Víctor Manuel: “Sigo pensando lo mismo, sólo cambian las formas de hacer las cosas”
CONCERT MUSIC FESTIVAL 2023
El mítico artista recalará en Concert Music Festival, en Sancti Petri, el próximo 28 de julio
Celebra 75 años de existencia con la gira ‘La vida en canciones. El escenario lo cura todo’
Madrid acoge la puesta de largo de la nueva edición de Concert Music Festival
Chiclana/–Con esta gira recorre canciones que son historia. Para nada es una despedida, sino un alto en el camino. ¿Adónde le lleva?
–A mirar para atrás con agrado. He tenido una vida extraordinaria, mucho mejor que la que había soñado cuando empecé a cantar. A la gente le doy la buena noticia de que cuando salgo a cantar no voy a estrenar nada (ríe), porque lo que menos quieren es escuchar temas nuevos. Pero también les explico que si no las hubiese estrenado alguna vez, no estaría ahora mismo cantándolas. Lo que sí me dicen muchos al final es que creían que no conocían tantas canciones mías. Las van escuchando durante años y de repente las pones todas juntas y funcionan muy bien, claro.
–¿Siente el deber cumplido?
–Sí. Nunca he hecho una antología. Se hacen generalmente a gusto de la compañía. Y en este disco, La vida en canciones, hay grandes éxitos y fracasos, como debe ser.
–¿De cuáles se siente más orgulloso como compositor?
–Lamento muchas veces que algunas de las canciones no hayan interesado al público porque ha habido alguna más fuerte que tapaba a las demás. En los discos de casi todo el mundo hay canciones preferidas de la gente que los hace, pero pocas veces coinciden con el gusto mayoritario de la gente. No reniego de Sólo pienso en ti pero también me gusta muchísimo Soy un corazón tendido al sol y no tuvo tanto éxito. Así es la vida. Si tuviésemos la fórmula de acertar siempre con el éxito seríamos The Beatles.
–Con la perspectiva de los años, ¿reescribiría alguna de ellas?
–El otro día estuve en un coloquio en Valencia y la presentadora se entretuvo en buscarle trampas a mis canciones, en saber si seguía afirmando cosas de hace 35 años. Encontró pocas cosas porque me he movido muy poco. Sigo pensando que la relación hombre y mujer tiene que ser de igual a igual, teniendo el mismo pálpito social de interesarme por la gente más desfavorecida, que está fuera del círculo del poder. Sólo cambian las formas de componer y de hacer las cosas.
–¿De qué males le ha curado el escenario?
–Ese subtítulo, El escenario lo cura todo, es un verso de una canción de 1985 llamada No seré nunca juguete roto. El escenario cura todo lo curable. Me di cuenta de que era un bálsamo cuando empezamos a salir de la pandemia y comencé a cantar, aún con la gente con mascarilla y con distancia. Pero me dio tanto subidón verlos allí cada noche... Me faltaba bajar y besarles las manos por haber salido de casa para ponerse al lado de otros.
–¿De qué adolece esa España, camisa blanca de mi esperanza?
–Esa canción ya la hice en el disco último de creación, se llamó Digo España. Y habla de esa España que ha cambiado en muchos sentidos, a veces para mejor y a veces para peor. De repente ha tomado en algunos aspectos un cariz que a mí no me gusta nada. Está llena de nuevos ricos, de gente que confunde los deseos con la realidad, que piensa que un deseo tiene que ser una ley que les favorezca a ellos. Esto no pasaba hace muchos años. Ahora salen anarcos por todos los sitios, de izquierdas y de derechas. Gente que intenta romper la ley, solo tienes que ver a Trump. Esa España no me gusta nada. Sigue gustándome la España de a pie, la que se levanta todos los días y curra, que mueve el país y lo saca adelante.
–¿Lograremos alguna vez la convivencia, “haremos la patria que nos propongamos” como afirmaba en el tema Canto para todos?
–No la vamos a conseguir, hay demasiados parteaguas, demasiada confrontación. Esto ya tendría que estar solucionado hace muchos años. Parece mentira que estemos hablando de si se tiene que sacar a la gente de las fosas o no. Es de una grosería imperdonable. No le puedes decir a un viejecito que está a punto de morirse, que vio cómo fusilaban a su padre, que deje las cosas como están. No es de izquierdas o de derechas, me parece de mala gente, nada más. Hace falta que se haga justicia y la justicia es enterrarlos dignamente. Los mal enterrados, ni mueren ni reposan.
–La unión de las izquierdas, ¿es una quimera?
–La izquierda es especialista en pegarse un tiro en el pie cuando las cosas van medianamente bien y pasar página absurdamente. A veces se discute por tonterías. La gente tiene que agarrarse a una idea que no les confunda y muchas veces lo hacemos mal.
–¿Qué ve usted hoy a los pies de La Puerta de Alcalá?
–Después de todo lo que hemos pasado, pandemias, guerras, conflictos diversos, está todo un poco desencajado. La gente tiene un exceso de información que confunde y demasiadas voces que aturden. Cuando escucho tertulias donde la gente se da cera me da pereza. Si me pasa eso a mí, que siempre he estado bastante politizado, imagínate a la gente. Tienen que estar hasta los cojones de que les mareen. No parece que tenga arreglo.
–Compañeros suyos como Serrat o Sabina han vivido en carne propia la cultura de la cancelación. ¿Cómo la enfrenta usted?
–No me afecta porque no estoy en redes. Pero sí entiendo que haya mucha gente a la que le afecte y que a veces funcione como censura a los que se dedican a la creación. No creo que sea bueno.
–¿Qué les dice a quienes aseguran que antes había más libertad?
–No sé de qué me hablan, debían de pasarlo muy bien entonces, todo eran caminos de rosas... No entiendo ese lenguaje. Lo mismo que cuando Sabina dice que las izquierdas latinoamericanas no son lo que eran. ¿Qué izquierdas y qué latinoamericanas? Depende. En la balanza hay que poner cada cosa en su sitio.
–Le vimos en el programa de televisión Dúos increíbles compartiendo tablas con talento joven. ¿Quién le conmueve especialmente del panorama musical actual?
–Me gusta especialmente Sílvia Pérez Cruz. También veteranos maravillosos como Jorge Drexler, con un talento desbordante. Me gustan tanto las canciones inteligentes que prefiero Telefonía, de Drexler, a SloMo, por ejemplo.
–Usted que es del norte tiene una cita este verano en el sur, en Concert Music Festival. ¿Qué es lo que más le gusta de esta tierra?
–Todo, quedarme a vivir incluso. Con Cádiz siempre he tenido un romance maravilloso. Cuando he cantado en el Falla o en el Pemán ha sido una fiesta. Esa alegría que sale, esa inteligencia para entender las cosas es muy reconfortante.
–¿Cuál es su mejor recuerdo de estos 75 años de celebración?
–Tengo tantos buenos que me resulta difícil aislar solo uno. Recuerdo una noche cantando en el solar de la Maestranza, en Sevilla, y que empezara a llover y la gente se puso de pie y empezó a dar palmas por bulerías. ¿Para qué quiero más? Esta es una profesión como no existe otra, donde te aplauden cada tres minutos y eso es la hostia. Por eso es tan difícil desengancharse.
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