La vendimia acusa una fuerte caída de cosecha y con un reparto desigual

Un año seco y de mucho levante marcan la campaña, que apunta a más de un 25% de descenso en la producción final

Imagen de los primeros compases de la vendimia de la presente campaña en el viñedo de Barbadillo.
Á. Espejo Jerez

09 de septiembre 2016 - 05:01

De no ser por el cosechón de la campaña anterior, la presente vendimia se quedaría corta para satisfacer las necesidades de reposición de los vinos en crianza de las bodegas del Marco. La caprichosa meteorología, marcada por la sequedad del año agrícola y el predominio de los vientos de levante en julio y agosto -antes y durante la corta de la uva-, ha dado al traste con las previsiones iniciales de cosecha, que con el grueso de la vendimia ya recolectada apunta a una reducción de más del 25 por ciento en la producción total en kilos y del 20% en la de uva calificada, la que se destina a la elaboración de los vinos amparados por la Denominación de Origen.

Con cerca ya de cincuenta millones de kilos molturados, el Consejo Regulador prevé un cierre de campaña en el entorno de los 55 millones de kilos, muy lejos de los 76,4 millones que se alcanzaron en la gran cosecha de 2015.

La naturaleza es sabia y, en esta ocasión, el estocaje de mosto de la anterior campaña paliará el déficit de producción de la presente vendimia, explicó el director del Consejo Regulador, César Saldaña, quien detalló que la práctica totalidad de la cosecha de este año se destinará a la elaboración de los vinos de Jerez, con lo que la producción calificada rondará los 55 millones de kilos frente a los poco más de 68 millones de la pasada campaña.

Según el responsable de la institución jerezana del vino, las entradas diarias de uva se han reducido considerablemente en los últimos días, y aunque aún se mantienen en funcionamiento la práctica totalidad de la treintena de lagares que han entrado en funcionamiento en vendimia, todo indica que la mayoría irá cerrando en las próximas horas, para quedar únicamente en activo los de la zona de costa, con cantidades mucho más moderadas hasta el fin de campaña.

Sobre las condiciones meteorológicas, Saldaña aludió a la escasa pluviometría y al predominio de los vientos de levante como los dos grandes handicaps que han marcado la campaña. En el primero de los casos, el director general del vino indicó que la pluviometría en el Marco se ha quedado este año muy por debajo de la media, con menos de 500 litros y pese a las copiosas lluvias de mayo, en la que se registraron cerca de 200 litros en determinadas zonas.

En cuanto levante y su hegemonía en los meses de julio y agosto, Saldaña recordó que el viento del este tiene sus pros y sus contras: la ventaja es que "no deja bicho viviente", de ahí la "alta sanidad" del viñedo y la uva, y la cara negativa es la merma de la producción, ya que el levante y la falta de rocíos nocturnos secan la uva y "el comentario generalizado es que la uva este año no pesa".

En el apartado positivo, el director del Consejo subrayó que el viento de levante ha contribuido decisivamente a que la plaga de mildiu que afloró con gran virulencia en las semanas previas a la vendimia quedara casi en anécdota. De hecho, el temido hongo apenas ha supuesto una caída del 7% de la producción total del Marco, concentrándose sus efectos en los pagos del litoral.

La caída global de producción también afecta de forma muy desigual a los distintos términos municipales que integran la zona de producción del Marco de Jerez, añadió Saldaña, quien destacó Trebujena como la población que posiblemente registre el mayor descenso frente a la campaña anterior.

Pese a lo "justito" de la producción final, que paliará el excedente de mosto que tienen las cooperativas, el sector entiende que la escasez no es mala noticia, ya que enlaza con la dinámica actual de mejora del posicionamiento del vino de Jerez y de subida de precios.

En este contexto, la consecuencia lógica inmediata es que se produzca una revalorización de los mostos, no tanto de la uva, ya que los viñistas tenían cerrados sus contratos de entrega a las bodegas antes del inicio de la vendimia, cuando las previsiones de cosecha eran bastante más optimistas. Pero la salida de stocks allana el camino para la subida de precio de la uva en la próxima campaña.

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