"Ahora bailo como si la vida se me fuera en ello"

Sara Baras. Bailaora

La gaditana firma en el Teatro Falla de Cádiz un "hasta luego" a su faceta como bailaora con el espectáculo 'Esencia', que representará hasta el domingo

La bailaora Sara Baras junto con su pareja profesional y sentimental, José Serrano, en la azotea del edificio Fénix.
Tamara García / Cádiz

22 de abril 2010 - 05:00

Miércoles, jueves, viernes, sábado.... "Uff, domingo", resopla con emoción contenida. La emoción, el nervio, tienen algo de luminoso. Hacen brillar a las personas. Hacen titilar a las palabras. Sara Baras está especialmente fulgurante en la primera mañana de una serie de días "importantes, muy importantes", dice. Está resplandeciente cuando simula volar en la azotea del edificio Fénix bajo un cielo raro, extraño. Está deslumbrante en la biblioteca de Diario de Cádiz, entre las páginas de buena parte de la historia de esta ciudad. Su ciudad. La emoción, el nervio contenido, atraviesa cada momento de la entrevista tiñéndola con un color agradable, familiar. Ese no se qué fosforescente que convierte a los momentos en especiales. El que no faltó ayer en el Gran Teatro Falla. En el principio de un hasta luego marcado por la maternidad. Sara nunca habla de despedidas. Ese no se qué áureo con el que toca el jueves, el viernes, el sábado...

-¿Qué pasará cuando se baje del escenario del Falla el próximo domingo?

-Yo no me bajo (ríe) Esa función no va a durar dos horas, va a llegar el día 26 y la gente me va a tener que decir, Sara, bájate de ahí. (vuelve a sonreír).

-¿Le da miedo?

-Sí porque realmente no conozco la vida sin esto. Estoy acostumbrada a una tensión y a un ajetreo. Bueno, realmente también es un regalo poderme permitir esta parada y, sobre todo, pensar que voy a estar otra vez en Cádiz, que me voy a quedar a vivir aquí este tiempo. Pero voy a echar de menos el baile. No bailaré pero sé que no voy a aguantar sin todo lo demás. Descansaré unos días pero después me pondré a idear cosas porque yo no veo el baile como un trabajo. Yo no termino a las ocho y me voy a mi casa y desconecto. Yo lo veo como una forma de vida y he aprendido a vivir con el baile, a que el baile sea parte de mi persona.

-Supongo que sería complicado tomar la decisión de tomarse este respiro aunque sea para algo tan bonito como ser madre. ¿Cómo lo fue madurando?

-Desde hace muchos años ser madre es uno de mis sueños pero, como todo en la vida, parece que, de repente, una cosa te lleva a la otra. Tuve un pequeño problema, que no fue nada, estando en el Lope de Vega haciendo Carmen. Tuve un mioma, como el setenta y tantos por ciento de las mujeres, y, entonces, el médico me dijo que tenía que hacerlo ya y que si fuera él no esperaba. Entonces tuvimos que sentarnos y tomar la decisión. La primera vez que hablábamos sobre este tema y yo escuché la palabra retirada fue todo un llanto y una desesperación... No me lo creía. Siempre he pensado que una retirada a tiempo es una victoria, pero... Nunca lo había pensado para mí. Siento que todavía tengo mucho que dar y mucho que aprender. Pero, como te digo, una cosa llevó a la otra y pensé que en la vida es muy importante tomar este tipo de decisiones y de disfrutar de la vida y sacar tiempo para otras cosas. Además, yo tengo la suerte de tener a mucha gente alrededor con una calidad personal, ya no te digo profesional, muy importante, empezando por mis padres. Y entre todos -ya que decir hasta aquí no fue una decisión que tomé sola sino con Pepín (José Serrano), con mis padres, con mis hermanos, Bibi, Triki...- me animaron mucho. Me animaron a disfrutar de la vida. Bueno, no es que yo no disfrute, es más, me siento una privilegiada. Pero tener un hijo es algo que no lo podemos compaginar con el baile porque, claro, de la manera tan fuerte con la que nos damos en el escenario el bebé sufriría. Y eso es lo que hace que paremos. Por supuesto también me anima mucho experimentar esa sensación de ser madre que creo que tiene que ser lo más bonito que hay en el mundo. Y, además, voy a tener tiempo para pensar, leer y reflexionar y ver otro tipo de espectáculos y estudiar. Esto no quiere decir que durante mi carrera lo haya dejado de hacer pero sí de otra manera.

