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“Aspiro a la iniciativa, a no esperar a ver qué inventan otros para unirnos”

Eva Díaz Pérez | Directora del Centro Andaluz de las Letras

Recién incorporada a su puesto, la escritora y periodista detalla las claves del programa de actuación que pretende desarrollar para la definición de Andalucía como territorio literario

Eva Díaz Pérez (Sevilla, 1971), en la sede delCentro Andaluz de las Letras, en Málaga, durante la entrevista. / Javier Albiñana
Pablo Bujalance

22 de septiembre 2019 - 07:00

Málaga/Tras la salida de Juan José Téllez, y después de ganar el concurso público correspondiente, la escritora y periodista Eva Díaz Pérez (Sevilla, 1971), autora de novelas como El sonámbulo de Verdún, Adriático y El color de los ángeles y reconocida con el Premio Andalucía de Periodismo y el Premio Málaga de Novela, entre muchos otros, es desde hace algunas semanas la nueva directora del Centro Andaluz de las Letras, institución cuyas riendas ya ha tomado con firmeza y para la que plantea algunos cambios notables. Díaz Pérez recibe a este periódico en la sede del CAL, en pleno centro histórico de Málaga, desde donde apunta algunas claves para el reconocimiento de Andalucía como comunidad literaria. Nada más y nada menos.

-¿Qué obstáculos ha encontrado tras su llegada al CAL para el desarrollo de su proyecto?

-Hay dificultades, pero son salvables. El hecho de que durante varios meses el CAL haya estado sin dirección, a pesar de contar con un equipo fantástico que ha mantenido en marcha toda la maquinaria, implica que no pocas cosas se han quedado paradas; y lo que encontramos ahora es un aluvión de cuestiones pendientes que hay que resolver cuanto antes y que al final nos restan tiempo y recursos para desarrollar la programación que quiero poner en marcha. Hay una inercia en ciertos aspectos que me gustaría cambiar, y esto siempre es difícil, porque hay que andar con mucho tiento; la gestión de Juan José Téllez fue estupenda, pero hay elementos que yo quiero potenciar más, como el patrimonio literario andaluz, y para hacerlo es preciso corregir algunas dinámicas. Insisto, siempre buscando un equilibrio, aquí no se puede cortar por lo sano y empezar de cero.

-¿Cuenta con recursos humanos y materiales suficientes?

-Siempre harían falta más. El equipo del CAL es muy bueno, tiene muchísima experiencia acumulada. Pero tenemos muchas pequeñas cosas que exigen nuestra dedicación y a menudo se llevan todo el tiempo que podríamos dedicar a proyectos más grandes. Yo soy partidaria de concretar los esfuerzos, de concentrarnos en menos proyectos pero mejores. Prefiero presentar una actividad fantástica antes que veinte que queden diluidas, en nada. Es importante aplicar un filtro de calidad para poner límites a la dispersión.

"La gestión de Juan José Téllez fue estupenda, pero quiero corregir algunas dinámicas e inercias"

-Hablando de dispersión, ¿las dimensiones del territorio andaluz constituyen un problema?

-Sí, Andalucía es un territorio grande y complejo. Son muchas provincias y cada una tiene sus particularidades literarias, además de otras cosas. Yo aspiro a que el CAL sea una institución regional, que no se reparta todo entre Sevilla y Málaga; y va a ser complicado, por las distancias y, como te decía, por ciertas inercias. Pero es un principio al que no estoy dispuesta a renunciar.

-¿Ha pecado el CAL al concentrar sus actividades en determinadas provincias mientras desabastecía otras?

