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Celebrando a Pauline Viardot

Bicentenario de Pauline Viardot

En 2021 se conmemora el segundo centenario del nacimiento de Pauline Viardot, y desde Sevilla se plantean ya proyectos de recuperación de sus canciones y su música escénica

Pauline Viardot en una foto aparecida en la revista 'Musica' en junio de 1910 / Biblioteca Del Conservatorio De Ginebra
Pablo J. Vayón

02 de enero 2020 - 06:00

Fue musa de novelistas, poetas y músicos, una de las grandes divas operísticas de todo el siglo XIX, admirada profesora de canto y celebrada por su aguda inteligencia en todos los círculos intelectuales de la Europa de su tiempo. Pero Pauline García-Viardot (París, 1821-1910), tercera y última hija del compositor y famosísimo cantante sevillano Manuel García, destacó también como compositora, una faceta en la que ha tardado más en ser reconocida, acaso porque sus canciones y sus obras escénicas estaban pensadas para el consumo en los salones domésticos de su entorno. Es por ello, que en su obra creativa aún quedan ángulos oscuros que iluminar. En el año de su bicentenario, un par de proyectos sevillanos apuestan decididamente por ello.

Iván Turguénev, retratado por Iliá Repin / D.S.

Casada en 1840 con el hispanista francés Louis Viardot, Pauline mantuvo durante cuatro décadas una ambigua relación sentimental con el escritor ruso Iván Turguénev, al que conoció en 1843, y fruto de la cual nacieron una serie de operetas de salón pensadas para ser representadas bien en casa de los Viardot, bien en la casa de Turgénev en Baden-Baden o en Bougival, en las afueras de París. Pese a su carácter de divertimento familiar y a que fueron concebidas para ser interpretadas por sus hijas y sus alumnos de canto, Viardot no renunció en estas obras a dar lo mejor de su inspiración musical, ensalzada por muchos de los grandes compositores románticos, de Chopin y Brahms a Saint-Saëns y Wagner.

En la Biblioteca Houghton de la Universidad de Harvard se conserva una obra asociada a este repertorio, pero singular. Se trata de Au Japon (también titulada en algunos borradores Fleur de Jasmin), una pantomima en un acto compuesta a partir de un argumento de Sabine Mancel. La pieza, que ha llegado sin data, puede ser situada a principios de los 90, fallecidos ya su esposo y Turguénev. A diferencia de las operetas de salón, esta pantomima no cuenta con cantantes, sino con actores que gesticulan o declaman sobre la música interpretada por un conjunto de cámara de una quincena de intérpretes.

El conjunto Zahir Ensemble pretende mantener sus colaboraciones con el director de escena Tierry Bruehl (con quien acaban de presentar con gran éxito El Cimarrón de Henze en el Espacio Turina de Seviila), proponiendo este espectáculo que podría verse en el Teatro Villamarta de Jerez dentro de la programación del Festival de Música Española de Cádiz, que presentó ya en 2016 y 2018 otros dos trabajos escénicos de la compositora parisina (Cendrillon y Le dernier sorcier). Aunque falta confirmación oficial, Manuel Ferrand, director del certamen gaditano, afirma tener la intención de incluirla en la programación de 2021 junto a otras músicas de Viardot.

Portada del autógrafo de 'Au Japon'. / Biblioteca Houghton (Harvard Univ.)

Para Juan García Rodríguez, director de Zahir Ensemble, "la música de Au Japon se ubica en la estética tardorromántica francesa, con concomitancias con las de Saint-Saëns, Massenet o el primer Fauré. Sin dar el salto al impresionismo, muestra sin embargo ciertos aires modales, muy característicos también de la música francesa de aquellos años. A ello cabe añadir las notas de color exótico con puntuales escalas pentatónicas que intentan rememorar la música japonesa".

