La memoria de un dolor heredado
PICO REJA I FESTIVAL DE CINE DE SEVILLA
Los cineastas Remedios Malvárez y Arturo Andújar escarban en la “vergüenza democrática” que esconde la fosa común sevillana en un “necesario documental” que estrenan este martes en la sección Panorama Andaluz del SEFF
Sevilla/Mientras perdure una sola partícula de lo que fuimos, incluso desde el estado de ceniza o transformados en celuloide, seguiremos hablando, dice uno de los fusilados de la Guerra Civil desde la fosa en la novela Pequeñas mujeres rojas de Marta Sanz, recordando que la carne nunca muere, muta y se transforma, pero sigue ahí, contando su historia. Justo así lo han sentido los cineastas Remedios Malvárez y Arturo Andújar en la grabación de Pico reja. La verdad que la tierra esconde, el documental que estrenan este martes en el Teatro Lope de Vega dentro de la sección de Panorama andaluz del SEFF y en la que tratan de ajustar una deuda pendiente y hacer justicia escarbando en la “vergüenza democrática” que esconde la citada fosa común sevillana, la segunda más grande de Europa.
Así, como explica a este diario Malvárez, la cinta se aleja de lo historicista para invitar –“o casi obligar”- al espectador a una reflexión desde el hoy. Por ello, la cámara permanece como un testigo más, “dejando que sea la misma tierra la que hable y desvele todo ese silencio que las generaciones anteriores han tenido que padecer”.
De esta forma, “buscando la honestidad y sin aprovecharnos del dolor ajeno”, la cinta se estructura en tres ejes. El de los trabajos de excavación de la fosa del cementerio San Fernando -donde se estima que se encuentran más de dos mil víctimas civiles- que en sí mismos construyen un impactante espacio visual y sonoro. El de los testimonios de los trabajadores y los familiares de los represaliados, muchos testigos directos, que muestran cómo vivieron estos hechos y que ayudan a comprender que el dolor sigue vivo porque “está heredado, como el miedo”, que a su vez obliga al silencio y, como consecuencia “al olvido”. Y, por último, el del proceso creativo de la banda sonora original, creada e interpretada por Antonio Manuel y la cantaora Rocío Márquez, con música de Javier Prieto, cuyos encuentros sirven de hilo conductor. Nana a medias, como se titula la canción, actúa aquí como una luminosa metáfora con la intención de, como afirma el escritor y compositor, recordar que “la memoria es presente” y que es posible “despertar”, añade Márquez.
En este sentido, Pico Reja trata de descubrir “cosas de la ciudad que no sabíamos”, como que albergó más de diez campos de concentración y “que aquí no hubo guerra, hubo exterminio”, por eso, Sevilla aparece grisácea, oscura, “como una ciudad irlandesa”, sin más luz que la del “canto a la utopía que es la canción”.
Tras los exitosos y premiados Alalá y Menese, este tercer proyecto de Producciones Singulares ha sido el más difícil para la carrera de la onubense “por el tema, profundamente doloroso y que nos ha sorprendido y nos ha humanizado” y por las difíciles circunstancias del rodaje, interrumpido por la pandemia, que “hemos tenido que sacar a pulmón”.
Aún así, para la Premio Meridiana 2021, Medalla de la Ciudad de Huelva 2020 y Premio RTVA a la mejor cineasta andaluza 2019, entre otros galardones, el esfuerzo ha merecido la pena porque “por primera vez en mi vida tengo la sensación de haber hecho un trabajo necesario” y porque “a estas alturas de mi vida lo que me interesa es contar historias que importan y aportar miradas”.
Ahora, su deseo es que el público, que agotó las entradas en apenas unas horas, se sumerja en el relato, comparta el mensaje esperanzador “que tiende la mano a la reconciliación” y, sobre todo, “salga transformado como hemos salido todo el equipo”, sostiene Malvárez.
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