidente provincial del PP de Cádiz?

–Me llamó Ana Mestre y me lo dijo.

–¿Y aceptó del tirón o pidió un tiempo para pensárselo?

–Bueno, es que a veces el partido te dice una cosa y sabes que no te está preguntando. Ana Mestre me dijo que era una buena opción, que confiaba en mí, que estaba todo hablado con Madrid y Sevilla y yo tiré para adelante. Le estoy muy agradecido a Ana y a mis compañeros de Cádiz, por la confianza depositada en mí, pero le traslado mi agradecimiento también a Juanma Moreno y a Pablo Casado.

–¿Qué es lo que está haciendo o va a hacer en los 40 días que restan para el congreso del 23 de mayo en el que saldrá elegido?

–Ahora mismo mi planificación está muy clara. El miércoles y el jueves (por hoy y mañana) lo único que importa es Airbus. Hay un debate en el Parlamento en el que tengo que intervenir y donde buscaremos un acuerdo de todas las fuerzas. Ya el lunes celebraremos una junta directiva del partido en la que se convocará el congreso del día 23. A partir de ahí retomaré los contactos que estoy teniendo con compañeros de partido y con los 45 presidentes locales que tenemos en la provincia para comunicarles mi intención de presentar mi candidatura, algo que haré en los días posteriores. Si no hay primarias, porque aún puede presentarse cualquier candidato que sume los avales de 75 compañeros que estén al día con los pagos, pues habrá votación en el congreso del 23 de mayo.

–¿Y qué le están trasladando los presidentes locales del PP?

–Pues una cosa fundamental en la que estoy totalmente de acuerdo y es que este proceso congresual no puede apartarnos de nuestro principal interés que es la actual pandemia, tanto desde el punto de vista sanitario como desde el socioeconómico. En el PP tenemos claro que este año es crucial porque va a dejar huella para los próximos 3 ó 4 años. Vamos a afrontar una crisis de una dimensión brutal y mis compañeros quieren un congreso de unidad y de cohesión que no nos distraiga de nuestro objetivo.

–Usted relevará a Ana Mestre porque el PP, cumpliendo sus estatutos, dice que es incompatible ser presidenta provincial del partido y delegada de la Junta. Pero no entiendo dónde pone el listón el PP porque no puede ser presidente del partido un diputado nacional o un delegado de la Junta pero sí un senador, un alcalde o, como es su caso, un parlamentario andaluz. Es como si se diera a entender que estos últimos tienen más tiempo libre...

–No, no. Todo tiene que ver con la movilidad. Para nosotros, para los cargos del PP, es fundamental estar en los sitios, ejercer la política presencial, hacer kilómetros. Hay que estar en los sitios, y si no estás, te lo afean. Y se entiende que un presidente provincial tiene que estar muy volcado en el territorio.

–Han dicho de usted que va a ser un presidente continuista. ¿Eso es un halago o le molesta que le pongan tan pronto una etiqueta?

–Bueno, a mí me enseñó Teófila que hay que estar en la calle, atentos siempre a lo que pasa. Y el equipo del PP que salga de este proceso quiero que sea así. Todo lo que se ha hecho bueno, que ha sido mucho, lo voy a mantener, porque Ana Mestre lo ha hecho muy bien y demostrando una capacidad de trabajo descomunal. Intentaremos mejorar lo que se pueda mejorar y revisaremos todo lo que se pueda ajustar. Esa etiqueta de continuista no es mala, pero yo lo que quiero es que el PP esté pegado a la realidad y dé soluciones a los problemas. Tenemos que ser la mejor alternativa posible.

–Ha trascendido ya que, en base a esa candidatura de consenso que se quiere conformar, su número dos será Germán Beardo, alcalde de El Puerto y que será el nuevo secretario general del PP de Cádiz. ¿Usted se fía de él?

–Absolutamente.

–Se lo pregunto porque no es normal que a alguien le impongan quién tiene que ser su principal persona de confianza. Me imagino que Beardo elegiría él a su número dos en el Ayuntamiento de El Puerto, que no vendría recomendado desde arriba...

–Es que este proyecto no es el de Bruno García, ni el de Germán Beardo. Este es el proyecto del PP en la provincia de Cádiz. De todos. Aquí tiene sitio todo aquel que quiera aportar y todo aquel que quiera explicarle a la gente que nosotros somos la mejor opción de cara al futuro.

–El hecho de que se busque una lista de consenso viene a corroborar, de manera indirecta, que hay varias sensibilidades distintas en el PP de Cádiz. Parece que las heridas que surgieron en las primarias de 2018 no se han cerrado aún.

