La viuda de un policía de Cádiz víctima del terrorismo: "Aún me da miedo abrir cartas"

Homenaje

La Policía Nacional homenajea a los 188 agentes asesinados entre 1968 y 2015

"Ya no creo en Dios. Creo en mi padre, que sé que está conmigo. A mi lado. Siempre", dice la hija un oficial asesinado por ETA

Día de las víctimas del terrorismo en la Policía Nacional en Cádiz

Francisca Bonillo, su hija Raquel y Magdalena Periñán / Julio González

La Policía Nacional de Cádiz celebró este miércoles, por vez primera, un acto conmemorativo por el Día de las víctimas del terrorismo en la Policía Nacional, un evento solemne presidido por la subdelegada del Gobierno en Cádiz, Blanca Flores Cueto, y por el Comisario Provincial Santos Bernal Uceda. A la cita en homenaje a los 188 miembros del cuerpo asesinados entre 1968 y 2015 acudieron diferentes autoridades civiles y militares, un nutrido grupo de agentes, así como familiares de policías nacionales vinculados a la provincia gaditana que fallecieron víctimas de ataques terroristas.

"Hoy ha sido un día emotivo pero triste", lamenta Magdaleña Periñán, viuda del oficial algecireño Diego del Río Martín, que perdió la vida en 1975 después de que varios miembros del GRAPO abrieran fuego con pistolas y metralletas en el Hospital del Valle Hebrón, en Barcelona. "Él tenía 24 años, yo 19. Teníamos un niño de 21 meses y esperábamos otro. Entonces estaba embarazada de cinco meses", recuerda.

"Mi marido salió de la academia de Policía y a los pocos meses lo destinaron a Barcelona. Estaba hasta contento porque no le había tocado el País Vasco, y mira...". Magdalena relata que el 29 de septiembre de 1975 su esposo prestaba servicio con un compañero en la pagaduría del Hospital del Valle Hebrón. Media hora antes habían llegado empleados de un banco para pagar las nóminas del personal. Cinco miembros del GRAPO mezclados entre la plantilla de la residencia dispararon a los policías hasta que cayeron gravemente heridos. Después se apoderaron del dinero de los salarios, 36 millones de pesetas, y emprendieron la huida. Ambos agentes fueron ingresados e intervenidos en el hospital, pero Diego falleció a consecuencia de las graves heridas sufridas.

"Aún me da miedo abrir cartas", confiesa Magdalena. "Me da miedo hasta venir aquí, a este acto, por si explota una bomba", admite con una mirada dura que supura el dolor de una herida no curada. Ese temor, sin embargo, no ha impedido que su hijo sea hoy policía nacional, al igual que lo fue su padre y su abuelo. Su pasado y su presente llevan a Magdalena a exigir el reconocimiento de profesión de riesgo para la Policía Nacional. "¿Asumió o no mi marido un riesgo? Y tanto que sí", se responde sola.

Mientras, en el auditorio donde ha tenido lugar el homenaje, Raquel toma del brazo a su madre Francisca para que se apoye al andar. Son hija y viuda de Antonio Ligero Hec, asesinado por ETA el 6 de agosto de 1987 en Armentia, Álava. Fue una de las primeras víctimas andaluzas de la banda terrorista. "Lo seguimos echando tanto de menos", señalan.

Nacido en Conil en 1956, Antonio ingresó en el Cuerpo de Policía Armada en 1979. Pertenecía a la IV Compañía de la 56ª Bandera de la Policía Nacional con sede en Vitoria. Eran las fiestas patronales y dos coches patrulla de la Policía Nacional estaban llegando a Armentia cuando al pasar por una curva estalló un coche en el que terroristas de la banda ETA habían colocado una bomba. Fue accionada al paso de los vehículos y la explosión alcanzó de lleno al segundo coche, causando la muerte de Antonio y la de otro compañero. También resultó herida por metralla una mujer.

Antonio no tenía por qué haber estado allí. "Estábamos de vacaciones en Conil cuando llamaron a mi padre para que se incorporara, pues un compañero se había puesto enfermo", rememora Raquel con los ojos rebosantes de lágrimas, aunque aguanta. "Te enfadas, es inevitable, no lo puedes remediar. Por eso yo ya no creo en Dios, lo siento. Creo en mi padre, que sé que está conmigo. A mi lado. Siempre".

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