La producción de Thierry Bruehl pretende "contar la fábula aparentemente ingenua escrita por Viardot en tres etapas diferentes, que reflejan el aumento de los respectivos estados emocionales de los personajes". Para el dramaturgo parisino, todo debe empezar como "una obra de sombras, basada en formas de teatro asiático", pasar a "una danza expresiva pantomímica" y terminar en el terreno de la ópera, "en el que el canto expresa el estado emocional y psicológico de las figuras".

Esta producción de Au Japon ha sido ofrecida a diversos festivales y teatros españoles. El primero que se atreva a proponerla en su programación se apuntará el tanto del estreno mundial público de la obra. Podría ser el Festival de Música Española de Cádiz, cuyo director se ha mostrado también interesado por el corpus de canciones en castellano de Pauline Viardot recientemente sacadas a la luz gracias a las investigaciones de Andrés Moreno Mengíbar, crítico musical de este diario, y del musicólogo Miguel López, que se ha encargado de su edición y que las considera “un conjunto de obras de un alto valor patrimonial y cultural”. A partir de dos manuscritos de la misma Biblioteca Houghton de la Universidad de Harvard y de otro de la Biblioteca Estatal de Baviera en Múnich, se ha reunido un variopinto material de 23 canciones (dos de ellas irrecuperables) que proceden de toda la vida artística de la compositora.

Son canciones inéditas tanto en concierto como en disco, que se presentan en diferentes disposiciones: además de una que aparece sin texto, once están escritas para soprano y piano y siete para dos sopranos y piano, pero hay dos más ciertamente curiosas, ya que en una alterna una soprano acompañada por piano con un coro a cuatro voces a capella y la otra es una obra para tres sopranos sin acompañamiento.

Portada de 'Le toreador' / Biblioteca Houghton (Harvard Univ.)

Estas canciones muestran que aunque Pauline Viardot nació en Francia, vivió entre Francia y Alemania y visitó sólo fugazmente España, jamás olvidó sus raíces españolas (en su casa se hablaba castellano), pues aquí demuestra un conocimiento notable de la poesía y música tradicionales del país de sus padres. En estas canciones hay fandangos, rondeñas, jotas, zorongos, habaneras, tangos, cañas y seguidillas.

Un caso especialmente interesante lo constituyen cinco mazurcas de Chopin arregladas para canto y piano. Son bien conocidas las versiones con texto en francés de doce mazurcas que Viardot realizó con la autorización del propio Chopin, con quien las llegó a interpretar en alguno de los últimos conciertos del músico polaco. Pero se desconocía hasta ahora que cuatro de estos arreglos tuvieron una primera versión con texto en castellano. Ni que existía una quinta mazurca en castellano que no llegó a ser traducida al francés y que, por lo tanto, es primicia absoluta.

Las sopranos Natalia Labourdette y Helena Reisurreçao, con el acompañamiento del pianista sevillano Francisco Soriano, ofrecerán un programa con estas obras a lo largo de 2021, programa que, a falta de fecha, se escuchará con seguridad en el Espacio Turina de Sevilla. Confirmada está también su presentación en Tarrasa, pero es de esperar que otros centros se sumen pronto a la propuesta.

Para Soriano estas canciones suponen una "auténtica revelación. No pocas de ellas se incorporarán al repertorio habitual de muchos cantantes". En opinión del sevillano, "la parte pianística es significativa de la enorme influencia que tuvo Viardot en la génesis de la chanson francesa de carácter español o espagnolade, precursora de los populares boleros de Delibes, Bizet, Gounod... o las espagnolades de Debussy y Ravel". Los diseños pianísticos resultan "de gran efectividad y proporcionan a la voz una puesta en escena y un estímulo perfectos para la realización de las sorprendentes pirotecnias vocales, al más puro estilo belcantista, que cuajan estas piezas".

Estos dos proyectos muestran que Sevilla tampoco olvida a los García, sin duda la familia originaria de la ciudad de mayor influencia en la cultura musical del siglo XIX. Ya lo dijo Liszt, que fue su profesor de piano: “Pauline nació en una familia donde el genio parecía ser hereditario”.

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