Aparece otro tramo de fachada de la Casa de la Camorra en la calle Arbolí
Patrimonio
Su descubridor, Juan Antonio Vila, alerta de que está previsto que se vuelva a tapar, dentro de las obras de reforma en el actual Centro de Artes Escénicas
El Ayuntamiento confirma que el arqueólogo municipal irá el martes para documentar el hallazgo
Los trabajos de reforma en el Centro Municipal de Artes Escénicas en la calle Arbolí ha dejado al descubierto el que parece parte del muro de la fachada neoclásica del Salón Bajo de la Casa de la Camorra, que el pasado 2016 fue documentado entre las pareces del antiguo colegio de Arbolí.
Así lo ha puesto de manifiesto en sus redes sociales su descubridor, Juan Antonio Vila, que ha informado a través de unas fotos del hallazgo "detrás del enfoscado de la pared actual, donde se encuentra este muro".
Fue este profesor de Historia quien localizó en uno de los patinillos del antiguo colegio una bella fachada del antiguo e ilustrado edificio que albergó la ciudad, y a la que se accede una vez se deja atrás el patio del ficus. Se trataba del comienzo del arco izquierdo con un elegante lienzo de 8 metros de altura labrado sobre piedra sedimentaria. En él se observa una pilastra romana que asciende hasta formar el arranque de un arco de medio punto y que parece reproducirse hasta en cinco ocasiones bajo los ladrillos que forman el pasillo de la planta superior, y que repite perfectamente y de forma seriada las dimensiones y altura del arco.
El nuevo tramo de fachada se antoja de este modo como otra pieza del puzzle de este ilustre edificio construido previamente bajo las paredes del colegio: el Casino Francés de la Camorra.
En 2016, este entusiasta docente comenzó a divulgar en decenas de visitas guiadas, un libro e incluso los cursos de verano de la UCA del 2017 el valor de estos lienzos de fachada, y ahora vuelve a ponerlo de manifiesto alertando de que el lunes está previsto que vuelva a taparse.
Ante este temor, fuentes del Ayuntamiento de Cádiz han confirmado que el martes el arqueólogo municipal acudirá para levantar acta "y se documentará todo lo que ha sucedido y aparecido". Todo ello, añade, "de cara a una futura intervención" pues "las conclusiones que se extraigan ampliarán la información para un proyecto de recuperación".
Juan Antonio Vila lleva años pujando por la puesta en valor de la fachada "ya sea total o parcialmente" y considera que "esta situación accidental debe servir de una vez para recuperarla de una vez".
Precisamente cuando se construyó el colegio en 1960 ya se escondió previamente estos restos del edificio primigenio datado en 1783 y que durante siglos se convirtió en uno de los grandes referentes culturales de la ciudad. El entonces arquitecto municipal Antonio Sánchez Esteve, que era conservacionista, decidió no derribarlo sino taparlo, en una época en la que difícilmente se valoraba el patrimonio histórico.
¿Qué sabemos de la Casa de la Camorra?
En las guías gaditanas del siglo XIX ya se hablaba de la Casa de la Camorra, que se describía como "un hermoso jardín, en cuyo interior contaba con un magnífico salón de casi 21 metros de largo por 7 de ancho y algo más de 8 metros de altura". Una descripción que incluía "los cinco grandes arcos que alternaban dentro y fuera con pilastras de orden romano, siendo la parte exterior de piedra de grano y la parte interior de estuco" y que vuelve a poner de manifiesto las mismas dimensiones. Por lo que Juan Antonio Vila se decantó por esta funcionalidad.
Pero su historia podría arrancar entre 1761 y 1778, que fue cuando "el edificio albergó a los componentes de la orquesta de la Compañía de la Ópera Italiana". Concretamente a 26 músicos fundamentalmente de instrumentos de cuerda, y mayoritariamente italianos. "Parece que los escándalos musicales y de sus palabras motivó el calificativo de la Casa de la Camorra". Porque la acepción "despectiva con que conocemos hoy la palabra fue posterior", explicaba a Diario de Cádiz Juan Antonio Vila en una visita guiada.
Precisamente el Archivo Provincial de Cádiz atesora un documento que señala el derribo de un edificio en 1762 en la calle Empedrador número, 5, "probablemente para construir las viviendas donde albergar a los músicos de la Compañía del Coliseo de la Opera".
Finalizada la época operística en la ciudad -allá por 1778 la actividad del Coliseo de la Opera desapareció-, "un grupo de franceses adquirieron este solar para labrar en la calle Empedrador un edificio con funciones recreativo culturales donde se reunía un gran número de representantes de la colonia francesa que se estimaba en torno a 900, de los 60.000 habitantes que tenía la ciudad". En este apartado, Vila confirma que este edificio se construyó "en recuerdo de su Teatro de la Tragedia Francesa, que estuvo ubicado en el Mentidero, en el edificio que ocupó Diario de Cádiz en la calle Ceballos, y que también contaba con un amplio salón con proscenio y una gran fachada de cinco arcos de medio punto que se abría a un jardín interior".
Otras voces expertas también hablan de otros usos como el Teatro de la Ópera Italiana. Pero de lo que no cabe ninguna duda es del sinfín de usos culturales y vinculados también al Carnaval que el edificio ha tenido a lo largo de su larga historia. De casino, a almacén vestuario -cuando fue confiscado en Guerra de la Independencia-, pasando por liceo, ateneo, cabaret, casa del pueblo, sede de la Tía Norica, Colegio e incluso Conservatorio de Danza hasta hace relativamente pocos años. Contaba entonces este profesor de Historia como grandes curiosidades vinculadas a este edificio que incluso en su salón bajo actuó Frank Kistz y Manuel de Falla, y que el coro del Tío de la Tiza entonó por primera vez Aquellos duros antiguos, en su época de Círculo Modernista.
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