-Ahora será más profunda.

-Claro porque siempre los montajes han ido a la vez que las funciones y las giras y siempre ha sido un poco locura el estar montando, dirigiendo y, a la vez, llevando a la compañía que somos cuarenta y tantas personas.

-Y más para usted, que no da puntada sin hilo. Controla desde la escenografía, al vestuario, diseño de luces...

-Sí, me gusta cuidar cada detalle y eso es algo a lo que hay dedicarle mucho tiempo. Ahora me alegro mucho, claro, de haberme preocupado por cuidar cada cosa pero mientras lo haces parece que no tienes tiempo ni para comer, ni para dormir, ni para entrar, ni para salir. Todo el tiempo es para lo mismo: que si esta coreografía, que si el músico, que si la luz... Y también es muy bonito tener un tiempo y reflexionar... Hay gente que me pregunta si después volveré de otra manera y yo digo que espero venir igual pero con sensaciones más importantes porque tener un niño o una niña infunde una responsabilidad bestial. Dicen que yo soy una de esas artistas que expresa mucho lo que siento así que yo espero venir mejor.

-Y en este tiempo que se va a tomar, ¿qué ocurrirá con la compañía?

-De primera vamos a parar un poquito porque todo el mundo necesita descansar ya que llevamos mucho tiempo sin parar, pero también para poder pensar de qué manera podemos volver. A mí me gustaría que volviera la compañía sin mí. No por el hecho de que yo no pueda bailar la compañía tiene que estar parada tanto tiempo. Así que estamos ahí con proyectos, con cosas, pero todavía no tenemos nada decidido. Y, si te digo la verdad, y pensando directamente en mí, me apetece mucho seguir en este camino de dirigir la compañía. La evolución que he podido tener a lo largo de estos años me la noto más en mi faceta de directora y coreógrafa. Como intérprete era algo que estaba claro desde que empecé, que mi baile iba a ir creciendo poco a poco. Pero lo demás podía funcionar o no y el tiempo me ha demostrado que sí. Y eso es algo que yo no quiero dejarlo sino, al revés, quiero moverlo, sacarlo y quiero que la compañía tenga la oportunidad de mostrarse pero sin mí. Tanto Pepín, de José Serrano, que tiene un gran nivel artístico y profesional, que se merece eso y más, como el cuerpo de baile, como los técnicos, como los músicos... Todos ellos, toda su entrega y esa bomba de energía que hay ahí, sería una pena que fuera frenada por tanto tiempo. Así que volveremos y mejor.

-Y en la suya a los escenarios está contemplado el Doce. ¿Ya le está dando vueltas a la cabeza?

