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XI edición
Cádiz/Pocos lugares como el patio del Baluarte del Orejón para hablar de Fernando Quiñones en una bonita tarde de marzo. El sol generoso posibilita el encuentro con La Caleta como telón de fondo, como si no fuera delito llamar telón a este cachito de paraíso, y Blanca Flores, que sabe leer como pocos las situaciones, ya ha colocado dos sillas y una pequeña mesa en la solana del Espacio Quiñones para poder charlar a gusto sobre el presente, pasado y futuro de la Ruta Quiñones, que se celebra este sábado 13 de marzo y que nació hace 10 años gracias a su empeño y el de Juanjo Téllez.
Diez años, once paseos y hasta una lograda descendencia miran hoy a esta iniciativa cuyo objetivo fundacional “creo que está más que cumplido”, hace balance su impulsora que en la primavera de 2011 supo conectar “una figura muy gaditana que aglutinara diferentes facetas de la creación y del espíritu ciudadano”, es decir, Fernando Quiñones, con “el atractivo de una iniciativa tipo el Bloomsday de Dublín donde cada 16 de junio un grupo de personas salen a la calle para realizar diferentes actividades en torno a un personaje del Ulises de Joyce”.
“Un Bloomsday a la gaditana, es más, un Bloomsday quiñonesco, donde celebrar con un paseo cuajado de actividades la literatura, el cine, el medio ambiente, el teatro, el flamenco... Es que Quiñones era mucho... Tocaba prácticamente todos los palos”, precisa Flores que recuerda cómo hasta entonces “estaba un poco huérfana en la reivindicación de un referente cultural de esa enjundia”.
Con todo, la creadora de la Ruta Quiñones y presidenta de la Asociación de amigos del escritor (quizás el hijo más reconocido de la Ruta) reconoce que “para nada” imaginó que la propuesta que cada año se celebra con la llegada de la primavera perdurara en el tiempo. “Nos prestaron el megáfono la tarde antes, de camino compramos las pilas, y cuando llegamos al punto de encuentro te aseguro que no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Habíamos avisado a algunos amigos, claro. Juanjo y yo sabíamos que solos no nos íbamos a quedar pero jamás pensamos que en aquella primera ruta, a las diez de la mañana en el Bar Lucero, pudiera aparecer tanta gente. Y que la convocatoria fuera a más año tras año y todo lo que vino después... Eso ni me lo podía imaginar”, se sincera la autora del libro de Mijita a Mijita. El Cádiz de Fernando Quiñones.
En ese debut que rememora Flores fueron más de 250 las personas que emprendieron una ruta cuyas paradas aparecían en aquel primer cartel “que diseñó Luis Quintero”; una ruta “muy emocionante”, “cargada de sorpresas”, “y que se alargó más allá del almuerzo, que era en principio lo previsto, porque salieron muchos espontáneos a participar leyendo, cantando, y se fue hasta la tarde y casi la noche, lo que ya después se convirtió en un clásico”, explica la artífice que cae en la cuenta de que “quizás fue la gente, los propios participantes, los que le han ido dando forma a la Ruta”.
Una Ruta que desde el pasado año ha tenido que reinventarse y convertirse en virtual debido a la emergencia sanitaria. De hecho, la edición de 2020 se celebraba justo una semana después de la declaración del estado de alarma. “Imagínate teníamos todas las actividades preparadas, todo cerrado... Tras el anuncio, y unos días después, nos quedamos en shock, lo reconozco, pero luego reaccionamos y tiramos adelante. Creo que fuimos los primeros en Cádiz en empezar a hacer cosas virtuales a través de las redes, de hecho, gente nuestra hasta se crearon sus perfiles que hasta entonces no tenían”, recuerda “la locura” que formaron en aquellos pocos días antes de la celebración en un contexto donde, efectivamente, todavía no estábamos acostumbrados “ni a streaming, ni a reuniones por zoom, ni a videollamadas...”
“Lo más bonito –asegura Blanca Flores– es cuando la gente empezó a interactuar y a reaccionar. Así a las cosas que nosotros íbamos colgando en redes, que no eran si no las actividades previstas pero hechas y grabadas por las personas que las iban a hacer pero en sus casas, los espectadores iban contestando y haciendo sus propias grabaciones y homenajes; fue muy bonito pero hecho sin experiencia, así que la de este año, digamos, está mucho más trabajada y montada”.
Así, la XI Ruta Quiñones se celebra, digamos, en dos planos. El primero, tiene lugar a través de un programa especial en la televisión municipal a partir de las 10.30 horas de hoy titulado El tesoro oculto de La Caleta, “un programa donde hay un cicerone y que está protagonizado por Daniello Pradotti que nos ha ayudado muchísimo, además, con todo el montaje de los vídeos y de diferentes aspectos de la ruta virtual”, agradece Flores que también adelanta que hay una implicación muy especial de la Fundación Carlos Edmundo de Ory, “ya que también este año se cumplen 10 años de la muerte del poeta que tiene muchos nexos con Quiñones pues pertenecían ambos a la generación del 50”, detalla.
Un programa que pasará por diferentes puntos habituales de la Ruta Quiñones como el Pay Pay, el callejón de los Piratas, la biblioteca Celestino Mutis, Rosario Cepeda, la antigua sede de Diario de Cádiz, la librería Manuel de Falla, el propio teatro y, por supuesto, La Caleta y la escultura de Quiñones donde cada año se hace la ofrenda en señal de tributo. “Y en cada punto pues habrá actuaciones y muchas sorpresas... Va a estar muy bien”, observa Flores que explica que al término del programa continuará la historia a través del Facebook Fernando Quiñones con la Ruta virtual en la que se colgarán diferentes vídeos de los participantes y donde todo el que quiera puede sumarse a la iniciativa comentando, subiendo sus recuerdos y fotos sobre la Ruta, y sobre Fernando Quiñones hasta las 20.00 horas.
“Y ahí entra otra novedad de este año, el Concurso. Así, un jurado formado por tres personas seleccionará a los 10 seguidores que más activos, originales y quiñoneros se hayan mostrado durante la jornada de hoy. Sus nombres los daremos a conocer mañana y se les obsequiará con el libro Mijita a Mijita, por cortesía de la editorial Cazador”, explica la presidenta de la Asociación de amigos Fernando Quiñones.
Pero, ¿cómo ve Blanca Flores el futuro de la Ruta Quiñones? “Aunque hubo un antes y un después tras el Año Quiñones, imaginamos que este virus nos va a cambiar a todos y a nuestra forma de relacionarnos. Sin embargo, no podemos olvidar que somos seres sociales y este espacio, el Espacio Quiñones, es un lugar de encuentro en el que está puesta la confianza de muchas instituciones y la esperanza de muchos gaditanos del mundo de la cultura. Así que ojalá este espacio siga creciendo porque con él crecerá la Ruta Quiñones, ya que desde que nos vinimos aquí se realimentan profundamente. Así que ojalá, como te decía, siga creciendo y ojalá cojan el testigo de todo esto personas jóvenes porque, a fin de cuentas, la expresión cultural es lo que nos caracteriza como seres humanos y por mucho que se virtualice todo, eso no podemos olvidarlo”, reflexiona.
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