-Es que eso es inevitable. A veces hay tal cantidad de proyectos en marcha que es muy fácil que se den concentraciones de ese tipo. Y cuesta mucho corregirlo. Es verdad que, por limitaciones presupuestarias, a menudo el CAL ha tenido que seguir inercias ajenas, pero mi intención es que la mayor parte de las actividades que desarrollemos partan de aquí. Desde que luego que vamos a seguir colaborando con muchas instituciones, creo mucho en la sinergia, pero el CAL se ha visto obligado a colaborar mucho y actuar poco por su propia iniciativa, y yo quiero cambiar esto. Quiero que el CAL sea capaz de crear ciclos, jornadas, rutas y otras propuestas y de ponerlas en marcha, sin esperar a ver qué inventan otros para unirnos.

-¿Tiene garantías de que el refuerzo presupuestario anunciado para el año que viene por la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, será real?

-Sí. He encontrado mucha complicidad del Gobierno andaluz con el CAL. Desde la Consejería me han dejado claro que quieren nuevos proyectos por nuestra parte y han confirmado que habrá facilidades para financiarlos. Es importante además que haya una normalización de los presupuestos: a veces las inversiones llegan al final, cuando ya queda poco margen de actuación. Y también hay que corregir esto si queremos que los presupuestos sean efectivos.

-Una de las bases de su proyecto es la reivindicación del patrimonio literario andaluz. ¿Cómo tiene pensado materializar esta idea?

-Son varias líneas. Como periodista, siempre he intentado rescatar autores que por diversas circunstancias, casi siempre extraliterarias, han sido olvidados. Me gustan mucho los heterodoxos, los letraheridos de los que casi nadie se acuerda pero que dejaron una obra notable. Pero siempre se puede potenciar más a autores ya reconocidos como los de la Generación del 27, porque la Generación del 27 es Andalucía y sería absurdo no aprovechar un emblema tan potente. Me interesan mucho los escritores del exilio: de hecho, espero que antes de fin de año podamos celebrar unas jornadas en las que estamos trabajando sobre este asunto. Y creo que conviene reivindicar a ciertos autores que han sido olvidados durante la democracia, de los que dijo Andrés Trapiello que ganaron la guerra pero perdieron la historia de la literatura. Habría que ser un poco más sensibles e incorporarlos con naturalidad, desde un punto de vista estético pero también ético. Muchos han pagado ya de sobra el precio de la etiqueta y merecen ser reconocidos por la calidad de su obra. Es importante considerar lo literario por encima de los clichés, que por una vez se haga un análisis de la cultura en España que vaya más allá de los clichés. Por último, me gustaría conjugar el patrimonio literario con el patrimonio histórico, organizando actividades relacionadas con el mundo de las letras en lugares emblemáticos. Cualquier encuentro llevado a un entorno especial gana una atmósfera distinta.

-¿Esa reivindicación implica la superación de ciertos complejos en Andalucía, derivados tal vez de la desasistencia en política cultural o de la posición histórica respecto al resto de España?

La directora del CAL tiene entre sus líneas principales la recuperación del patrimonio literario andaluz. / Javier Albiñana

-Históricamente, el valor de la creación literaria andaluza es indiscutible. Que conste que yo huyo permanentemente de localismos y regionalismos, pero sí me molesta que todavía se identifique al andaluz cuando lo peor cuando buena parte de los personajes más importantes de la historia de la cultura española son andaluces. Y esto parte, como dices, de un complejo de inferioridad asumido en Andalucía y también de una carencia de respaldo político, de una falta de sensibilidad hacia estos temas. No es lo más habitual precisamente ver a políticos yendo al cine, al teatro o a presentaciones de libros. Creo que al final es una cuestión de orgullo: no somos lo mejor del mundo, pero los andaluces podemos estar orgullosos de nuestra cultura. Lo que pasa es que Despeñaperros pesa mucho, y eso lo he vivido como escritora: puedes llevar toda la vida escribiendo, pero si llegas a Madrid por primera vez allí eres nueva. Casi nadie te conoce. Un autor de Madrid o de Barcelona lo va a tener más fácil siempre para que su obra sea conocida. En Andalucía cuesta muchísimo más. Y es de justicia que cambien las cosas. Aquí los escritores funcionan solos, por su cuenta. Es cierto que así se crea músculo, pero el precio que hay que pagar a cambio es enorme. Muchos se cansan y arrojan la toalla.

