Vecinos de Zahara de los Atunes le declaran la guerra al ladrillo

La presión urbanística que asfixia con sus garras el litoral gaditano ha puesto sus miras en Zahara de los Atunes y la insolente brutalidad del hormigón resalta cada vez más entre el paisaje. Poco queda ya de aquel paraíso perdido que actores y cantantes descubrieron casi sin querer a principios de los 90. El pueblito pesquero, poco más que un villorrio con casitas entre cañaverales y playas kilométricas, ha mutado en centro turístico que multiplica por decenas su población cuando suben las temperaturas. El diamante en bruto ha sido tallado y despierta, no sólo, la codicia de conglomerados hoteleros sino el afán recaudatorio del Ayuntamiento de Barbate. El proyecto que ha desatado ahora la ira de los vecinos no es nuevo. De hecho, ya hace diez años, entonces con Rafael Quirós en la Alcaldía, hubo una intentona por construir un hotel de dos plantas y 30 habitaciones frente a la playa, pero la presión popular hizo que poco a poco se arrumbara.

Ahora, la firma Ayra Crea SL ha presentado una Propuesta de Delimitación Previa de la Unidad de Ejecución Sunc Z4 Playa de Zahara, que ha sido aprobada inicialmente por el Consistorio barbateño, para construir un complejo residencial en una zona de fuerte impacto medioambiental y que –lo que es más grave aún– invade la manzana donde se levanta el Castillo de la Almadraba, uno de los enclaves más emblemáticos de la zona y considerado Bien de Interés Cultural (BIC) por parte de la Junta de Andalucía.

Los vecinos aseguran que el propio Ayuntamiento de Barbate “es parte interesada en este desarrollo”, al contar con más del 30% de la propiedad del sector, según consta en el documento presentado y en el convenio firmado entre ambas partes. Sin embargo, en sus alegaciones, indican los afectados que “aunque esta actuación esté recogida en el Plan General, supone una auténtica aberración urbanística que va en contra de la sostenibilidad, la preservación del medioambiente y la identidad de Zahara de los Atunes. Además, atenta contra la protección visual y paisajística del Castillo de la Almadraba, uno de los enclaves históricos más emblemáticos de la zona”.

Consideran que la ejecución de este plan, de llevarse a cabo, “significará un daño irreversible en múltiples aspectos, como la pérdida del entorno natural y paisajístico, destruyendo su esencia y homogeneizando el paisaje”. Los vecinos insisten en que Zahara “no debe convertirse en un nuevo Matalascañas o Torremolinos, ejemplos claros de desarrollos urbanísticos que han desfigurado la costa y han generado problemas ambientales y urbanísticos de difícil solución”.

Consideran igualmente que la zona afectada por esta actuación alberga especies de flora protegida, cuyo hábitat se verá seriamente comprometido. “La urbanización masiva implica cimentaciones, infraestructuras y construcciones que acelerarán la degradación del ecosistema, poniendo en peligro la biodiversidad local. En un contexto donde la protección del medioambiente es una prioridad global, resulta inaceptable autorizar un proyecto que destruirá el paisaje natural de Zahara en favor de intereses inmobiliarios a corto plazo”.

Otro aspecto sobre el que advierten los vecinos es que la propuesta “prevé la introducción de viales rodados a escasos metros de la franja de afección de Costas, lo que alterará la continuidad natural entre la playa y el núcleo urbano. Esto no solo afectará el equilibrio ambiental y paisajístico, sino que además supondrá un aumento de la contaminación acústica, lumínica y del aire, en una zona que hasta ahora ha destacado por su tranquilidad y contacto directo con la naturaleza”. Además, entienden que se fomentará el uso de vehículos privados en un área donde los desplazamientos peatonales predominan, alterando el modo de vida de los residentes y rompiendo con el carácter accesible y sostenible del entorno.

Entre los puntos más conflictivos del proyecto, los vecinos ponen especial énfasis en el “ataque” al Castillo de la Almadraba como Bien de Interés Cultural, más aún después de la ampliación de Protección por parte de la Junta de Andalucía. “Estamos ante un símbolo del patrimonio histórico y cultural de Zahara. Sin embargo, la planificación propuesta no contempla una protección visual adecuada, permitiendo edificaciones en su entorno inmediato que desvirtúan su identidad y atentan contra su conservación. Es inaceptable que una actuación urbanística de este calibre ponga en riesgo un elemento clave de nuestro legado histórico”, comentan.

Advierten, asimismo, que uno de los grandes valores de Zahara es la existencia de pasarelas peatonales que permiten el tránsito de residentes y visitantes sin dañar el ecosistema dunar. La eliminación de este eje “supondría un retroceso en accesibilidad y sostenibilidad, sustituyendo un sistema perfectamente integrado con el paisaje por estructuras artificiales que solo favorecerán la fragmentación del territorio y la degradación del litoral”.

Por todo esto los vecinos han solicitado formalmente que se reconsidere el apoyo municipal a esta actuación y se priorice la conservación del entorno natural, histórico y cultural que define la localidad.

Este diario ha podido hablar con uno de lo vecinos que más frontalmente está mostrando su oposición al proyecto y que considera que este es “una absoluta locura. Se cargan la esencia de Zahara más aún de lo que ya está. Más viviendas en una zona con enorme impacto medioambiental, saturando aún más el caótico tráfico de Zahara, habrá más contaminación, y qué decir de la necesidad de agua, donde el problema en verano es brutal. Es un despropósito alimentado por un alcalde de Barbate al que le da igual Zahara de los Atunes”, llega a decir.