"Imagina si es justo pasar a la Historia como la señora de Alberti"

Benjamín Prado | Prologuista de 'Memoria de la melancolía' de María Teresa León

La 35 Feria del Libro ha acogido la presentación de la autobiografía de María Teresa León, presentada por su prologuista, el escritor Benjamín Prado

El escritor Benjamín Prado, en la Feria del Libro de Cádiz.
El escritor Benjamín Prado, en la Feria del Libro de Cádiz. / Jesús Marín

Cádiz/–‘Memoria de la melancolía’ es un tratado sobre la pérdida, es un viaje íntimo, es un análisis de un contexto social y político y es una autobiografía. Es muchas cosas, ¿no?

–Todo lo que dices es absolutamente cierto, se le podría añadir alguna otra cosa, y, además, es una descripción estupenda de lo extraordinaria que fue María Teresa León, una mujer con una serie de capacidades casi interminables, no solamente por los géneros en los que desarrolló su talento porque fue poetisa, dramaturga, novelista, cuentista, periodista, actriz, activista... Sino porque además, dentro de cada uno de esos géneros, mezcló también muchas cosas. Memoria de la melancolía es un tratado de la pérdida, desde luego, también es un libro con una hondura filosófica impresionante, es un libro que a ratos es pura poesía aunque sea prosa, es el libro de una gran conocedora de la literatura española... En fin, una mujer renacentista, casi, imagínate si es justo que pases a la Historia como la señora de Alberti, ¡hombre por favor¡

–En un pasaje del libro, María Teresa dice de Zenobia Camprubí algo así como que “eligió ser la sombra al lado del fuego”. ¿Eso, al final, también le pasó a ella o es la imagen que nos ha llegado a nosotros?

–Es las dos cosas. Tanto en el caso de Zenobia como en el de María Teresa hay una renuncia voluntaria a sí mismas para dedicarse en cuerpo y obra a la creación de sus compañeros, pero también hay muchas diferencias porque Zenobia nunca escribió nada más allá de sus diarios y cuatro artículos, y María Teresa es autora de treinta y tantos libros. Hay diferencias esenciales. En el caso de María Teresa, vigilar la obra de Rafael no impidió que ella misma se dedicase a la suya, aunque bien es verdad que ella se dedicó a las dos y él sólo a la de él. Que hablamos de Rafael Alberti un grandísimo poeta, uno de los más grandes del siglo XX, tan grande como el que le quieras poner al lado, pero la diferencia es que él ocupa su sitio en los manuales de Literatura y ella no, y eso es lo que hay que arreglar.

–¿Se le debe un gran homenaje, un gran estudio?

–El más grande de todos, que es publicar sus libros, que sus libros estén a disposición de los lectores. Muchos de ellos nunca se han publicado en España, otros de ellos en ediciones inaccesibles, de vida muy breve, y creo, por eso, que la idea de la editorial Renacimiento de hacer una Biblioteca María Teresa León es magnífica, no sólo porque resuelve un injusticia que lleva muchos años vigente, sino porque pone a disposición de los aficionados a la buena literatura las obras de una escritora que, de verdad, merece muchísimo la pena que sea leída.

–La colección la dirige usted, ¿verdad?

– Sí, sí, yo por esa familia hago lo que sea. Les tengo devoción y una deuda de gratitud con Rafael Alberti. A María Teresa la vi muchas veces pero, en realidad, nunca estuve con ella porque ya no era ella del todo. Ya estaba muy mermada por la enfermedad (alzheimer) pero, aun así, era una mujer muy dulce, con una luz de inteligencia y de nostalgia en los ojos maravillosa.

