Adiós a Colita, la fotógrafa que retrató a la 'Gauche Divine' y se enamoró del flamenco
Fotografía
La barcelonesa, una figura feminista y reivindicativa que rechazó el Premio Nacional de Fotografía, captó con su objetivo a algunos de los protagonistas de la cultura española del siglo XX.
La Bienal de Sevilla le dedicó una muestra y se inspiró en su obra para el cartel en su última edición.
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Barcelona/Isabel Steva Hernández Colita, fallecida este domingo a los 83 años a causa de una peritonitis, fue una de las fotógrafas españolas más destacadas del siglo XX, artista que captó la transformación de Barcelona durante el franquismo y la Transición con una mirada renovada, reivindicativa y feminista desde la Gauche Divine barcelonesa, que le dio acceso a muchos de los personajes más destacados de la época.
Para la cámara de Colita, una mujer que también plasmó con especial sensibilidad el mundo del flamenco, posaron personajes como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Salvador Dalí, Joan Miró, Orson Welles, Rafael Alberti, Ana María Matute, Carmen Amaya, Antonio Gades, Joan Manuel Serrat, la Bella Dorita o los hermanos Terenci y Ana María Moix, entre muchos otros.
Las obras de Isabel Steva se encuentran depositadas en el Archivo Colita Fotografía, en instituciones como la Filmoteca de Catalunya o en museos como el MACBA, el MNAC, el Centro de Arte Reina Sofía, la Fundació Vila Casas o la Fundació Brossa.
Isabel Steva, que debe su nombre Colita a que su padre le contó que había nacido debajo de una col, vino al mundo en Barcelona el 24 de agosto de 1940, estudió hasta los 17 años en el colegio del Sagrado Corazón y posteriormente se trasladó a París para estudiar Civilización Francesa en la Universidad de la Sorbona, si bien su estancia en la capital francesa solo duraría un año.
Al regresar a Barcelona Colita, a quien su padre regalaba cámaras desde los 12 años, se introdujo en el mundo profesional de la fotografía de la mano de los destacados fotógrafos Oriol Maspons, Francesc Català-Roca, Leopoldo Pomés y Xavier Miserachs, con quien comenzó a trabajar como ayudante en 1961.
En 1962 trabajó en el archivo de personajes de la película Los Tarantos, de Rovira Beleta, donde trabó amistad con su protagonista, la bailaora de flamenco Carmen Amaya. Se aficionó al arte flamenco y se trasladó un tiempo a Madrid, donde realizó fotografías de promoción de Antonio Gades y Micaela Flores, La Chunga.
Fruto de este época es el libro Luces y sombras del Flamenco (Editorial Lumen, 1975) escrito por José Manuel Caballero Bonald e ilustrado con imágenes de Colita de grandes artistas del género: Mairena, La Piriñaca, La Perrata, La Fernanda y La Bernarda, Juan Talega, El Borrico, El Chozas, Donday y Carmen Amaya, un volumen que tuvo varias reediciones ampliadas.
Colaboró con la denominada Escuela de Barcelona, corriente que surgió con la ambición de hacer un cine europeo y progresista, en contraposición a la cinematografía oficial del franquismo, lo que le dio la oportunidad de trabajar con directores de fotografía como Luis Cuadrado, Juan Amorós o Fernando Arribas, en películas como El cadáver exquisito, Morbo o Los crueles.
Su primera exposición llegó en 1965, en la que también participaban artistas como Argimón, Curós, Jordi Galì, Guinovart, Oriol Maspons, Ràfols Casamada, Tharrats y Román Vallès.
Se le considera la fotógrafa de la denominada Gauche Divine barcelonesa, compuesta por un grupo de profesionales, intelectuales y artistas, que tuvieron sus inicios en las cenas en el restaurante Casa de Mariona y su plenitud en 1967, coincidiendo con la apertura del local Bocaccio.
Con la colección de sus retratos organizó la exposición La Gauche qui rit (1971), en la Galería Aixelà, patrocinada por Boccaccio y el promotor Oriol Regàs, una muestra que sólo duró dos días al ser clausurada por la policía al día siguiente de la inauguración.
En estos primeros años alternó también con la fotografía de prensa y la de la industria discográfica a través de Edigsa (1967) y el movimiento de la Nova Cançó catalana, realizando campañas de prensa y promoción, portadas de discos y pósters, especialmente de Guillermina Motta, Núria Feliu, Joan Manuel Serrat, La Trinca, Ovidi Montllor, Raimon o María del Mar Bonet.
En los estertores del franquismo colaboró con prensa progresista del momento, como Fotogramas, Tele-Expres, Mundo Diario o Destino, años en los que dejó testimonio gráfico de acontecimientos como el encierro de Montserrat, la muerte de Franco o las manifestaciones políticas y en defensa de la libertad.
Su afición a la novela policíaca y de misterio hizo que Beatriz de Moura, directora de Tusquets Editor, le confiara la colección Serie Negra, que compaginó con la dirección del departamento de fotografía de la revista Vindicación Feminista hasta 1978.
Durante la Transición colaboró con Interviú, Reporter, Cuadernos para el diálogo, La Calle o Boccaccio. Fotografió su ciudad, Barcelona, y su área metropolitana, evidenciando sus cambios y evolución, y siempre reflejando la vida cultural y social de Cataluña.
En sus más de cuarenta años de profesión realizó más de 40 exposiciones y publicó una treintena de libros.
Entre sus muchas exposiciones se encuentran El Serrat de Colita (1998), Terenci del Nilo. Viaje sentimental a Egipto, 1973 (2005), Carmen Amaya 1963. Fotografías de Colita y Julio Ubiña (2013) o Retratos de una amistad (2014), con fotos cotidianas del poeta Jaime Gil de Biedma. Una de las últimas muestras que protagonizó fue Archivo Colita, un homenaje que le dedicó la Bienal de Flamenco de Sevilla en 2022, una cita que se inspiró en una de sus imágenes para elaborar el cartel de ese año, una escena tomada en el bar del Pinto, en la que conversan Antonio Mairena, Torres, Antonio Núñez Chocolate y Pepe Pinto.
Además, junto con la historiadora Mary Nash se encargó de la investigación para la exposición Fotógrafas pioneras de Cataluña (2005-2006).
El 6 de noviembre de 2014 le fue concedido el Premio Nacional de Fotografía, pero al día siguiente lo rechazó alegando que el Ministerio de Cultura, Educación y Deporte, que concede el galardón, era responsable de que la cultura y la educación en España se encontrara en una situación de "pena, vergüenza y dolor de corazón".
En 1998 el Ayuntamiento de Barcelona le impuso la Medalla al Mérito Artístico, junto a los también fotógrafos Oriol Maspons y Leopoldo Pomés.
Entre otras muchas distinciones, cuenta también con la Creu de Sant Jordi 2004, la Medalla 2012 de Fomento de las Artes y del Diseño FAD o el premio Oficio de Periodista, que le concedió la Junta de Gobierno del Colegio de Periodistas de Cataluña.
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