Aparece entre Chiclana y San Fernando un enorme edificio que podría ser el templo de Melqart
Patrimonio
El estudio ha sido realizado por la Universidad de Sevilla junto al Centro de Arqueología Subacuática del IAHP, a través de fotos aéreas con las que se han obtenido modelos digitales del terreno
En la zona del Río Arillo se ha localizado por otra parte un conjunto urbano de mayor dimensión que Baelo Claudia
La búsqueda del emblemático templo de Melqart en aguas de la Bahía podría estar más cerca que nunca con la aparición de los restos de un edificio monumental localizado bajo el agua, en la desembocadura del Caño de Sancti Petri, entre San Fernando y Chiclana, y que podrían corresponder al espacio sagrado fenicio-púnico del Hércules Gaditanus del que ya nos hablaba Estrabón.
Se trata de la evidencia de un edificio de 150 metros de ancho por más de 300 metros de largo que aparece a modo de gran estructura portuaria central con amarraderos, a unos 3 o 5 metros de profundidad. Al sur de esta estructura han aparecido también varias cimentaciones, un puerto interior en forma de dársena cerrada, varios espigones y se ha documentado una zona de villa doméstica relacionada.
Todo este conjunto que hasta ahora responde a imágenes digitales del terreno tendrá que ser constatado con prospecciones geofísicas en la zona del Caño de Sancti Petri, que serán las que definitivamente determinen si se trata del templo sagrado de la antigüedad más anhelado en la Bahía de Cádiz, el mismo en el que Julio César soñó que dominaría el mundo y tras lo que nombró a todos los gaditanos ciudadanos romanos por nacimiento, una vez cumplida esta premonición.
Por otra parte, en la zona del río Arillo ha aparecido un gran conjunto urbano de mayor dimensión que el conjunto arqueológico de Baelo Claudia, y "que podría cambiar la visión de la Bahía en la antigüedad". Concretamente han sido localizadas varias estructuras de hasta 700 metros de longitud enfrente de las instalaciones militares del acuartelamiento de Camposoto, en pleno paisaje de marismas, donde se ha hecho una inspección inicial.
La técnica de investigación
Éste es el resultado de la investigación entre las fuentes y los textos antiguos, los hallazgos arqueológicos que se han producido a lo largo de la historia y los datos del Modelo Digital del Territorio (MDT) facilitados por el Instituto Geográfico Nacional, cuyo resultado es un modelo digital del terreno 0.5 que ha sido tratado con un software libre, y que ha dejado al descubierto -aunque todavía bajo el agua- esta estructura rectangular de gran tamaño que bien podría corresponder con el templo de Hércules o Melqart. Para ser más explícitos, cada pixel de la foto aérea contiene información como puede ser la altura, con lo que han dibujado el paleopaisaje de hace 3.000 años.
Así lo han explicado este miércoles en la presentación de los trabajos realizados por la Universidad de Sevilla y el Centro de Arqueología Subacuática del IAPH en una rueda de prensa que ha tenido lugar en el CAS, de la mano de la delegada de Cultura, Mercedes Colombo y la directora del CAS, Milagros Alzaga, junto a Francisco José García, Ricardo Belizón Aragón y Antonio Sáez Romero, del departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, protagonistas del descubrimiento
Durante la intervención han revelado a partir de estas imágenes digitales con la silueta del fondo submarino la existencia en la antigüedad de un entorno totalmente distinto al que conocemos actualmente, según comentaba la directora del CAS. Un paisaje costero "muy antropizado" desde hace siglos, pero que encaja con la información que nos legaron los autores antiguos como Estrabón, Silio Itálico o Fióstrato, tal y como contextualizó Alzaga. Por ellos ya se sabía que aquel santuario lo integrarían un conjunto de edificaciones con un edificio principal y un patio al que se accedía por una puerta flanqueada por dos grandes columnas.
Precisamente fue Ricardo Belizón el que se topó con esta gran sorpresa al hilo de su tesis doctoral en la Universidad de Sevilla sobre el paisaje costero en esta zona de gran riqueza arqueológica, y quien dio forma con sus palabras a la presencia digital de estas estructuras frente a la punta del Boquerón. Esta primera conclusión de su estudio, que pronto fue refrendada por la Universidad de Sevilla y los expertos del IAPH y el CAS, se blindan con las apariciones antiguas en la zona depositadas en el Museo de Cádiz. Entre ellas, estatuillas de caño Carbonero, que está muy cerca de esta estructura, así como esculturas de bronce, monedas púnicas y una columna en posición original.
Una complicada prospección
Para determinar si efectivamente estamos ante este centro de peregrinación santuaria y marinera del Templo de Hércules o Melqart está previsto realizar prospecciones arqueológicas tanto terrestres como subacuáticas, así como estudios documentales y geoarqueológicos específicos que se completarán con un muestreo paleoambiental.
Para ello tienen que solicitar el proyecto para emprender el trabajo de campo en la zona del río Arillo, que está previsto que arranque el próximo verano, mientras que en el Caño de Sancti Petri, bajo cuyas aguas podría esconderse el templo, se realizarán prospecciones geofísicas de cara a futuros sondeos, no sin antes sortear las dificultades de este espacio subacuático. Así lo explicaba Alzaga, quien señalaba que se trata de "una zona de poca visibilidad y mucha corriente, de modo que solo podemos bucear cuando empieza a entrar agua limpia en el caño, con lo que en momentos de coeficientes pequeños nos dará como tres horas de trabajos diarias". Por este motivo, es necesario planificar perfectamente el trabajo de campo mediante las prospecciones geofísicas para determinar los sondeos a través de buceo.
Por su parte, Francisco José García, director del departamento de Prehistoria de la USE que ha capitaneado el proyecto, mencionó la excepcionalidad de estos hallazgos, "pues el templo ya aparecía en las fuentes escritas, no es una excavación cualquiera, y se sitúa en el ADN de la cultura andaluza y occidental". Y esto lleva a "la necesidad de respetar los tiempos de la arqueología a la hora de contrastar las hipótesis para evitar saltos al vacío, pese a la emoción que nos embarga".
Antonio Sáez también quiso mostrar la prudencia que merece este estudio, "que aunque es muy sugerente, tiene que ser constatado, pese a que todo es compatible con lo que nos decían los textos antiguos".
Con todo, el proyecto de "investigación interdisciplinar" se antoja largo en el tiempo, puntualizó la directora de CAS, no sólo por lo complicado de la zona objeto de estudio, sino por la dimensionalidad del área y de los distintos edificios localizados, incluidos los del área del río Arillo. "Hemos visto que la parte del Río Arillo es más grande que el conjunto arqueológico de Baelo Claudia, así que será cuestión de años y años de trabajo", dijo Milagros Alzaga.
La última hipótesis
Este estudio se contrapone con una de las últimas hipótesis lanzadas por parte de la Universidad de Córdoba y la UCA a través de un proyecto de investigación conjunto que sitúa al famoso santuario de Occidente en el Cerro de los Mártires en San Fernando. El estudio se ha realizado también mediante nuevas tecnologías no invasivas aplicadas a la arqueología, técnicas con las que trabaja la Unidad de Geodetección del Patrimonio Histórico-Arqueológico de la UCA.
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