–Nárreme la primera vez que la vio

–La primera vez que la vi pues debíamos ser amigos Rafael y yo hacía un par de meses, ya teníamos confianza, y me mandó a la residencia en la que estaba ingresada a llevarle unas mudas de ropa. Le llevé un ejemplar de la primera edición de este mismo libro publicado por Losada para ver si me la dedicaba, y allí vi una descripción de lo que es la pérdida de la cabeza. Ella se puso a leer su propia biografía pero como si estuviera leyendo la vida de otra, sin encontrar ninguna comunicación entre aquello que leía y ella misma. Eso me impresionó muchísimo. Ese es el primer recuerdo que tengo de ella.

–Qué destino más trágico el de María Teresa... Treinta y ocho años “con España anudada en la garganta” y cuando regresa no es consciente de la vuelta...

–Las dictaduras de los estados totalitarios perjudican a mucha gente y, sobre todo, le roban cosas. Le roban la libertad, el derecho a su propio país, le roban posibilidades de estar en el lugar que aman. Porque ahora que tanto se habla de patriotismo olvidamos que es impresionante cómo esta gente de la República tenían la palabra España todo el día en la boca. María Teresa es la autora de las biografías noveladas de Rodrigo Díaz de Vivar y de Jimena Díaz de Vivar, por ejemplo. Creo que hay muchos más dramas dentro del gran drama de una guerra y de una diáspora de los que parecen, así, a primera vista... Y volver al cabo de 38 años en las condiciones que ella lo hizo… Pero, bueno, yo con Alberti sí que le vi, aunque fuera tan tarde, disfrutar de los paisajes de su infancia y recuperar lugares, personas, sensaciones... Al menos tuvo esa recompensa después de 24 años en Argentina y creo que 14 en Roma.

–En el libro, María Teresa nos dibuja un Gobierno, el de la Segunda República, con la cultura, sino en el epicentro, sí como uno de sus pilares, ¿Eso se ha vuelto a repetir en la Historia?

–No, por desgracia no. Por desgracia vivimos en este mundo donde la frase más célebre es esta de es la economía, estúpido. Y yo pienso, y esta gente pensaba, que no, que es la cultura, es la sanidad, es la educación, son muchas cosas más antes que el dinero.

–Hemos aprendido poco… ¿De esta pandemia aprenderemos?

–Sin duda esa es la gran pregunta, si de esto saldremos habiendo aprendido algo o en el momento en que la vacuna esté dentro del cuerpo pues volveremos a las andadas. Yo que soy un optimista innato, aunque intento que mi optimismo no ralle con la temeridad o con la estupidez, tengo la esperanza de que hayamos aprendido algunas cosas elementales como que hay que fortalecer, cuidar y apoyar la sanidad pública y la industria nacional, que no se pueden tener las residencias de ancianos en manos de fondos buitres…. Yo con que hayamos aprendido esas tres cosas, me conformo.

–Tiene también en la calle la quinta entrega de la saga de Juan Urbano que, de alguna forma, guarda una conexión especial con ‘Memoria de la melancolía’...

–Tan especial como que la persona que sale en la portada del libro es María Teresa León. Es una historia de mujeres de su época, dos reales y una inventada, en los años 30 cuando desde el Gobierno de la Segunda República se fomentó la presencia de las mujeres en diferentes ámbitos, incluido el deporte. Se luchó por que existieran federaciones femeninas, porque se registraran sus marcas, al mismo tiempo estas chicas recibían una educación exquisita, se luchaba mucho por que hablasen idiomas, que hablasen inglés... Y, bueno, luego llegó la guerra y la dictadura y todo cambió al extremo contrario, a considerar que el deporte femenino era indecente, a que la ropa para practicarlo era atrevido y hasta decir que practicarlo era perjudicial para aquella función que, según decían ellos, era la principal de la mujer, procrear. Y, bueno, María Teresa sale en el libro citada varias veces y las protagonistas llegan a hablar con ella en el Lyceum Club.

–¿Ya tienen pensado cuál será el próximo título que alimente la colección de María Teresa León?

–Sí, estamos pensando sacar un libro de cuentos, uno de los mejores que escribió, un libro que se llama Morirás lejos.

stats