Arte flamenco directo al corazón
Comienza el Curso Internacional de Flamenco de Esperanza Fernández en el Centro de Arte Flamenco la Merced · Cincuenta alumnos procedentes de veinte países distintos participan en la sexta edición
El flamenco no se aprende en cinco días, pero casi. Se palpa, saborea y cala en el alma de quienes lo intentan. De quienes programan su verano para asistir al Curso Internacional de Flamenco que Esperanza Fernández capitanea desde el Centro de Arte Flamenco de la Merced desde hace ya seis años, y que acaba de renovar por otros tres veranos más.
Con el eco del taconeo de fondo, la cantaora sevillana desgrana los pormenores de un didáctico sistema que desde ayer y hasta el próximo 13 de julio prueban unos 50 alumnos procedentes de hasta veinte países diferentes como Brasil, EEUU, Finlandia, Polonia, Alemania, Suiza o Austria. "Cada vez son más y más los que vienen desde otros lugares del mundo", asevera. Por eso reconoce que echa en falta más presencia española y gaditana en los cursos de cante, baile y percusión en distintos niveles -básico, medio y avanzado- y de bulería que imparten la propia Esperanza Fernández (cante), Miguel Vargas (baile), Javier Katumba (palmas y percusión) y Javier Ibáñez (guitarra).
Sorprende comprobar los grandes logros obtenidos durante las aprovechadas jornadas. "La mayoría vienen con algún conocimiento, manejan el concepto, conocen los distintos palos. Otros, en cambio, no tienen ni idea pero se quedan tan prendados que se enganchan para toda la vida y eso es muy gratificante", explica la veterana docente procedente del Centro de Arte y Flamenco de Sevilla, desde el que durante todo el año programan y se vuelcan en el curso veraniego de Cádiz.
La experiencia es uno de los pilares sobre los que se asientan los cursos, dada la versatilidad de alumnado que cada año concurren a las distintas modalidades. "Estamos acostumbrados y pronto nos ajustamos a su nivel", dice esta cantaora que ya acumula más de una década como docente, experiencia que asegura apasionarle más de lo que nunca hubiera pensado. "Así que por lo general salen muy contentos".
Cada año modifican el palo del flamenco que pretenden enseñar o, como mínimo, transmitir. En la modalidad de cante que ella misma imparte se han centrado en la malagueña, jabera y jabegote. "Lo que hacemos primero es plantear el curso, fraseamos, vocalizamos, para así aprender la estructura o los matices". Es decir, añade la profesora, "construimos la base y cada uno le aporta algo peculiar, el corazón de cada asistente hace el resto". Porque si algo tiene claro Esperanza Fernández es que no pretenden imitar, sino enseñar la base para que cada uno vuele a su antojo con lo aprendido.
Y cada año se nota en la fiesta de fin de curso que montan a modo de exhibición de todo lo aprendido, que tendrá lugar la noche de este viernes, en una velada en la que se les hará entrega de los Certificados del Centro de Arte y Flamenco de Sevilla y tras lo que se ofrecerá un cocktail de despedida a partir de las 21.30 horas.
La fórmula parece enganchar al asistente. Los encantos del Cádiz veraniego, con jornadas de sol y playas, se suman a la profesionalidad del Centro Flamenco de Sevilla, al que muchos de los alumnos de este curso asisten el resto del año para continuar su formación, más allá de estos cinco días.
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