'Cabezología' o el misterioso vademécum de la cultura pop de Alonso y Roa
Libro ilustrado
El escritor y editor isleño y el dibujante gaditano unen fuerzas en un proyecto artístico que se erige como mucho más que una colección de relatos ilustrados
La obra se presenta este 16 de diciembre a las 19.00 horas en el Café Teatro Pay Pay
Cádiz/Un halo turbio, una pizca inquietante y un nosequé morboso, envuelve el ejemplar de Cabezología opus Vol. 01 que acaba de caer en mis manos. Quizás es una sensación realzada por los oscuros acabados de la editorial Cerbero, quizás son las líneas tan grumosas como, a su manera, extrañamente limpias de los dibujos de Jose Roa o puede ser que sea el índice en cuatro movimientos, a la manera de la ópera, que reparten los microrrelatos de Israel Alonso los que han sembrado esta especie de desasosiego que me dice que este libro tiene algo pero que muy especial. “No te equivocas... Todo esto viene de un extraño encargo...”, explican sus autores que este 16 de diciembre, a las 19.00 horas, presentan la obra en el Café Teatro Pay Pay.
Hay un relato para envolver estos relatos. ¡Qué bueno! Porque qué más da si Anton R. Heller es un nombre real, o no; qué importa a qué se dedica realmente su compañía, la Gaditan Black Co., si es que existiera, o no; y sumo, qué pasa si la historia que nos cuentan el ilustrador gaditano y el escritor y editor isleño sobre el origen de su primer proyecto al alimón parece escrita con la tinta de la del farol fenicio de Pericón... O no... El caso es que es una buena historia en la que Roa y Alonso son citados, cada uno por su lado, en un edificio que “nunca antes” habían visto en la Zona Franca por una empresa “multiservicios que parece que se dedica al comercio en ultramar”, barajan los autores de Cabezología que recibieron el encargo de “realizar un proyecto conjunto donde volcáramos nuestra idea de la cultura pop” por una cantidad parece que indecente y con total libertad creativa para afrontar la encomienda. El cierre es espectacular: “cuando intentamos ir otra vez a la sede, ya no estaba allí...”
“Como yo tengo una editorial (Cerbero) y también escribo y Jose es ilustrador y diseñador pues creímos que lo mejor era materializar el encargo en un libro”, explica, muy serio, Alonso, que propuso el título de Cabezología en homenaje – “lo robé vilmente”, confiesa– al arte de las brujas de Lancre (del imaginario de Mundodisco de Terry Pratchett) de aplicar a las cosas una suerte de psicología pragmática. “Un ejemplo de Cabezología, pues hablándole alto a los extranjeros tendrías el poder de que te entendieran”, clarifica.
“Bueno, nuestra Cabezología tiene que ver con eso pero también con una inmersión en nuestras propias cabezas. Como Anton en su encargo nos pedía nuestra propia visión del espíritu de un tiempo pues también este libro es una especie de introspección donde hemos querido incluir todo aquello que nos gusta y que es parte de nosotros”, completa Roa que riza el rizo materializando este propósito en una serie de cabezas, en perspectiva frontal, de diversos monstruos, escritores y sus criaturas y personajes con, en la mayoría de los casos, parecidos razonables con reconocibles hitos del cine y la literatura de género, terror y ciencia ficción.
Cabezas que son “el punto de partida” de los microrrelatos de Israel Alonso. “Es decir, que si Jose dibuja un vampiro, en la historia que lo acompaña no voy a hablar de ese vampiro concreto, a veces, hasta se convierte en una excusa para trazar una metáfora con algo más real, o no...”, me van volviendo loca los autores (¿estaremos ante el mismísimo Necronomicón?) que muestran la ilustración de un simpático chupasangre muy parecido al Conde Draco (Barrio Sésamo) junto a un microrrelato contado. Contado de contar. Uno, dos, tres... “¿Sabes que una de las características asociadas a los vampiros es la de contar? Si te encontraras con uno, tira una caja de cerillas al suelo porque se tendría que agachar a contarlas...”. “¡Ey, Isra, que nos vamos del tema!”...
La complicidad entre Alonso y Roa es notable. En esta obra y en la conversación. “Es que nos conocemos desde hace muchos años. De hecho uno ha enmarronado a otro en proyectos propios pero éste es el primero en el que vamos a cuatro manos”, se congratulan los artistas que comparten un universo que en Cabezología se resume (“y sólo es una parte”) en La Sangre (los vampiros), El Engendro (tributo a los monstruos clásicos de la Universal), La Musa (autores y criaturas) y Caos (un batiburrillo de iconos donde caben El Santo, Skeletor, la teniente Ripley...) Eh, ahí los cuatro movimientos de esta ópera de melodía pegadiza y absorbente.
“Al fin y al cabo se trata de devolver aquello que, desde las cabezas de otras criaturas, reales o imaginarias, hizo funcionar los engranajes de las nuestras propias”, dilucidan sobre este auténtico vademécum ilustrado de la cultura pop, sobre este curioso muestrario de sombras que, paradójicamente, iluminaron la creatividad de sus autores, sobre este misterioso álbum de páginas arrancadas y relatos tachados...
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