La otra pata del Plan Lector
Bibliotecas | Plan Lector de Cádiz
La Asociación Darwin imparte todos los jueves un taller de escritura con perros en el que los niños aprenden ante la presencia de los animales
Lolo es un hermoso pastor de brie de contundente presencia que pasea con solemnidad por la sala de usos múltiples de la biblioteca Adolfo Suárez de Cádiz, y que llama la atención de los niños que con naturalidad se sientan a su lado golpeándoles en el brazo con una de sus grandes patas. A su lado está Tina, caniche cruzado que, como contraposición, se mueve por la luminosa y amplia sala con el desparpajo y la soltura que le proporciona su diminuto tamaño, meneando el rabo para demandar las caricias de los más pequeños. Los animales son los dos canes del taller ‘El perro Leo’, una de las actividades incluidas en el Plan Lector Municipal de Cádiz, y la docena de niños que pululan a su alrededor son los participantes en este taller que dirige la Asociación Darwin y que pretende acercar el mundo de la lectura y la escritura, y también del dibujo, a los niños a través de las emociones y con los perros como valiosos aliados para crear un ambiente educativo motivador y socializador.
María Vázquez y Ana María Gutiérrez son las responsables de la asociación que acuden a la biblioteca de Puertatierra todos los jueves –el mismo día en que también llevan su actividad a La Viña– para coordinar este taller que los niños acogen con entusiasmo participativo y en presencia de sus padres, que participan también en la actividad y que no pierden ojo de la espontaneidad y responsabilidad con que sus hijos afrontan el trabajo que se les propone.
El día en que Diario de Cádiz visita este taller se les propone confeccionar un cartel con la imagen de un animal –perro o gato– que necesita ser adoptado. Son casos reales, tal y como establece el método Montessori que siguen en esta actividad educativa, por lo que los niños escriben y colorean en un folio, con la foto del animal, que después pueden llevarse para colgarlo en algún lugar público y lograr que alguien se interese por adoptar la mascota.
Se les pide que expliquen las características físicas del animal, sus cualidades y también que escriban un título que llame la atención de quien se acerque al cartel: ‘Busco familia’, ‘Llévame a casa’, ‘Acógeme gratis’, ‘Adóptame y te haré feliz’...
Las monitoras respetan el ritmo de cada niño en la elaboración de sus carteles, que se cuelgan en una cuerda antes de que cada uno de ellos lo presente al resto de compañeros leyendo en voz alta lo que ha escrito.
Y mientras se acaban todos los carteles, las monitoras colocan sobre el lomo del perro Lolo una especie de alforjas en las que colocan las letras de un gran puzzle del abecedario. De manera voluntaria, cada niño se acerca al perro con los ojos vendados, escoge al azar una letra y, palpando su silueta, debe acertarla y colocarla después en el puzzle que está en el suelo y que al principio del taller han construido a modo de “cama para los perritos”.
Las monitoras explican que en este taller, que en otras ocasiones se dedica a trabajar personajes históricos a partir de distintos textos, los perros actúan como “estímulo”, como “una motivación”, pues uno de los objetivos es trabajar las competencias emocionales y la socialización. Los niños, procedentes de distintos colegios y de edades también distintas, no se conocen en un principio y superan así sus temores a hablar en público. Las emociones son muy importantes en este taller educativo, y María Vázquez lo resume en una sola frase: “Creemos en las experiencias de aprendizaje que pasan por el corazón”.
La Asociación Darwin combina estos innovadores talleres lúdicos y educativos con otras actividades, también con los perros como núcleo motivador, destinadas a realizar terapias con personas mayores o con discapacitados donde las emociones y los vínculos afectivos juegan de nuevo un papel esencial.
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