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Joao Galante | Dramaturgo
Cádiz acoge desde hoy la 35 edición del Festival Iberoamericano de Teatro, un FIT que apuesta por la presencialidad en sus espectáculos y que arrancará esta noche en el Gran Teatro Falla. En su escenario estará, a partir de las 20.30 horas, la pieza Atlas, una propuesta de los portugueses Joao Galante y Ana Borralho que cuenta con la participación de un centenar de gaditanos que han ensayado la pieza en los últimos días.
–¿Qué es Atlas, la obra que abre el FIT y que se estrenó en 2011?
–Al inicio, Atlas surgió porque la gente estaba muy fastidiada, era el momento en el que la troika entró en Portugal, la gran crisis, la gente estaba en la calle. Y Atlas ha sido nuestra forma de estar con la gente en la calle, intentando hacer algo para ayudar al cambio. Para nosotros era solo una idea para una vez, con una gran perfomance. Después ha continuado y la hemos hecho en más de 40 ciudades, y hemos entendido ahora que Atlas no era solamente una idea de decir no a algo, sino también una idea de crear como microcolectivos de ayuda. Para nosotros es una forma de dar voz a la gente de la calle, de construir un atlas de la gente, un atlas humano. Empieza con una idea de la profesión de cada uno, pero va a más y más durante la obra al encuentro de la emoción y del sueño de cada uno.
–Trabajar con cien personas distintas cada vez que esto se pone en marcha en una ciudad debe ser un gran reto. Es como empezar de cero cada vez.
–Sí, sí. Es siempre una nueva pieza para nosotros, al mismo tiempo tiene un rigor muy grande, una base coreográfica, es una pieza coral muy estructurada, casi militar (ríe) como coreografía, pero es muy permeable a que la gente pueda cambiar su propia estructura y aportar cosas nuevas. Nosotros tenemos que estar muy atentos a las personas, a qué quieren hacer.
–Los ensayos son fundamentales entonces.
–Sí, claro. Hablamos mucho con la gente, no es solamente hacer la pieza, es también comprender qué les importa a ellos y qué nos importa a nosotros. Es una pieza de encuentro.
–¿En Cádiz se han seleccionado también cien personas?
–Sí, pero a causa del covid es una nueva versión, todavía más nueva versión. Tenemos la posibilidad de trabajar con 60 personas en la escena y otras 40 en vídeo, en una grabación. En total cien, pero repartidos. Además, los 60 tienen que tener distancia en escena. Hemos cambiado muchas cosas en la coreografía, en el original de Atlas hay mucha unión, mucha cercanía.
–¿Qué perfil de gente se han encontrado en Cádiz?
–Siempre que hacemos algo en España comprobamos que la gente es muy fuerte en su manera de ser, en su posición. Y aquí me ha sorprendido una cosa; porque llegas a Cádiz y ves lo linda que es la ciudad, un sitio turístico, pero después hablando con la gente, poquito a poquito, vas entendiendo que la pobreza es muy grande en la provincia, y no sabía que el paro es tan grande. Hemos hablado mucho de eso.
–¿Eso se refleja en la obra?
–Sí, claro. Tenemos gente en paro, y la gente cuenta su historia.
–¿Hay alguna selección de las personas que se apuntan?
–No, se apuntan y trabajamos con ellas.
–Aunque no hayan hecho teatro.
–Claro, es muy importante tener gente que no sea de teatro, aunque hay gente de teatro de Cádiz también. Cuanta mayor diversidad, mejor para esta pieza. Después, tenemos estos días de ensayos para preparar todo. Es una pieza para la gente con la gente.
–¿Se trataría todo esto de un experimento teatral? Aunque después de tantos años...
–Aquí casi es un experimento, porque es la primera vez que la hacemos con el covid, después de varias suspensiones. Y los directores del FIT, Miguel e Isla, nos han dicho que era muy importante el momento para que la gente pudiera hablar de sus sueños, de sus problemas. Para nosotros siempre es importante.
–En un vídeo de presentación de la obra veo que después de ir saliendo uno a uno a escena, los participantes se ponen a hablar todos a la vez de sus cosas... Llama mucho la atención.
–Es el momento que llamamos de las historias, en el que la gente tiene un momento donde puede hablar de lo que le importa para contárselo al público. Busca su momento de hablar, pero toda la gente quiere hablar (ríe).
–Casi como la vida misma, que hablamos muchos al mismo tiempo.
–Sí, sí, sí. Y después hay un momento en el que todo se calma.
–El origen de la pieza está en el artista conceptual Joseph Beuy.
–Sí, y está en el germen de casi todas nuestras obras, la idea de que cada persona es un artista, que cada uno puede cambiar la sociedad haciendo cosas. Pero esa idea de artista es distinta a la de un genio, por eso queremos dar materiales a la gente para poder cambiar las cosas, tener voz. Su forma de pensar es que el arte tenía que cambiar el mundo.
–Es una pena que el teatro no pueda estar lleno.
–Sí, eso es terrible. Y tenemos que trabajar con las mascarillas...
–Actúan por primera vez en el FIT, ¿qué les parece el festival y que se celebre?
–Bueno, la existencia de un festival ya es para mí una forma de celebración y de lucha. Y un festival que tiene identidad propia, que arriesga... para mí es muy importante.
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