-Pues del todo no sé por donde voy a tirar. Ahora llega una de las partes más bonitas de este trabajo que es empezar a documentarte, a leer... A mí desde luego me gustan las cosas que se quedan en leyenda, donde los historiadores no pueden llegar a una conclusión. Y me gusta todo lo que rodea a esta historia. Me gusta pensar que si en cualquier espectáculo mío sale y se ve de alguna manera Cádiz, ahora va a ser algo muy de aquí y más hablando de un momento histórico tan importante en nuestro país y que salió de Cádiz. Me gustaría pensar que vamos a crear desde otro punto. No sólo hacer un espectáculo de danza sino que tenga un mensaje, el mensaje que tiene esta tierra, el de la libertad. De todas formas creo que es difícil buscarle al Doce una palabra, una frase, pues imagínate un paso de baile. Pero lo que sí encuentras es una actitud. Y a esa actitud le estoy dando vueltas pero ahora me queda estudiar, porque no me gustaría que fuera sólo una pincelada de lo que pasó sino algo más profundo. Me gustaría rodearme de gente que sepa verdaderamente los porqués, de qué manera y lo que ha supuesto el Doce para la ciudad. Que empezara aquí la verdadera libertad es algo muy importante para esta tierra y, fíjate, que yo creo que aún se le nota en la naturalidad, en la entrega y la alegría que tiene Cádiz. Y, bueno, yo intentaré recoger todo ese aire, toda esa actitud mezclada con documentación seria y potente sobre el tema. Puede ser algo muy especial. Y no creo que la gente diga pues esto se lo dedicó a su madre en Sabores o esto se parece al número tal. No. No quiero que se repita nada, ni una nota musical, ni un paso. Quiero verdaderamente crearlo desde cero. Pero aún no te puedo contar nada más porque, verdaderamente, es que aún no sé más. Y, encima, como esta es la primera vez que voy a tener el tiempo para madurarlo, para crearlo y creerlo y para soñarlo pues me lo estoy tomando con tranquilidad. Pero sí sé que habrá que contar con mucha gente de Cádiz porque en Cádiz hay un arte muy especial y muchos valores flamencos.

-Volvamos al más inmediato presente. ¿Qué significa 'Esencia' en el Teatro Falla?

-En Esencia he descubierto una magia que no había sentido antes. Bailo coreografías que yo me noto, que yo recuerdo, que siento cada cosa que sentía cuando las bailaba hace mucho tiempo. Por ejemplo, la farruca. Le he notado una lectura nueva porque, es tontería, bailamos mejor que hace doce años, pero la esencia de lo que fue esta ahí, la siento igual, siento la misma ilusión, más nervio, porque siento más responsabilidad, y esa magia que cuando empieza el número no piensas en quién eres, ni en qué ha pasado... Simplemente lo bailas y te entregas y eso es algo que en otros espectáculos, al ser totalmente nuevos, no tenía. Es otra experiencia, otra sensación. Y, encima, en el Falla, en Cádiz... Sinceramente, yo vengo con todo cuidadísimo, al detalle, la compañía está en el mejor momento, no sólo artísticamente sino personalmente, y eso se nota en el escenario. Pero lo que no paro de pedirle a Dios es que no me emocione, que no llore, que llore cuando termine. Ahora sólo pienso en bailar bien y poder dejar ese sabor durante el tiempo que no voy a estar. Y es que cuando sientes tan fuerte el respeto y el cariño necesitas devolverlo de alguna manera y mi forma de devolverlo es el baile. Así que necesito bailar muy bien estos días. Además sé que vienen muchos amigos, muchas personas que han sido muy importantes en mi carrera, las personas que me han ayudado, las personas que más me quieren las voy a tener ahí, delante, las personas que yo más quiero también.

-Y, ¿será diferente para usted hoy (por ayer) que el domingo?

-No sé. Lo que te puedo decir es que yo bailo ahora como si la vida se me fuera en ello. Desde que empecé con Esencia, como la monté para hacer esta parada en mi carrera, estoy dejando en los escenarios hasta mi última gotita de alma. Antes también la dejaba pero ahora estoy siendo consciente de lo importante y lo satisfecha que me siento bailando. Así, aunque seas muy profesional, bailas y y estás pensando en todos esos sentimientos. Eso hace que me emocione profundamente. Pero espero no derrumbarme nada más salir. Sobre todo por el público de Cádiz que siempre se ha volcado conmigo y se merece lo mejor y que yo haga bien el espectáculo. Miércoles, jueves, viernes, sábado... domingo... Uff, no sé. No sé qué va a pasar. Lo que sí sé es que me van a tener que echar cubos de agua, tomates o algo para que me baje del escenario.

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