-Pero lo que necesita un autor es una editorial que apueste por él y le garantice esa proyección. ¿Cómo se puede intervenir desde lo público en un sector privado?

-Fundamentalmente, ayudando a las editoriales a ampliar su mercado. El impulso de la difusión es definitivo, hay que ayudar a divulgar lo que publican las editoriales andaluzas que desarrollan un catálogo serio fuera de Andalucía. El problema es que el sector editorial español está dividido entre, por una parte, un mercantilismo atroz, que propone productos que a menudo no tienen nada que ver con lo literario pero vienen respaldados con enormes campañas de promoción detrás; y, por otra, editoriales independientes de las que han aparecido muchas en los últimos años y que hacen una labor meritoria y reconocida. Y luego están las librerías, que son cruciales en todo esto pero tienen sus propias necesidades. Para actuar en este cajón desastre, tengo claro que el único modo de hacerlo es fomentando y divulgando la excelencia. Reforzar lo que está bien hecho, atender a las necesidades de cada cosa.

-¿Y los lectores? ¿Qué hacemos con ellos, así como con los que no lo son o dejaron de serlo?

-En Andalucía hay una paradoja, al tratarse de una comunidad con tanto talento literario y unos índices tan pobres de lectura. Hay mucho ruido con todo esto y a veces cuesta afinar, pero creo que es fundamental apoyar a los lectores jóvenes y prestar mucha atención a las edades en las que se da con más frecuencia el abandono de la lectura, especialmente en la adolescencia. Es muy importante rescatar a este sector, y creo que se pueden obtener logros, por ejemplo, cambiando algunos formatos: las presentaciones tradicionales de libros ofrecen formatos muy estrictos y poco atractivos, pero podemos integrar públicos nuevos o perdidos proponiendo actividades más divertidas. Hay experiencias, como el Festival de Poesía Irreconciliables, que celebrará próximamente su nueva edición en Málaga, que ofrece formatos de acercamiento a la lectura muy distintos y abre caminos que deberían ser explorados. El trabajo en la escuela es igualmente esencial. Quiero establecer alianzas con los profesores, integrarlos en nuestros proyectos, porque muchos están desencantados y es una pena no contar con ellos como aliados.

"La mejor manera de apoyar a los autores de hoy es fomentando y divulgando la excelencia, lo que esté bien hecho"

-En alguna ocasión expresó su deseo al respecto de alcanzar acuerdos con la Consejería de Educación. ¿Lo ve posible?

-Me encantaría hacer eso realidad. Vamos a intentarlo, desde luego. La revolución social pendiente está en la educación y en la cultura. Ahí se pueden cambiar muchas relativas a la igualdad, por ejemplo. La cultura debe atender al mundo de los jóvenes, de los que se forman en nuestros centros.

-¿Tiene previsto abordar otras disciplinas artísticas que puedan tener alguna relación con la literatura, como el cine o el teatro?

-Sí, desde luego. La literatura está muy presente en el arte, el teatro, el cine, en todas las disciplinas culturales. Me gustaría conectar todo esto, abrir ventanas. A menudo nos referimos a la cultura en términos demasiado pequeños, y si tenemos la oportunidad de comprobar que el paisaje es mucho más amplio de lo que pensábamos pueden empezar a pasar cosas interesantes. Así sucedió en la Generación del 27, tal y como ya demostramos con una exposición en el CAL que revisaba la presencia de la música, el cine y el teatro en aquel milagro que no fue solo literario, ni mucho menos. Me gusta mucho pensar que la literatura lo impregna todo.

-Como periodista, ¿qué titular le gustaría ver publicado dentro de algunos años en relación al CAL?

-Alguno que hiciera referencia a la recuperación de la memoria literaria por parte del Centro Andaluz de las Letras. Eso me haría especialmente feliz.

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