El director Alberto Rodríguez escribe una película sobre la cooperativa de presos en lucha COPEL
Clase magistral en la Escuela de Cine de la UCA
El realizador sevillano, que estuvo la pasada semana en la Escuela de Cine de la UCA, acaba de terminar un guión sobre esta historia carcelaria de la Transición
Cádiz/Las sonrisas grandes, los ojos chispeantes, menos canas, más cachondeo... Desde las últimas filas de un bus urbano, la juventud desafía a la cámara. “¡Mira! Aquel soy yo, ahí están Alex O´Dogherty, Santi Amodeo, Enrico Vecchi, un sonidista portugués que teníamos, Alex Catalán... ¿Que qué ha cambiado? Pues que así íbamos a trabajar todos los días, en autobús, pero la ilusión que ves ahí, esa... Esa es la misma”. Alberto Rodríguez (La Peste, La isla mínima, Grupo 7...) prueba el proyector asegurándose que todo esté perfecto para la clase magistral que ofrece en la Escuela de Cine de la Universidad de Cádiz cuando el pasado salta, providencial, desde el portátil en el momento que iba a responder a la pregunta: “Han pasado 20 años de El Factor Pilgrim, ¿qué ha cambiado, sigue siendo el mismo?
“... más de 20 años si hablamos del rodaje. Esto fue en el año 98... Fíjate, 18.000 euros costó hacerla, y no cobró nadie, y la serie que acabo de hacer no sé qué presupuesto ha tenido pero está por encima de los 6 millones de euros seguro”. “Han pasado más de 20 años –continúa el realizador sevillano–, y han pasado volando... Yo creo que la ilusión es la misma, y las ganas; lo que han cambiado son las certezas, el oficio, el presupuesto y la presión”, ríe.
Es sencillo conversar con Alberto Rodríguez, una de esas personas que sólo sabes que tiene prisa porque alguien te lo ha chivado antes. El realizador saca tiempo, contesta y, sobre todo, escucha. Eso es lo que también perseguía en la clase magistral que esta pasada semana ofrecía en la Escuela de Cine dirigida por Bruto Pomeroy, “conocer lo que le inquieta a la gente joven y saber cuáles son sus intereses”. “Y de paso, ya que yo también he estudiado en la universidad pública, si les puedo ahorrar algún que otro trompazo que se darán, pues mejor, ¿no?”.
El director de El hombre de las mil caras dice haberse dado “unos cuantos” (“cuatro años sin rodar después de un éxito tan tremendo como 7 Vírgenes te pone los pies en el suelo a cualquiera”, reconoce) aunque le quita importancia pues, dice, todo en su carrera ha transcurrido “de una forma muy accidental”, valora uno de los directores andaluces que ha puesto a nuestra comunidad autónoma en el mapa de la industria nacional e internacional.
“¿Si cuesta...? Lo que sí es seguro es que hemos empleado muchos años, y luego miras para atrás y piensan, bueno, alguno que otro nos podríamos haber ahorrado. Yo trabajé seis años en televisión antes de saltar al cine y Alex Catalán, que es el director de fotografía, otro tanto y Santi Amodeo igual... Quizás eso se podría haber acortado pero la realidad es que cuando nosotros empezamos, allá por el año 90-91, el audiovisual, no sólo el cine, sino todo el audiovisual en Andalucía era muy distinto”. ¿Un desierto?, preguntamos. Rodríguez, elegante, se toca la cabeza y tuerce el gesto, asintiendo sin asentir.
Y es justo por su floreciente labor en tierras, al principio, áridas por los que el sevillano recogerá en unos días el Premio Ciudad de Huelva en la 46 edición del Festival de Cine Iberoamericano de la ciudad. “Estoy muy feliz y es muy agradable que te reconozcan en un festival que conozco muy bien. Lo conozco como espectador, he ido trabajando con la televisión alguna vez, he ido como estudiante, he ido a un taller de guión como tutor... He ido en multitud de ocasiones y he visto películas maravillosas, desde La estrategia del caracol hasta Ciudad de Dios, que la vi por primera vez allí”, agradece el ganador de tres Goya cuya carrera también ha sido reconocida este año con la publicación de El cine de Alberto Rodríguez. Conversaciones, de Manuel Lamarca.
Además de los reconocimientos en este extraño 2020, Rodríguez ha abrazado este año con trabajo. “Escribiendo he estado”, asegura el realizador que puede adelantar que “antes de ayer” acabó “una versión de guión” que “ya está muy bien” y está cerca “de preparar algo”. “Realmente es una película que escribimos, Rafael Cobos y yo, hace muchísimos años pero que no se pudo rodar porque no teníamos presupuesto suficiente y creo que ahora ha llegado el momento de hacerla. Es una película carcelaria basada en una historia real sobre las cárceles en la Transición Española, un momento donde existe una historia muy interesante sobre asociacionismo. Y es que los presos se organizaron para reclamar una serie de derechos creando lo que se llamó la COPEL, cooperativa de presos en lucha y eso es lo que vamos a contar”.
Sí se queda en cartera Los fundadores, el que sería su primer trabajo de ciencia ficción y que estaba basado en la Fundación de Asimov. “Eso lo paramos por la pandemia...” ¡Eso sí que es ciencia ficción...! “... Y, tanto, –responde– y es increíble cómo se termina acabando con La Peste... Incluso los dirigentes tenían discursos que parecen de este momento concreto, porque hablaban de las posibles pérdidas económicas que suponía cerrar una ciudad... Y la única lección que aprendes de la Historia es que, finalmente, la economía no importa si se pierde la vida. Y de esta tendremos que salir tarde o temprano o encontrando la vacuna o confinándonos, no va a haber otra”.
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