Otro pedacito del Cádiz almohade

Hallazgo edificio medieval

El hallazgo de un edificio con cinco estancias de época medieval vuelve a poner sobre la mesa la importancia de Yazirat-Qadis, que siempre ha estado a la sombra del Cádiz fenicio y romano

Restos del edificio de época almohade en la calle Barrocal. / Julio González

La historia de Cádiz siempre ha estado eclipsada por los encantos de Gadir y la fastuosidad de Gades. Pero aparte de fenicia y romana, también fue musulmana. La isla de Cádiz, Yazirat-Qadis, también brilló con luz propia bajo dominio almohade, cuando llegó a convertirse en la primera urbe andalusí incorporada al emergente imperio marroquí, que precisamente estos días vuelve a resurgir.

A esta época parece que pertenece el último hallazgo que se ha producido en esta ciudad, en la calle Barrocal, el de un edificio medieval con cinco estancias que casi con toda probabilidad era almohade, según María Eugenia García Pantoja, gerente de la empresa García Pantoja María Eugenia S.L, entidad que está al frente de esta intervención que dirige el arqueólogo Isaac Legupín.

Junto a estas estructuras ha aparecido material asociado, fundamentalmente cerámica de época medieval tanto cristiana como musulmana, con algún útil de cocina que no parece tener gran valor. Un descubrimiento que vuelve a destapar un pedacito de este pasado aún adormecido y que va resurgiendo a cuentagotas, pero que sitúa por primera vez en esta zona del arrabal –pues el núcleo era el barrio del Pópulo– los restos de un edificio con muros potentes, cuya funcionalidad aún investigan los arqueólogos.

Hasta el momento sólo han aparecido por los aledaños de Candelaria fosas o basureros con material medieval asociado, como los localizados hace ya tiempo en la calle Barrocal, Santiago o en Doctor Dacarrete.

Pero la silueta del Cádiz almohade se va completando desde descubrimientos anteriores. En 2014 tuvo lugar el último, cuando al hilo de unas obras de Eléctrica de Cádiz aparecieron los restos del acceso de la puerta del Arco de la Rosa, en el barrio del Pópulo, punto neurálgico del Cádiz medieval.

Un par de años antes, en 2012, se destapó en la calle Obispo José María Rancés –donde se estaba proyectando unas termas romanas que finalmente no vieron la luz– cimentaciones de época almohade, acompañadas de abundante material y enseres domésticos vinculados a estos vestigios. Entre ellos, una vasija almohade con la decoración típica de la época, piedras de molino y abundante cerámica.

Un yacimiento al que se suman otros cuatro repartidos por el barrio, que desde los años 80 –que comenzó la exhumación del Teatro Romano– han dejado al descubierto un tramo de muralla musulmana y de una torre minarete en la calle San Juan de Dios, abundante material cerámico en la Casa del Almirante y alguna estructura de edificaciones domésticas sobre las gradas del Teatro Romano. También se localizó un enterramiento en el barrio de Santa María que delimitaría el casco urbano.

Una ristra de hallazgos que junto a las crónicas, libros y estudios de temática islámica componen la fisionomía de Yazirat-Qadis. Uno de ellos es el artículo Cádiz en la Edad Media publicado en la revista RAMPA, de la UCA, que recogía los resultados de los trabajos arqueológicos en el antiguo Hospital de San Juan de Dios, que llevó a cabo la empresa Arqueologística S.L. En él se puso de manifiesto que la muralla medieval que tradicionalmente se asociaba a Alfonso X, se asienta sobre la muralla musulmana, fechada entre finales del XI y principios del XII, de modo que lo que hizo el rey cristiano fue terminar de repararla.

Los expertos también han situado a la mezquita mayor en lo que hoy es Santa Cruz, a tenor de una orientación hacia el sudeste, La Meca y a una torre campanario que no está pegada al edifico, lo que les lleva a pensar en un minarete. De hecho, en el grabado de Cádiz del Archivo de Simancas se observa sobre la torre del campanario de la Contaduría el denominado yamur, que es un elemento propio de las mezquitas .

Que el Cádiz almohade permanece a la sombra de Gadir se puso también de manifiesto en el Castillo de la Villa, construido sobre el Teatro Romano, donde se documentaron restos de viviendas en las que se aprovecharon las galerías del monumento como almacenes o vertedero.

Completan el imaginario de la ciudad las tres puertas del Pópulo, el cementerio que presumiblemente estaba en Santa María y el arrabal, donde existió un edificio cuya funcionalidad estamos a punto de descubrir.

Una ciudad estratégica en lo comercial y en lo militar

Cuando se implantaron las dinastías norteafricanas, se potenció la conexión entre los territorios de la Península Ibérica y el Magreb, momento en que Cádiz, una vez más, se posicionó entre las vías comerciales del Atlántico. Lo demuestra la abundante cerámica hallada en esta ciudad, muy estudiada por el doctor en Cerámica Islámica Francisco Cavilla. De su análisis se dedujo que Cádiz fue punto de paso de las tropas durante el dominio del imperio Almohade del Magreb, así como las distintas vías de distribución con las que se comercializaba con ciertos materiales de lujo. También recoge la importancia de Yazirat-Qadis un texto árabe que tradujo el profesor de Historia Medieval de la UCA Juan Abellán, que hace alusión al año 540 (1145), en relación al primer rezo almohade en una mezquita de Cádiz. Concretamente en la mezquita alijama, que era la mezquita mayor, por lo que parece que aquí existía más de una, como estimó Basilio Pavón.

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