–Yo no estuve en esa historia porque tenía entonces un problema de salud. Aquello creo que no fue fácil para el partido, pero lo importantes es que ya pasó. A mí no me preocupa quiénes se llevan bien o mal en el partido, ni en qué bando estuvo cada uno. Lo que me preocupa es tirar para adelante. Creo que la unidad en el PP de Cádiz no está tan lejos y voy a trabajar para que sea una realidad cuanto antes.

–Ser presidente del PP en una provincia con tantos pesos pesados como Teófila Martínez, Antonio Sanz, María José García-Pelayo o José Ignacio Landaluce, entre otros, no tiene que ser fácil. ¿Tendrá usted autonomía para controlar el partido?

–Yo voy a escucharlos a todos y voy a aprender de ellos. Pero no me preocupa mi autonomía sino que las cosas funcionen. Me disgusta el descontrol y me alegro cuando una cosa sale bien. Pero, insisto, la prioridad es que se la gente visualice al PP como la mejor alternativa en un tiempo histórico en el que mucha gente lo está pasando mal.

–Quizás el peor momento de Ana Mestre al frente del PP se produjo con el caso Saldaña. ¿Cree que el partido reaccionó bien o usted también habría forzado la destitución de Saldaña como líder del partido en Jerez?

–Uf, yo no estaba ahí en la dirección provincial y no puedo opinar. Fue una cosa complicada, se tomó una decisión, luego se rectificó y hoy estamos trabajando en base a ese último acuerdo.

–Si no hay adelanto, las próximas elecciones serán las andaluzas de finales de 2022. ¿Ve usted factible una absorción de Ciudadanos por parte del PP?

–Juanma Moreno siempre nos repite que si se gestiona bien y hay estabilidad, que es lo que está sucediendo, pues hay que tirar para adelante. Y nos insiste en que no nos podemos despistar del objetivo, que es combatir esta crisis. Yo veo a Ciudadanos y al PP trabajando en equipo desde el primer día, convencidos de que estaban ante una oportunidad única para Andalucía y comprometidos en que esto funcionara. Los buenos resultados electorales vienen como fruto de una buena gestión y no de una estrategia política.

–¿Y cómo ve la posibilidad de un gobierno PP-Vox en Andalucía?

–Es una hipótesis más que no me preocupa. Nosotros no podemos estar pensando en lo que puede pasar. Yo lo único que veo ahora en Andalucía es un gobierno estable que funciona.

–¿Qué opina del proceso precongresual en el que está sumido ya el PSOE de Andalucía?

–Ahí no entro. Le deseo suerte a los socialistas en ese proceso aunque, eso sí, ojalá de todo eso salga un PSOE andaluz menos destructivo. En esta legislatura se han dedicado a ejercer una oposición destructiva a Juanma Moreno con muchas hipérboles y muchas exageraciones, pero hasta ellos mismos se han dado cuenta de que esa estrategia no les sirve. La gente en la calle no pide que nos peleemos sino que lleguemos a acuerdos.

–Dentro de dos años habrá elecciones municipales. ¿Su idea inicial es cambiar a muchos candidatos a alcaldes en la provincia?

–En unas municipales cada vez influye más si el viento viene de cola o de cara, y nosotros tenemos que generar también desde Cádiz ese viento a favor. Se ha hecho un buen trabajo en los municipios y se va a seguir haciendo para que los equipos estén reforzados. Yo siempre prefiero reforzar antes que cambiar. Pero queda mucho tiempo para eso y con la que está cayendo tenemos otras prioridades.

El 'político de las carambolas', un forofo del Athletic de Bilbao

A Bruno García se le puede llamar el 'político de las carambolas'. Y es que así ha ido transcurriendo una trayectoria que comenzó en 2007. Porque de carambola fue que lograra su acta de concejal en Cádiz en esos comicios locales en los que concurrió como número 18 en la lista del PP. Y también fue de carambola que lograra escaño como parlamentario andaluz tras dos renuncias consecutivas, que Ana Mestre le designara secretario provincial tras el cese del chiclanero Andrés Núñez y, por último, también ha sido una carambola que el partido se haya fijado en él para presidente provincial por la incompatibilidad de Mestre. Este parece ser el sino de este jerezano enamorado de la ciudad de Cádiz, que trabajó tres años como operador de bolsa y que es un forofo total del Athletic de Bilbao pese a no haber vivido jamás en la capital bilbaína. Su abuela, que sí residía allí, le traspasó esa afición desde la distancia.

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